El comienzo de 2017 parece experimentar dos realidades paralelas en materia económica: hay sectores que ya comenzaron una reactivación, como el campo, la siderurgia, la construcción y algunos rubros de la industria automotriz, mientras que otros siguen empantanados en problemas que les impiden despegar, al tiempo que surgen dudas de si finalmente lo harán. Con un horizonte de una economía que crecerá entre 2% y 3% (el Fondo Monetario acaba de reducir su pronóstico de 2,7% a 2,2%), empieza a quedar claro que el rebote no será para todos, sino que será selectivo y mixto.
El salto. Después de un gran año, que comenzó con la quita de retenciones de casi todos los granos, el agro se encuentra posicionado para crecer a un ritmo cercano o superior al promedio de la economía que apuntan los indicadores oficiales y privados. Tras un ejercicio en el que las exportaciones por parte del sector fueron responsables por dos tercios del total y la facturación por maquinaria agrícola aumentó entre enero y septiembre un 65% respecto de 2015, según datos de la Sociedad Rural, la próxima cosecha generaría un ingreso de 29.636 millones de dólares. Este ingreso sería un 4,72% mayor que el resultado de la campaña anterior.
Obviamente que con el campo traccionará el sector de los agroquímicos, y también en el sector ganadero se preparan para un muy buen año, en especial los “asociados al crecimiento del comercio exterior”, señalan desde la consultora Abeceb.
Allí hacen una excepción respecto de la lechería, explicando que “en lo que va de 2017 la producción ha sido fuertemente azotada por la caída del precio internacional de la leche en polvo y el aumento de costos internos. De todos modos, vemos con expectativa que los precios internacionales están empezando a repuntar”.
En el plano positivo, también aparecen aquellas industrias con mayor potencial de crecimiento, que tienen una expectativa de dos dígitos para el crecimiento, sobre todo a partir de un muy mal 2016.
Según Abeceb, siderurgia y construcción son los ramos de la economía que más van a crecer en comparación con 2016. “Este último año les fue muy mal, y hoy tienen para recuperar lugar. A la industria automotriz le fue mal en los últimos tres años, lo cual debe recuperar”, explica Mariano Lamothe, director de Mercados Verticales de Abeceb. En especial estos sectores que la firma indica como de “alto crecimiento” recibirán el impulso de un mayor empuje a la obra pública y de cierta mejora del consumo, además de que estarán comparando contra un muy duro 2016.
Las proyecciones positivas para la construcción y el agro también son destacadas por Orlando J. Ferreres y Asociados, que proyectan un crecimiento de 6% y 4,7%, respectivamente. La consultora estima un aumento para el sector manufacturero, en términos agregados, del 4%, luego de un año en el que su relevamiento dio una caída del 5,2%, con lo que aún no se lograría recuperar del todo la retracción del sector en 2016.
Hay ramas, por otro lado, que tratarán de “salvar la ropa”, como la producción de electrodomésticos o de alimentos, que dependerán de cómo se mueva, entre otras variables, el consumo.
Rezagados. La consultora también considera que ciertos sectores, como el textil, que están demasiado expuestos a la apertura económica y en los que “no hay mucho margen para ganar mercado, la estrategia es mantener mercado”, también recalcando la importancia de la maduración de ciertos proyectos para destrabar el potencial de sectores como el minero y el petrolero, que dependen de la capacidad instalada.
En concreto, la expectativa del sector textil (ver aparte) es que apenas se mueva 0,5%, mientras que la minería tendría una caída de hasta el 11% según la firma, con una advertencia: los principales proyectos mineros del país están entrando en etapa de “cierre de minas”. La producción petrolera, pese al esfuerzo oficial de relanzar el sector, también aparece entre las más castigadas del año.
Las dudas laborales le ponen techo al consumo
La confianza de los consumidores todavía es una materia pendiente para el gobierno de Cambiemos. Un año y un mes después de llegar al poder, cuando “las expectativas positivas en el Gobierno financiaron el ajuste”, como dicen los analistas, todavía no logra transmitir seguridad económica a los consumidores, que son los que, en definitiva, pueden darle “una buena noticia” en las elecciones de este año.
La última encuesta de la consultora Quiddity, en sociedad con OhPanels!, muestra que cambiar esa perspectiva es duro. Los resultados indican que el 68% de los cerca de mil entrevistados manifestó su visión negativa del presente de la economía argentina (64% en septiembre y 67% en diciembre) contra sólo un 28% que tiene una evaluación positiva del desempeño económico del país, con un 46% del total opinando que va a repuntar dentro del próximo año. Esto deja a un 30% que considera que la situación económica empeorará y a un 17% que dice que la situación actual se va a mantener igual.
En cuanto a su economía personal, un 60% ve de forma negativa hoy en día su situación personal (sube el pesimismo desde el 57% en diciembre y desde un 46% en septiembre), mientras que 44% de los encuestados piensa que dentro de un año su economía personal va a mejorar, esto es, cinco puntos más que en la medición de diciembre.
Además, el 74% se siente inseguro frente a una posible compra de alto valor, como un vehículo o un inmueble, y un 53% cree que en los próximos seis meses ellos mismos o un familiar o un conocido perderá su trabajo, dos indicadores que están entrelazados y explican que, mientras la reactivación no se generalice, el ánimo frenará el consumo.