Tiger Woods no tiene paz. Luego del escándalo de infidelidades que tuvo que enfrentar y de internarse en una granja para adictos al sexo, el golfista Nº 1 del mundo volvió a pisar una cancha de golf y algunos se mofaron de él.
Una avioneta pasó por arriba del campo de golf donde se juega el Masters de Augusta con carteles que se burlaban del problema sexual de Woods. Uno de ellos decía: "Sex addict? Yeah. Right. Sure. Me too!” (“¿Adicto al sexo? Sí, claro. Seguro. ¡Yo también!”). Luego, la avioneta, volvió a pasar y llevaba otro cartel distinto: “Tiger: Do you mean bootyism?”, un juego de palabras de una supuesta nueva religión: una mezcla de budismo y la adicción al sexo.
Tiger no tuvo otra opción que bancarse la broma mientras que el público lo aplaudía y le daba ánimo.