Todos los latinoamericanos estamos viviendo un cambio de era. La revolución digital se aceleró a partir de la pandemia del covid-19, impactando en nuestras vidas cotidianas. A su vez, el orden global avanza en su transición generando mayor incertidumbre sobre nuestro lugar en el mundo. El futuro es incierto, como siempre lo fue, pero lograr interpretarlo en un presente tan confuso genera aun mayor incertidumbre. El desafío que todos los latinoamericanos tenemos por delante es doble:
1. Entender las transformaciones que están pasando en el mundo (la revolución digital y la evolución del orden global).
2. Adaptarnos a ellas para ser beneficiarios del cambio de era. El cambio de era ofrece grandes oportunidades de progreso individual y desarrollo colectivo; sin embargo, no nos va a esperar, por lo que la oportunidad puede pasarnos por delante sin siquiera notarla. El mundo no va a explicarnos hacia dónde va y darnos un lugar para que progresemos en nuestros propios tiempos. Por el contrario, la pandemia del covid-19 nos dio muestras claras de que contamos con nosotros mismos, nuestras familias o círculo íntimo de confianza y no mucho más. Por eso, la habilidad de entender lo que viene y adaptarnos a la dinámica del futuro –que ya empezó– nos permitirá ser beneficiarios del nuevo tiempo que afronta la humanidad. ¿Qué implica entender la transformación que está pasando en el mundo? La revolución digital se aceleró aun más con la pandemia e influyó en aspectos impensados de nuestras vidas. Antes del covid-19 ya utilizábamos nuestros teléfonos celulares para tomar decisiones en una variedad de temas en nuestro quehacer diario: desde cómo llegar a un lugar, cómo vestirnos en función del clima, hasta incluso analizar lo que está pasando en el mundo en función de nuestros propios intereses. La pandemia facilitó la adopción de la tecnología en aspectos a los que no estábamos acostumbrados (desde una consulta médica, reuniones de trabajo, interacción con los gobiernos para una amplia variedad de trámites, hasta salir sin billetera de nuestras casas porque todo lo que necesitamos está en nuestro dispositivo móvil). El teléfono celular ya se transformó en un “asistente” de nuestras vidas que –en teoría– facilita nuestro proceso de toma de decisiones. Sin embargo, lo que hemos dejado ingresar en nuestras vidas es mucho más que un teléfono, es la convivencia con la inteligencia artificial. ¿Y eso qué implica? La convivencia con la inteligencia artificial es lo que está transformando el mundo del futuro y es prioritario entenderlo porque afectará la vida de todos, con incidencia directa en “cómo” progresamos –o no– individualmente. ¿Qué es la inteligencia artificial? Es la combinación de algoritmos alineados en máquinas para generar capacidades similares a las del ser humano. En términos simples, la máquina está diseñada para estudiar qué nos gusta y qué no nos gusta para poder darnos respuesta a nuestras consultas, favoreciendo lo que nos gusta. La revolución digital está más cerca de lo que creíamos. Todos la vivimos diariamente. ¿Qué supone la revolución digital en nuestra vida diaria? La erosión de nuestra capacidad de pensar libremente y decidir. Más aún, la propia inteligencia artificial hace complejo entender la dimensión de las transformaciones que están pasando en el mundo. No hay reflexión profunda. No hay mirada interior. No hay un alto en el camino. Por el contrario, la frivolidad de las redes sociales y la astucia de la inteligencia artificial nos alimentan el ánimo por seguir en un recorrido que parece “feliz”, pero que es profundamente frágil. (…)
El desafío es tomar el riesgo de avanzar hacia el conocimiento de la verdad o permanecer en la ignorancia. Los latinoamericanos vamos a tener que hacer este recorrido –el de salir de la caverna– de forma individual por necesidad toda vez que nuestros gobiernos sigan fracasando en encontrar un modelo de desarrollo sostenible en el tiempo que nos permita progresar. ¿Qué podemos esperar de nuestra dirigencia política? Parece que poco, por lo menos en el futuro inmediato. ¿Cómo podemos encontrar la salida de la caverna? ¿Cómo nos adaptamos al cambio de era para ser beneficiarios del nuevo tiempo? ¿Cómo aprovechar la transición del orden global para construir un camino de progreso sostenible? El desafío de América Latina pasa por ahí. Todos los latinoamericanos estamos en la misma situación. Somos casi un 10% de la población del mundo y sin embargo la sensación de adversidad para progresar es compartida, porque crecer en Estados “casi” fallidos es difícil. (…). ¿Cómo hablar de la incidencia de la inteligencia artificial en nuestras vidas cuando ninguno de los países de la región resolvió todavía el tema de agua potable y cloacas? Lamentablemente es así: conviviremos con la incidencia de la inteligencia artificial mientras seguimos también conviviendo con zonas que no acceden al agua potable ni tienen servicios sanitarios. ¿Por qué? Porque la revolución digital no espera. Porque el futuro ya empezó, modificará cómo vivimos y no hay forma de pararla, sino de entenderla y adaptarnos.
*Autor de Desarrollo. Editorial Sudamericana. (Fragmento).