El jugador Alex Sandro de Souza Pereira, del Club Matonense, de cuarta división del campeonato estatal de Sao Paulo, murió el domigo a causa de un paro cardíaco durante un partido amistoso en la ciudad de Avaré.
Alex, de 29 años, cayó durante el partido y sus compañeros, cuando se dieron cuenta de la situación, intentaron reanimarlo, pero no tuvieron éxito. En el estadio de Avaré, al oeste de Sao Paulo, no había camillas, médicos ni ambulancias, según informó el canal Globo News.
El jugador falleció al llegar a un hospital. Al enterarse de la muerte de Alex, su tía, de 50 años, también tuvo un paro cardiaco y falleció.
No es el primer caso de futbolistas brasileños que mueren en el campo de juego. En 2004, el zaguero Serginho, del Sao Caetano, falleció nada menos que en el Estadio Morumbí, en un partido contra el Sao Paulo.
En 2003, Max, defensor del Botafogo, falleció después de un entrenamiento en la sede de su equipo. Anteriormente, en 1985, otro zaguero, Beto, del Moto Club, murió después de un infarto en un partido contra el Tocantins.