Diferentes especialistas acercan su mirada a Perfil para facilitar la comprensión de la relación entre la inflación –algo de lo que se habló demasiado en la semana- y pobreza. Es decir cómo incide el fenómeno inflacionario sobre la pobreza. Índices que no paran de crecer de uno ni del otro.
En cuanto al valor de la canasta básica alimentaria (CBA) de febrero, publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), una familia de cuatro personas necesitó 83.807 pesos para no ser pobre y 37.414 pesos para no caer en la indigencia.
La variación mensual de la CB) con respecto a enero de 2022 fue de 9,0%, mientras que la variación de la canasta básica total (CBT) fue de 6,6%. Las variaciones interanuales de la CBA y de la CBT resultaron de 52,2% y 44,5%, respectivamente.
Por un lado Jorge Colina, economista de Idesa, explica que la inflación aumenta la pobreza cuando hace crecer los precios de los bienes y servicios por encima de los ingresos de los pobres. La pobreza se mide con la Canasta Básica Total (CBT) del INDEC.
“Cuando la CBT aumenta más que el ingreso de los pobres aumenta la pobreza. Una aproximación a los ingresos de los pobres es el Índice de Salario de los informales que también publica el INDEC”, según el economista.
Y agrega, “a diciembre 2021 dio que los salarios de los informales crecieron 40,5% interanual igual que lo que subió la CBT. Por lo tanto, la pobreza se mantuvo en el orden del 40% aproximadamente”.
Por otra parte, el economista Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market, indica que la inflación no solamente afecta en la pobreza, también afecta en la indigencia y la canasta básica alimentaria es el límite de la indigencia y evoluciona un 9%.
“Teniendo en cuenta el último aumento del salario vital y móvil, y la actualización del precio de la canasta básica alimentaria, el mismo seguiría por debajo. Esto sin incluir el alquiler u otro tipo de servicio, por lo cual, mucha gente está ajustándose en lo básico desgraciadamente, es decir en la alimentación”, asegura Damián Di Pace.
“Y el nivel de vida se reduce, ya sea clase media que se convierte en casi media baja, o clase media baja que ingresa en el nivel de pobreza”, concluye el economista.
Por último Eduardo Donza, investigador del Observatorio de Deuda Social Argentina (ODSA), aclara que la inflación incide en la pobreza fuertemente porque las transferencias del Estado a los programas sociales y salarios no se ajustan en la misma dimensión, es decir, hay una atemporalidad, “porque primero aumentan los precios y luego la recuperación de los ingresos, hay un desfasaje temporario. Los mismo que para los trabajadores informales y los que realizan actividades por cuenta propia”.
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Y agrega que “cuando los trabajadores en relación de dependencia y registrados están negociando un ajuste de salarios generales un año después y en eso siempre hay una pérdida, sobre todo, porque existe una inflación muy elevada”.
Inflación
El martes 15 el INDEC publicó los datos sobre la inflación, a través de Índice de Precios al Consumidor (IPC), que reflejó una suba del 4,7% para febrero y acumuló una suba interanual del 52,3%. Nuevamente los alimentos y bebidas no alcohólicas lideraron el aumento escoltados por el transporte y, en consecuencia, Alberto Fernández le declaró la guerra a la inflación.
Pobreza
Según los datos publicados por ODSA manifiesta que hay un 30,6% de las personas aún tienen 3 o más carencias en sus derechos sociales. En 2021 tuvo lugar una recuperación parcial en términos de pobreza multidimensional, si bien a nivel general se observa un descenso de los hogares y población que mostraban de manera simultánea carencias monetarias y no monetarias -31% y 39% vs 32% y 41%- esta mejora no alcanza a igualar los niveles que mostraba el año 2019, según el último informe.
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Mientras que en términos etarios, los niños y adolescentes de 0 a 17 años son los más afectados por la indigencia y/o la pobreza. El OBDSA estima que durante 2021, el 64,9% de los niños/as y adolescentes viven en hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza y el 14,7% en hogares con ingresos por debajo de la frontera de la indigencia.