Otro fin de semana con ruptura de códigos futboleros. Esta vez sin entrenadores en el foco de las atenciones. Los ‘infractores’ al sagrado código de vestuario fueron dos jugadores con mucha prensa: Juan Sebastián Verón y Teófilo Gutiérrez. Uno para bien, el otro para mal. Uno poniéndole -con su mejor tinta- el sello final a una campaña impecable. El otro, reincidente, violando la correspondencia a la sensatez.