Quizá tenía que pasar todo esto para que Boca jugara bien, para que goleara, para que combinara pases y jugadores y para que el clima de tensión que subió esta semana se redujera. Todo esto: el despido de Hugo Ibarra luego de dos derrotas consecutivas, la negativa del Tata Martino a la propuesta que llevaron Juan Román Riquelme y Chicho Serna, el tendal de operaciones de representantes y entrenadores para postularse o posicionarse y, encima, las elecciones de diciembre que recalientan cualquier tema o aspecto. Quién dice que la minicrisis de Boca pudo haberse terminado ayer en Barracas, un barrio convulsionado por su presencia: el equipo del interino Mariano Herrón venció a Barracas Central por 3 a 0 y subió algunos escalones en la tabla XXL de esta Liga Profesional de 28 equipos.
Uno de los síntomas de que algo pudo haber cambiado fue el rendimiento de Guillermo “Pol” Fernández: el mediocampista resultó el eje del funcionamiento del equipo. Porque además de regular la velocidad, llegó al arco y convirtió: hizo el tercero tras una precisa combinación colectiva y una asistencia exquisita de Benedetto, y hasta pudo convertir otro.
Fue un partido de un solo tiempo. Todo lo importante –y los tres goles– se dieron en ese período. El segundo estuvo de relleno: el ritmo lo volvió a imponer Boca, que se mostró siempre más cerca del cuarto tanto que Barracas del descuento, sobre todo por las acciones que comandaron Pol Fernández y Villa.
Surge una pregunta, de las que por lo general se crean luego de las salidas de los técnicos: ¿cómo puede ser que estos mismos jugadores hayan mejorado tanto con respecto a lo que venían mostrando? No necesariamente hay que hablar de una camarilla, sino de algo más vinculado al estado de ánimo o mental de los futbolistas: la salida de un entrenador genera, inexorablemente, un reseteo en cada individualidad. Ese reseteo hace que todo vuelva a cero y que cada jugador intente lo que ya no intentaba. “Esto es un juego y hay muchas cosas detrás”, dijo Pol Fernández cuando terminó el partido.
Lo que hay detrás es justamente eso: una carga anímica que muchas veces incide en el juego y en las actuaciones individuales, algo que Boca venía sufriendo, sobre todo con sus mejores jugadores.
Ahora tendrá que validar lo que sucedió ayer por la tarde en Barracas en el torneo que reclama cualquier hincha xeneize: la Copa Libertadores. El jueves, ante Monagas en Venezuela, será la primera oportunidad para hacerlo.
Frases
◆ “La cancha de Barracas no es fácil. Hicimos un gran trabajo”, dijo el arquero Sergio Romero luego del triunfo xeneize. También se refirió a la búsqueda del nuevo técnico: “Sabemos que el Consejo de Fútbol está trabajando. Tenemos un gran respeto por el entrenador que está hoy, que es Mariano, y debemos hacerle caso en lo que nos indique”.
◆ Por su parte, la figura del encuentro, Pol Fernández, aseguró: “Tenemos que seguir en este camino, sea quien sea el entrenador. Tenemos un gran plantel y hay que recuperar el nivel que nos llevó a los títulos del año pasado”.