La mejor forma de responder a un golpe es de la forma que lo hizo Racing anoche. No sólo ganando, sino haciéndolo con un equipo plagado de suplentes y sin dejar dudas ante un Colón que mostró su cara más pobre en Avellaneda. Ganó, gustó y goleó el equipo de Diego Cocca, que reencontró el camino luego de la dolorosa derrota por Copa Libertadores que había sufrido entre semana.
Ni tiempo tuvo la Academia para que se empiecen a escuchar esos murmullos que suelen aparecer cuando las cosas no están como se pretende. A los seis minutos, una serie de toques derivaron en el paraguayo Romero quien, de taco, dejó a Facundo Castrillón de frente a la defensa visitante. El ex Godoy Cruz apuntó y remató sin pensarlo. Su disparo salió fuerte y esquinado, y con una pequeña colaboración del arquero Broun. Uno a cero y el partido cambiaría para el resto de la noche.
Es que los santafesinos adelantaron sus líneas y dejaron espacios por todos lados. Si hasta ahora mostraron ser un equipo endeble, bajo la desesperación, fueron peores. Y en ese panorama el 10 blanco y celeste se hizo una fiesta. El paraguayo Romero se movió con total tranquilidad a espaldas del doble cinco sabalero e hizo lo que quiso. Su talento hizo que se ganara los aplausos de los hinchas con los pases de gol que le metió al uruguayo Núñez, y con el gol de penal que estiró diferencias.
El complemento fue más de lo mismo. Una aparición de Núñez sentenció la historia y desató la locura en el campeón. El descuento inmediato de Becerra modificó nada porque Camacho puso el 4-1. Racing siempre fue más con puntos altos como un Alvarado impasable, un Romero desequilibrante y un picante Núñez. Colón fue la contracara y mostró un nivel que debe haber dejado muy preocupado a más de uno.