ECONOMIA
Inflación e inseguridad

Alerta empresaria: "La gente no llega a fin de mes y no sabe si llega a su casa viva o en un cajón"

Preocupa una exacerbación del descontento popular. Con un nuevo piso del 7% en el IPC, exigen una vuelta atrás de una suba impositiva, o prometen más remarcaciones.

Massa con empresarios
Massa mantiene diálogo con los grandes empresarios del G6 | NA

El círculo rojo entró en alarma. Los empresarios comenzaron a ver señales de hartazgo social ante la constante suba de precios. Esta situación generó un clima de hostilidad, que puede poner a comercios e industrias en el centro de las críticas por la imparable inflación. El problema es que el sector privado reconoció un nuevo piso del 7% mensual en el ritmo de remarcaciones y pronosticó más presión por nuevos costos impositivos. Para las consultoras, el IPC de marzo estará en torno al 7,3%, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó por una suba del “descontento social”.

Hay dos señales que los empresarios tomaron como señal inequívoca de la situación: la alerta internacional, del FMI; y la crisis de inseguridad, que volvió al tope de las noticias. Este lunes, en medio de los reclamos por el asesinato en La Matanza del chofer de colectivos Daniel Barrientos, y con las agresiones al ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, el miedo golpeó al mundo empresario.“Estamos muy preocupados. En la calle ves mucha bronca con los precios y esto puede producir descontrol. Mirá lo de Berni”, admitió, ante PERFIL, el dueño de una empresa con sede en el conurbano bonaerense, corazón del “descontento social” por el efecto de la pobreza.

“La gente está preocupada por dos cosas fundamentales: una, que no llega a fin de mes; y, la otra, es que no sabe si llega a su casa viva o en un cajón”, sentenció el presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Mario Grinman, en diálogo con PERFIL. Y fue más tajante, aún: “es tremendo lo que sucede con la inseguridad, y existe una falta de reacción total de los gobernantes de todos los sectores políticos, porque están más preocupados por el año electoral”.

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Sucede que en el establishment se agrandó el fantasma del estallido social, a partir del malestar que circula entre los desocupados y trabajadores informales, pero que ahora también alcanza a los empleados registrados que están por debajo de la línea de la pobreza, y que conviven en las fábricas, comercios y obras de construcción. “La caída del poder adquisitivo está cada vez más acentuada, y ya hay quejas a diario”, se alarmó el dueño de una fábrica, consultado por este medio.

“Es una olla de presión”

Los empresarios del sector productivo, que conviven a diario con sus empleados, notaron que “la gente no tiene plata y cuida mucho lo que compra y cómo gasta el dinero”. “En una palabra,ya se nota la caída de poder adquisitivo,por lo tanto, la venta está por debajo del nivel general que se observó durante el año pasado, y esto va a hacer que las empresas y los comercios se cuiden de incrementar de más, porque no le vendés a nadie”, se sinceró otro dueño de empresa.

Si bien se encargan de marcar diferencias con la crisis de 2001, el círculo rojo graficó la situación macroeconómica actual como una “olla de presión”, que está al borde del estallido de manera constante. Y si bien ven en Sergio Massa a un ministro con “espalda política” para implementar un plan de ajuste a contramano de las recetas del kirchnerismo, consideran que las medidas que se toman en el Palacio de Hacienda “sólo patean para adelante las decisiones de fondo que deben tomarse”. “Se toman medidas desesperadas para no empezar a hacer lo que tienen que hacer”, sentenció una de las fuentes consultadas. En otras palabras, achicar el déficit fiscal con un ajuste a la medida que pregona el FMI.

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El cálculo es claro para las empresas: si el Gobierno decide avanzar en un aumento en los costos financieros del sector productivo, a partir de la caída de un certificado que excluía un pago de IVA y de Ganancias para las grandes empresas importadoras, serán trasladados a las góndolas. Con esa bandera de guerra, el sector productivo promete intentar poner en jaque a la medida tomada por la AFIP a través de una fuerte presión sobre la inflación.

Según el cálculo empresario, la medida de la AFIP pueden encarecer los costos de algunos artículos importados en el orden del 16%. Teniendo en cuenta que el 87% de lo que se importa son productos básicos, imprescindibles para la producción nacional, Grinman afirmó que “se va a trasladar sí o sí a los precios”.

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“Estamos preocupados con la nueva disposición de la AFIP, porque incrementa los costos y afecta a todo el mundo, ya que las mipymes y pyme no son importadoras, pero se abastecen en el mercado de distribución, que es donde se van a incrementan de los costos. Eso inevitablemente se trasladará a precios”, confirmó uno de los empresarios consultados. ¿Y si no venden, qué sucederá?: “A las empresas no le sobra nada. Esto va a hacer que haya pymes que cierren y dejen gente en la calle”, respondió.

La Resolución General 5339/23, que suspendió el certificado de exclusión en IVA y Ganancias para importadores hasta el 31 de diciembre, logró reactivar al Grupo de los Seis (G6), que en un comunicado conjunto puso en duda el abastecimiento para rubros sensibles. Para los jefes de las entidades que agrupan a la banca argentina (ADEBA), la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el comercio (Cámara Argentina de Comercio), la construcción (CAMARCO), el campo (SRA) y la industria (UIA), la decisión de la AFIP esconde “un intento de desfinanciamiento del próximo gobierno, porque le saca recaudación por haberse quedado con este dinero”. Está claro que, en ese ámbito, dan por descontado el arribo de la oposición a la Casa Rosada desde el 10 de diciembre próximo.

La palabra del Fondo. Los pronósticos de las consultoras

“Una inflación más alta y un crecimiento mucho más bajo podrían alimentar el descontento social y socavar el apoyo al programa, particularmente dado el ciclo electoral. En este contexto, la planificación de contingencias y la formulación ágil de políticas serán indispensables para mejorar la probabilidad de éxito del programa, y es posible que se requiera un endurecimiento adicional de las políticas y ajustes de las políticas cambiarias”, sostuvo el FMI en su staff report que publicó este lunes por la noche, en donde se pudieron ver los reclamos al plan económico, los reproches al déficit fiscal y un pesimismo sobre el éxito del programa, ante la crisis.

Según el IPC GBAde la consultora Ecolatina, en marzo volvió a acelerarse el ritmo inflacionario, con una suba del 7,4% respecto a febrero, lo que llevó a la acumulación interanual al 107,5%, “consolidando el rebote registrado en el primer bimestre”. “De esta manera, se aceleró 0,9 puntos porcentuales respecto a febrero (6,6%) y registró la variación mensual más elevada desde julio 2022 (+7,5%). Así, acumuló en el año un alza del 21,8%, cuando en el primer trimestre de 2022 el aumento era del 14,9%”. El dato más alarmante fue el sostenimiento del IPC Núcleo en torno al 7%, a pesar de una desaceleración marginal del 0,5%, respecto de febrero.

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Este ritmo estaba en los análisis previos del equipo económico y del Banco Central, que deberá volver a poner sobre la mesa del Directorio la necesidad de volver a incrementar la tasa de interés de referencia, para que quede en terreno positivo, tal la exigencia del FMI. Ya en marzo, una fuente del BCRA le había adelantado a PERFIL que el número de inflación del tercer mes del año iba a estar por encima del 7% . La realidad confirmó la peor sospecha.

am / ds