“Cuando era chico mis papás jugaban al tenis entre sí. Cada vez que los veía entraba a la cancha raqueta en mano y los enloquecía para que me dejaran participar. La única forma que encontraron para contenerme fue… ¡atándome a la red!”, dice Horacio Zeballos. Es que su destino estaba marcado. Su padre fue (y es) dueño del Edison Lawn Tenis, un club en Mar del Plata en el cual Guillermo Vilas entrenaba asiduamente. Así, entre los drives, drops y reveses de Willy, forjó primero un hobby para más tarde encontrar lo que sería su trabajo.