El año terminó muy bien. Para Gago e Higuaín, que hicieron un paquete tan jóvenes, tan de ayer nomás, promesas. Para Russo, que llega a Boca a iniciar un camino que se merece de más dinero y mayor respuesta mediática. Para La Volpe, que puede elaborar su propia idea en un club donde podrá trabajar sin tanta prisa. Para Macri, que hizo un buen negocio con Gago y que, con la prepotencia natural del dinero, le quitó a su archienemigo el director técnico. Para Gámez y Ballestrini que, a su vez, entusiasmaron a La Volpe porque tienen el club más serio del país y se alegran, pobres diablos, de que a ellos nunca les gritaran: “¡Ladrón... devolvé la que te llevaste!”. Para Grondona, al que le dijeron preciosos discursos en la cena de Ezeiza. Para los que viajaron de arriba al Mundial y encontraron una manera de agradecer.
Para los conductores de River, que le compran un ramo de jugadores a Central o a su grupo inversor. Para el grupo de River, que ya hizo una diferencia brutal con una modesta inversión en cuotas que se paga con una parte mínima de las ganancias. Los millones van y vienen. Unos se llenan los bolsillos porque son promisorios artistas, y los más porque son artistas para los negocios. Para “sacar” primero hay que saber dar, nueva frase del fúbol, una copia, pero buena, de otra idea que se refería al propio juego. En medio de los millones que van y vienen, algunos empiezan de cero: los técnicos del enroque, sin ir más lejos. Russo sabrá si dejó algo por el camino, La Volpe sabe que encontró un poderoso aliviador para los disgustos de 2006. Ambos se dan un verdadero gusto y, a su manera, se lo merecen.
Todos necesitan suerte. Los pibes que se fueron al Real, porque no les será fácil hacerse un lugar en semejante plantel. Russo y La Volpe, que toman equipos que son menos de lo que fueron no hace mucho tiempo. Grondona, para negociar el fútbol sin quedar en la cuerda floja ante los medios que lo están mirando de reojo: “¿Ahora me venís con esto... vos, justamente vos?”, le preguntan. Los del grupo de River, para que las cifras obtenidas no deriven en un escándalo. Pero es toda gente de buena estrella. Gago e Higuaín, porque llegan a lo anhelado por cualquier jugador del planeta. Russo cumple un sueño. La Volpe tiene revancha inmediata. Los grupos, ellos mismos las nuevas estrellas del fútbol, para que no se sepa quiénes son y quiénes están en el medio. Todo es cuestión de cintura.
Higuaín esquivó a Bobadilla por eso, y siguió derecho al Real Madrid. Gago hizo pasar de largo a los volantes rivales, y la terminó con el mejor de los pases. Grondona, escapándole a un final de año de hecatombe. Macri se movió a sus anchas en el negocio con el Real, y la verdad es que le salió a lo Macri. Aguilar, que sabe decir cómo se tiene un club modelo, y modela la nueva estrategia económica del fútbol. El hit del año, no obstante tantos exitosos, son los grupos. Ahora quieren llegar a San Lorenzo y de paso colocar, como sucedió en Central, al técnico, que vendría a ser Ramón Díaz. El rotundo éxito actual y futuro del grupo inversor que Aguilar e Israel trajeron a River de un provechoso viaje a Inglaterra fue tanto que el grupo se entusiasmó, a tal punto que ahora ofrece 25 millones por un porcentaje de todo jugador que se venda durante la administración Aguilar. No es para menos.
¿Quién no estaría cerca del delirio si con 13 millones, en cuotas (5.200 que es lo ya pagado, 3.900 que ponen en estos días, ya aliviados por la superganancia que les dejó Higuaín, y el resto más adelante), puede hacerse de una ganancia en pocos meses que supere esa cifra? Dónde hay un 100 por ciento de beneficio en dólares, viejo Gómez, vos que seguís preguntando dónde hay un mango: los bancos no te dan nada por el dólar, sólo ofrecen tenértelos si te molestan bajo el colchón... Para eso, para lograr un rendimiento, lucro, provecho, fruto (ponga el lector más sinónimos no judiciables), están los dirigentes más talentosos del mundo. Los más, de lejos.