Así como el de Corea-Japón 2002 fue el Mundial de los blogs o el de Brasil 2014 el de la explosión de las redes sociales, el de Qatar 2022 es el Mundial de los streamers y los influencers. El de los nuevos lenguajes, las nuevas maneras de comunicación. Centennials y millennials ya no conciben escuchar o ver un análisis de un partido a través de los medios tradicionales, que tienen el privilegio de la transmisión de los partidos pero cada vez menos audiencia en el antes y el después de los noventa y pico de minutos.
En Qatar, quizá por primera vez en la historia de las copas del mundo, jóvenes con millones de seguidores en sus distintos canales de YouTube o Twitch cuentan lo que sucede en las calles de Doha o en el desierto del pequeño país árabe, mientras opinan o hablan sobre los avatares de la selección argentina y los demás equipos de la competencia. Todo con una estética gamer, luces de neón y colores encendidos.
El fenómeno, por supuesto, interpela a instituciones centenarias que deben aggiornarse, actualizar sus esquemas y estrategias de comunicación e innovar. En Qatar 2022, por ejemplo, la AFA inauguró AFA Estudio, su canal de Twitch, en el que entrevista o analiza –con un tono mucho más relajado que en la TV abierta o por cable– lo que viene pasando con la Selección en este Mundial. Cada emisión cuenta con alrededor de 50 mil visualizaciones, quizá poco si se lo compara con lo más visto, como Luzu TV o Paren la mano, pero mucho teniendo en cuenta que son las primeras semanas de esta experiencia.
La AFA advirtió el fenómeno y el cambio de paradigma, pero porque antes hubo varios canales que lograron una adhesión masiva, sobre todo entre los y las más jóvenes. Grego Rosello y Nati Jota, de Luzu TV; Luquitas Rodríguez, de Paren la mano (Vorterix), o el ahora youtuber Flavio Azzaro viajaron a Qatar y representan algunos ejemplos de que este es un Mundial bisagra en ese sentido: las coberturas, los análisis y la información van por otro lado, bien lejos de los canales que mantienen el privilegio –y los derechos– de la transmisión de partidos, pero no mucho más.
Eso también molesta y genera algunos cuestionamientos inimaginables en otros tiempos. La derrota de Argentina contra Arabia Saudita en la primera fecha del Grupo C originó una caza de brujas entre varios influencers que viajaron a Qatar y fueron tildados de “mufas” en redes sociales. El más mencionado por los haters fue el Chapu Martínez, quien se había hecho conocido en el Mundial de Rusia 2018 por el video hit Traeme la copa, Messi. El propio Martínez publicó en sus redes un video en el que pidió por el fin del hostigamiento y hasta contó que fueron amenazados él y su familia.
Martín Pérez Disalvo, el streamer argentino más conocido como Coscu, salió a defenderlo y a pedir que dejaran de atacarlo: “Yo no soy nadie, pero sé que tengo llegada… Les pido por favor que paren, porque me choca mucho ver cómo están destruyendo a un colega. Amenazando a la familia de un pibe que no les hizo nada y que claramente no tiene la culpa. Pónganse a alentar y paren con el odio gratis”, tuiteó. No se podría entender hace algunas décadas o hace algunos años. Pero todo, especialmente la comunicación, cambia.