La actividad económica en febrero continuó con el cuadro recesivo, ya que evidenció una caída del 4,8 por ciento en forma interanual, aunque el nivel resultó algo más atenuado que la retracción del 5,8 por ciento registrada en enero.
En pleno día de paro del sindicalismo opositor y una parte de la CTA, el Indec difundió las cifras correspondientes al Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), una especie de PBI mensual con el que el ente estadístico anticipa los movimientos de la producción del país.
Así, en el bimestre, cuando aún no habían comenzado las turbulencias financieras de marzo, la actividad económica mostraba una caída del 5,3 por ciento en forma acumulada respecto del mismo período de 2018, cuando la economía estaba creciendo al 5% en promedio.
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En la comparación mensual, el dato que mira el Gobierno para ver si la recesión tocó piso o no, la economía tuvo una leve mejora del 0,2 por ciento, observándose el tercer mes consecutivo de mejora estacional. Sin embargo, la incógnita es qué habrá ocurrido con esos indicadores en marzo y abril, dos meses de tensión financiera, con suba del dólar y el riesgo país, y aceleración de la inflación.
No obstante, en términos desestacionalizados se hilvanaron once meses consecutivos de resultados anuales en rojo.
Los datos arrojan conclusiones contradictorias porque si bien la caída muestra signos de desaceleración, lo mismo sucedió con el crecimiento intermensual desde diciembre cuando se advirtió un cambio de tendencia.
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De todas formas, el único sector que en febrero mostró una mejora sustancial fue el agro, que registró una mejora del 5,9 por ciento. Los otros rubros registraron bajas, lideradas por la caída interanual del 12,3 por ciento en el comercio minorista y mayorista.
