DOMINGO
Género

Dominio y estigmas

16-4-2023-Logo Perfil
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En sus nichos y procesos, el feminismo ha expresado el anhelo de las mujeres de hacer realidad las promesas contenidas en el paradigma utópico de la modernidad: igualdad, desarrollo, progreso y democracia, y de sus principios de universalidad, diversidad y no exclusión, en pos del bienestar y la calidad de la vida, la vida libre de violencia.

Las feministas de cada generación nos hemos dado cuenta de que la utopía moderna tampoco incluye a las mujeres como sujeto. Las claves de la modernidad son atributos que conforman condiciones de género de los hombres en el mundo patriarcal. Son también estructuras y relaciones sociales que garantizan el uso de poderes, privilegios y prerrogativas monopolizadas y potenciadas por ellos en cada estrato y categoría. Mujeres de los tiempos modernos se han inspirado en esas claves y han anhelado para sí y para su género las que garantizarían su desarrollo y bienestar, a las que atribuyen la posibilidad de desterrar los cautiverios.

Propiciar la utopía ha implicado para las feministas extirpar el poder de dominio de los hombres y construir poderes vitales para la emancipación de las mujeres que no dañan a nadie y son indispensables para vivir: están cifrados en un puñado de satisfactores de necesidades básicas y estructurales, unos cuantos derechos humanos y otro tanto de libertades.

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Los movimientos feministas nos convocan a resistir, rebelarnos y garantizar la pertenencia al mundo de nuestras congéneres y la propia, con derechos y libertades normados en un nuevo contrato social de género: la democracia genérica. No basta con que unas mujeres tengan acceso a bienes y oportunidades; se trata de trastocar el orden político de dominación de género de los hombres, desmontar las desigualdades, crear condiciones de igualdad y solidaridad entre mujeres y hombres y erradicar todas las formas de discriminación y violencia. Se trata de un nuevo paradigma civilizatorio.

El análisis integral conduce a la necesidad de desmontar, de manera simultánea, otros supremacismos y pautas de dominio de edad, clase, casta, etnia, condición sexual, de salud y capacidad. La dimensión intersectorial de la perspectiva de género sostiene que los sujetos sociales están constituidos por varias condiciones sociales simultáneas, cada persona, mujer u hombre, pertenece a varias organizaciones sociales y sistemas normativos, y la condición de género es transversal a todos los grupos y categorías sociales.

Cada condición en su dimensión opresiva genera formas específicas de opresión y discriminación, condiciones sociales e identidades, relaciones sociales y modos de vida; concepciones del mundo, de la vida y de la muerte están contenidas y representadas en filosofías e ideologías, lenguajes, formas de trato, ritualidad, creencias, mentalidades, aspiraciones, proyectos de vida.

El poder de dominio está presente en el poder de los hombres mayores sobre mujeres, niñas, niños, adolescentes, jóvenes, ancianos y ancianas, quienes discriminan o son discriminados por su edad y generación. El racismo se desprende de la condición e identidad cultural, étnica, racial, lingüística y religiosa. El clasismo emanado de la clase y la estratificación social de castas y estamentos está presente en la discriminación por origen y situación de clase o étnica, pobreza, discapacidad y marginación.

Otros estigmas basados en prejuicios se asocian, por ejemplo, a ser indígena, niña, joven, adulta o anciana. Y, derivadas de la sexualidad, la nubilidad, la virginidad, la multiparidad, la infertilidad y otras. Pertenecer a la clase trabajadora, a alguna etnia, ser originaria de un pequeño pueblo o de una megalópolis, o ser parte de cualquier categoría bajo dominio, ser lesbiana o trans, coloca a la mujer en un estamento patriarcal de doble o múltiple opresión, y la conduce a variadas desigualdades. Cada marca de condición social y de identidad impacta la condición de desarrollo de las personas y se concreta, por ejemplo, en su exclusión del estudio, el empleo, el ingreso, la salud y la participación en la toma de decisiones políticas sobre asuntos de interés social.

La discriminación se ceba sobre indicadores del desarrollo humano. El género está asociado a las categorías que configuran a cada persona, que siempre incluyen el género. Es palpable incluso en la terminología. Hay conceptos mixtos de género y edad: niña, vieja, adolescente, joven. A mayor dominación genérica, clasista, racista, excluyente, mayor discriminación, desigualdad y estigmatización. Las categorías que definen al ser en las mujeres impactan la existencia, al ser convertidas en estigma. Por eso afectan de manera negativa la autoestima y bloquean el empoderamiento de las mujeres.

Es preciso reconocer la simultaneidad de los daños a la autoestima de las personas discriminadas por el hecho de ser lo que son. Ser estigmatizadas produce en las mujeres vergüenza y culpa, desconfianza e inseguridad. La baja autoestima se manifiesta en actitudes, lenguajes y afectos de timidez e inseguridad que pueden limitar el desarrollo de las mujeres e inhibir su atrevimiento y creatividad, produciendo rechazo, desvalorización y desprecio social contra las mujeres.

Claves feministas para la autoestima de las mujeres, S XXI Editores. (Fragmento).