Apenas unas bombitas de agua arrojadas por una parte del público ubicado sobre la Catedral y una de las veredas de Diagonal Norte fueron la principal contingencia del tranquilo y extremadamente custodiado paso de la antorcha olímpica por calles de Buenos Aires. Desde que a las 14.37 el remero Carlos Espínola pusiera en marcha el recorrido en la Costanera Sur, hasta que pasadas las 17.11, Gabriela Sabatini encendiera la llama olímpica ubicada en un escenario en el club Hípico Argentino, la antorcha vivió en Buenos Aires el recorrido más tranquilo de los realizados hasta aquí, comparado con los accidentados trayectos por Londres, París y San Francisco.
Rodeada por un fuerte operativo policial, cuyo costo fue de unos 150.000 pesos y superó a los de los jefes de Estado visitantes, la antorcha recorrió calles no demasiado pobladas, salvo las que rodean a la Plaza de Mayo, Diagonal Norte y los alrededores del Obelisco, donde si se vio una gran cantidad de público aguardando su paso.
Entonces, las previsiones y la buena voluntad de adherentes a asociaciones de derechos humanos, que protestaron pacíficamente contra las continuas violaciones de China (escenario de los juegos) sobre los habitantes del Tibet, determinaron que el representante del comité organizador, el jefe de Gobierno Mauricio Macri y los organizadores locales tuvieran una tarde tranquila. El viento amagó con jugarle una mala pasada a la antorcha cuando estaba por llegar a la 9 de Julio, pero los organizadores contuvieron la respiración y para alegría de todos luego de unos segundos que parecieron interminables, la llama volvió a brillar.
"Las Olimpíadas están por encima de los desacuerdos. Fue un éxito el recorrido de la antorcha, estoy satisfecho", resaltó Macri antes de retirarse del club Hípico Argentino. Además del momento de salida y llegada, lo más destacado del trayecto estuvo dado cuando Eduardo Guerrero le pasó la antorcha a la remera Mariana Garisoain, quien lo trasladó por el río, para luego cedérselo a Santiago Fernández, que lo depositó nuevamente en tierra, y la llegada al Obelisco, donde la antorcha fue recibida por una multitud."Le hemos trasmitido al mundo una imagen de cómo somos los argentinos: gente pacífica, respetuosa, que tenemos un fuerte espíritu olímpico, que nos gustan los juegos olímpicos y queremos ser parte de ellos", afirmó Macri al finalizar esta tarde el tramo argentino con una ceremonia realizada en el Club Hípico de Belgrano.
Mauricio Macri afirmó que el evento "fue un verdadero éxito, una fiesta y los vecinos participaron; así que estamos muy satisfechos con el evento" porque "dimos una buena imagen al mundo y mucha gente del mundo conoció Buenos Aires". En el acto de apertura, el jefe de Gobierno dijo que fue "un orgullo" el hecho de haber sido la Argentina y, en particular, Buenos Aires los únicos representantes latinoamericanos en recibir la Antorcha y agradeció al Comité Olímpico Internacional "por tamaña distinción".
"Buenos Aires, nuestra querida Ciudad, es una Ciudad de la diversidad, una Ciudad de la cultura, del deporte, donde el espíritu olímpico nos sienta y nos reconforta", subrayó el jefe de gobierno.
Afirmó que los atletas, que competirán en Beijing, y los ex deportistas argentinos que portaron el símbolo del olimpismo por las calles de la Ciudad "tienen que ver con nuestra historia, con la excelencia, con los valores, con la competencia y con el espíritu olímpico".
Una cerrada ovación coronó el recinto especialmente preparado en el Club Hípico Argentino cuando a las 17.11, tras 2 horas y 35 minutos de recorrida, la ex tenista y medalla olímpica de plata en Seúl 88 Gabriela Sabatini encendió el pebetero con el fuego de la última antorcha.
Allí compartió el escenario con Macri, la vicepresidente del Comité Olímpico Argentino, Alicia Masoni de Morea; el vicepresidente del Comité Organizador del Relevo, Lin Xiaohua; el Ministro de Desarrollo Social, Esteban Bullrich, y el Subsecretario de Deporte, Francisco Irarrazával.
El recorrido había comenzado en el anfiteatro Lola Mora de la Costanera Sur, donde Macri cedió la Antorcha al velista Carlos Espínola, quien inició la marcha de 13 kilómetros que atravesó Puerto Madero (incluyó un tramo por agua), Plaza de Mayo, el Obelisco, 9 de Julio, Avenida del Libertador y Figueroa Alcorta hasta el destino final. Entre los relevistas (80 en total) pudo verse, además de los remeros Guerrero, Fernández y Garisoain, al futbolista Andrés D'Alessandro, el ex arquero Ubaldo Fillol, los ciclistas Walter Pérez, Juan Curuchet y Marcelo Alexandre, al golfista Eduardo Romero, las Leonas Vanina Onetto y Magdalena Aicega, el rugbier Manuel Contepomi, los winsurfistas Santiago Lange y Serena Amato, el director técnico del seleccionado argentino de vóleibol Jon Uriarte, la ex tenista Paola Suárez, Nora Vega (patín), Alberto Heguy (polo), Pablo Chacón (boxeo) y Carlos Rodríguez (atleta paralímpico). La gran ausencia entre los relevistas fue la de Diego Maradona (iba a ser el primero en transportar la antorcha), quien se encontraba en México y no pudo regresar a tiempo a la Argentina.
El cierre de la jornada tuvo lugar en un escenario montado en el club Hípico, en el cual también se ubicó el pebetero olímpico, con un recital de Luciano Pereyra y Soledad Pastorutti, además de los clásicos discursos de las autoridades argentinas y chinas.
La Antorcha, de 72 centímetros de largo, casi 1 kilogramo de peso y hecho de una aleación de aluminio y magnesio, habrá recorrido 137 mil kilómetros cuando llegue a Beijing tras 130 días de periplo por el Mundo. El fuego partió esta noche con destino a la ex capital de Tanzania, Dar es Salaam, en un avión especial que los organizadores de los Juegos dispusieron para todo el trayecto. Esta será la última edición de los viajes de la Antorcha Olímpica, ya que el Comité Olímpico Internacional decidió terminar con el rito. No quieren más líos.