La presión impositiva del país viene aumentando desde fines de 2019 y ya en este año los especialistas calculan que supera el 35 por ciento sobre el PBI, afectando especialmente los costos sobre la producción y el consumo, al tiempo que advierten que en si esa tendencia continúa, la pérdida de inversiones será cada vez más determinante.
Según cifras de especialistas tributarios, la Argentina tuvo entre 2010 y 2015 una presión tributaria del 32 por ciento, luego bajó levemente al 28 por ciento hasta 2019 y a partir de fines de ese año comenzó una espiral de incremento sostenido.
De hecho, desde fines de 2019 hasta el momento se han afectado unos 16 impuestos, entre la creación de nuevas alícuotas y aplicación de más tributos.
Una breve síntesis de esa larga lista muestra que, desde esa fecha hasta el momento se implementó:
- el impuesto a la compra y gastos en divisas, conocido como impuesto País,
- suba de retenciones,
- la aplicación de un 8% de gravamen para los servicios digitales,
- ajuste de alícuotas en Bienes Personales,
- re implementación del IVA al 21% para 13 alimentos,
- vigencia de extra gravámenes para los automóviles de lujo,
- re implementación de Ingresos Brutos y Sellos en las provincias,
- suba de aranceles para electrónicos importados y
- la entrada en vigencia del impuesto a la Riqueza, entre los más importantes.
Empresarios piden al Gobierno que baje la inflación, las tasas de interés y la presión fiscal
Ahora se vienen más cambios, en este caso, con las modificaciones que está analizando el Congreso en cuanto al impuesto a las Ganancias, por las cuales se elevará el mínimo no imponible, modificación que se complementará con la suba de ese gravamen del 35 a casi el 40% para las grandes empresas.
Sin embargo, parecería que el objetivo de este último gravamen no sería “tan grande las empresas, porque abarcaría una ganancia anual de 2,6 millones de pesos”.
Esta situación de creciente presión tributaria fue graficada por el propio Banco Mundial, en un trabajo difundido hace unos meses, donde la Argentina figura segunda en el ranking de mayor peso impositivo sobre las empresas, superada solamente por el Archipiélago de las Islas Comoras, frente a las costas de África y próximo a Madagascar.
Ese informe detalla que la presión fiscal del Estado argentino sobre las empresas es un 106%, cuando el promedio mundial es el 50%.
Para tener una idea, en la región, Brasil por ejemplo, tiene un promedio del 65%, e incluso Venezuela con su realidad tan dura, tiene un 78 por ciento.
“Esto quiere decir que por cada 100 pesos que gana una empresa en la Argentina, previamente pagó 106 en impuestos”, explicó el tributarista César Litvin.
Cómo puede impactar una suba en Ganancias a las grandes empresas
Y sobre las modificaciones que está evaluando el Congreso destacó que “aumentar el impuesto a las Ganancias para las empresas es atentar contra la competitividad del país”.
“Los inversores van a países que están haciendo cosas totalmente distintas a la que realiza Argentina. Sin dudas, que se está produciendo una desinversión privada cada vez más elocuente en el país”, destacó Litvin.
A su vez, en los últimos días surgieron versiones acerca de un nuevo impuesto que se estaría analizando y que se aplicaría sobre la segunda vivienda que no esté alquilada, como una forma de “presionar” a los propietarios a incrementar la oferta de inmuebles ante la retracción de la misma que se produjo a partir de la entrada en vigencia de la nueva ley de alquileres.
Por su parte, otro tributarista, en este caso Iván Sasovsky, recalcó que “la presión impositiva va creciendo año tras año” y remarcó que “lo más perjudicial es que como hay una gran informalidad, todo el peso recae sobre los que cumplen, con lo cual la carga es mucho mayor”.
“Considero que la reforma de Ganancias, tal como se quiere hacer, es inoportuna, porque en general las empresas en el país prácticamente no están ganando en este momento. Con esto de aumentar la tasa para las empresas puede haber una tragedia productiva en el país. Quién va a traer un dólar para producir, cuando países vecinos están otorgando grandes concesiones para que los capitales se instalen y produzcan allí”, remarcó Sasovsky.
Según estos tributaristas, en la Argentina en este momento, entre Nación, provincias y municipios, existen unos 170 impuestos que gravan el consumo y el capital, sobre lo cual entienden que “no hay mucho margen que quede para la actividad privada con proyección”.
LR