DOMINGO
Democracia y acuerdos

Qué capitalismo piensa Milei

16-4-2023-Logo Perfil
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Cuarenta años después del retorno de la democracia, la Argentina tiene frente a sí problemas ya conocidos pero hoy agravados: la pobreza al 39,2%, la baja calidad de la educación y, en lo económico, la inflación de tres dígitos y un muy modesto crecimiento del producto per cápita. A ello se le suma la abultada deuda financiera y la escasez de divisas que genera el déficit externo. Son problemas estructurales que requieren bajar la inflación, sostener el empleo, combatir la extendida evasión impositiva, subsidiar a los de-socupados, pagar las deudas y aumentar las exportaciones, así como terminar con las rentas de privilegios que paga toda la sociedad con la inflación. ¿Puede llevar adelante estas tareas, uno de los dos proyectos que dominaron la vida económica argentina, el nacional popular o el liberal, prescindiendo del otro o, más aún, en contra del otro? Hasta ahora, no fue posible o, por lo menos, los resultados demuestran lo contrario.

En estos momentos se agregan otros factores que no estuvieron tan presentes hasta ahora. Nos referimos a que la democracia estuviera puesta en cuestión en sus cimientos mismos. Algunos acontecimientos llevan a expresar preocupación. El atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue el primer hecho de violencia desde los asaltos carapintadas y el copamiento del cuartel de La Tablada. Si bien el intento de magnicidio fue condenado por todo el arco opositor, sobresalió, sin embargo, el silencio de la presidenta del principal partido de la oposición, el PRO. 

Otro, y no menos preocupante, es la emergencia en los sondeos de opinión de una tercera fuerza en crecimiento, La Libertad Avanza, con un líder disruptivo como Javier Milei. ¿En qué tipo de capitalismo piensa Milei?, ¿uno en el que se reduce drásticamente, con la “motosierra”, la presencia del Estado en la economía y en la protección social?, ¿qué tipo de sociedad?, ¿una en la que todos los individuos se esmerarían en obtener lo mejor de ellos mismos, para progresar sin necesidad del Estado y la que el mercado puede asignar un precio también al libre comercio de órganos humanos? Al mismo tiempo, Milei profesa una ideología conservadora que lo lleva a estar en contra del feminismo y del derecho al aborto. Para el libertario, y en contra de la evidencia comparada, una forma de combatir la inseguridad es permitir la tenencia individual de armas de defensa. ¿Cómo piensa las instituciones Milei? Se sabe poco, pero, como Macri y Bullrich, también Milei olvidó condenar al régimen militar el último 24 de marzo en el aniversario del golpe de Estado de 1976. Tal vez haya querido dar con esto una señal de diferenciación respecto del arco político democrático al que llama despectivamente “la casta”, a la que él viene a combatir. Para Milei no solo los kirchneristas sino también los radicales y los moderados del PRO son zurdos. Más precisamente “zurdos de mierda”. Hay que decir que las posturas de Milei encuentran oído en jóvenes y en sectores medios y bajos que se sienten abandonados por el Estado y para quienes el problema es la política misma. Son los que se sienten atraídos por la propuesta de “si no te protege el Estado, armate y no pagues más impuestos”.

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Otras señales que ponen en riesgo la democracia son más estructurales y vienen de la inflación, que aumenta la pobreza, sobre todo en las barriadas populares de las grandes ciudades, y deteriora las expectativas de mejorar el estándar de vida de la clase media. Así también el aumento de la inseguridad ciudadana y particularmente, como en Rosario, el creciente poder de bandas armadas de narcotraficantes que extienden sus brazos sobre el Estado provincial y que ponen en entredicho la solidez de las instituciones. A socavar las mismas también contribuye la crispación política espoleada por algunos medios de comunicación que han ido perdiendo profesionalidad.

Pero, por el momento, ni siquiera estas señales amenazantes lleva a los políticos de los dos grandes bloques a acuerdos mínimos sobre la economía, sobre la incorporación de los grupos populares y sobre las instituciones. Pero, ¿son posibles estos acuerdos? ¿O son solo declamatorios, como cuando se dice, con más entusiasmo que sentido de la realidad, que se necesita algo como un Pacto de la Moncloa en Argentina?

*/**Autores de ¿Otro futuro es posible?, editorial Mónadanomada. (Fragmento).