DOMINGO
Racismo

Lenguaje provocativo

16-4-2023-Logo Perfil
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Fue una discusión con una compañera de trabajo que comenzó donde comienzan muchas discusiones con compañeros de trabajo hoy en día: en internet. Esta compañera de trabajo había publicado un meme que decía que las personas pobres debían realizarse una prueba de detección de drogas si querían obtener beneficios sociales. Ya sabés el tipo de posteo del que estoy hablando, esos que tienen un mensaje como: “Si debo hacerme una prueba de drogas para conseguir un trabajo exigente, vos también deberías hacértela para obtener todas esas cosas gratis que pago con mis impuestos con los dólares que gano trabajando”.

He visto estos memes innumerables veces y siempre me revuelven el estómago. Señalé que, siendo una persona que desde pequeña recibió asistencia social y fue sometida a esta mentalidad durante toda su infancia, considero que este tipo de estigmatización realmente perjudica a los pobres que solo intentan sobrevivir. Los pobres no deberían tener que demostrar cuánto merecen tener un techo sobre sus cabezas y la posibilidad de alimentar a sus hijos.

Hay algunas maneras de reaccionar cuando alguien te dice que, con tu lenguaje, lo estás dañando de manera involuntaria. Esperaba una disculpa o tal vez solo una rectificación breve, sin embargo, mi compañera de trabajo decidió redoblar la apuesta con sus afirmaciones y agregó que pensaba que las personas pobres también deberían ser esterilizadas porque “muchas mujeres se aprovechan del sistema y tienen más niños para obtener más dinero”. (…)

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La discusión se comenzó a acalorar cuando mi compañera de trabajo intentó explicar que no había tenido la intención de ofenderme a mí ni a mi hermano (que trabajaba en la misma empresa y estaba presenciando esta discusión en línea), pero que tal vez yo debería estar “menos enojada”, ya que esa es la razón por la que personas como yo tienen una mala reputación. Nota: el uso de la frase “personas como vos” en una conversación es una buena advertencia de que nos adentramos en un terreno bastante racista. (…)

Al día siguiente, le conté a un amigo sobre el incidente. Todavía estaba muy molesta por lo que había pasado la noche anterior. Lo creas o no, al igual que la mayoría de las personas, solo quiero vivir en paz y no tener discusiones de cuatro horas sobre raza y pobreza en internet. Y siempre es un dolor de estómago darse cuenta de que alguien que se sentó al lado tuyo durante meses, o incluso años, alberga en secreto puntos de vista que niegan tu humanidad básica como mujer negra. No importa cuántas veces suceda, aún no me acostumbro.

—Es realmente difícil darse cuenta de que estuviste sentada al lado de alguien capaz de ese nivel de racismo –le expliqué mientras tomábamos un café.

—Uy, uy, uy, Ijeoma –interrumpió mi amigo, literalmente levantando una mano para evitar que siguiera hablando–, no nos adelantemos.

—¿Perdón? –pregunté, aturdida y confundida.

—No podés ir por la vida diciendo que todo es racista. Guardá ese término para los temas importantes. Ya sabés, para los nazis, la quema de cruces y los linchamientos. Si usás ese lenguaje tan provocativo, solo lográs alterar a las personas.

Deseaba tanto que fuera un malentendido. Deseaba tanto que tal vez, simplemente, no supiera lo nocivo que es el racismo cotidiano, y que, una vez que lo supiera, cambiara de opinión. Intenté explicarle el peligro real del racismo desenfrenado y las microagresiones a las personas de color. Pero no estaba dispuesto a escucharme. Existen casos de “verdadero racismo”, tal como lo definió, que es un tipo de racismo terrorífico posterior a la reconstrucción, y existen los casos que yo mencionaba (que no se sentía cómodo categorizando, pero estaba bastante seguro de que no eran gran cosa), es decir, los recordatorios diarios sobre el hecho de que soy inferior, algo que debería aprender a superar o confrontar de una manera más agradable. Luego, me dijo que su abuela, por ejemplo, hacía algunos comentarios racistas, pero era una persona amable y sería cruel llamar “racista” a una anciana inofensiva, lo que solo la haría más racista. Le parecía mucho más importante que los blancos que estaban propagando y defendiendo el racismo se libraran de las consecuencias de ser acusados de racistas que evitar que su amiga negra padeciera los efectos de ese racismo. (…)

Probablemente, una de las señales más reveladoras de que tenemos problemas para hablar de raza en los Estados Unidos es el hecho de que ni siquiera podemos ponernos de acuerdo sobre la definición de racismo. Si leés casi cualquier debate sobre raza y racismo en línea, verás que la discusión se centra en quién es racista, quién no lo es y quién tiene derecho a afirmar que es víctima de ese racismo.

*Autora de ¿Querés hablar de racismo? Editorial Godot (Fragmento).