Finalmente, luego de que en diciembre pasado el oficialismo no alcanzara el quórum necesario para sesionar, la Cámara de Diputados, en apenas 45 minutos, convirtió en ley el proyecto del marco regulatorio de la empresa de Agua y Saneamiento Sociedad Anónima (AYSA).
Tras el intento fallido en diciembre pasado, la cámara baja aprobó en general la iniciativa –el Senado ya había sancionado el proyecto en 2006- con 133 votos a favor y 75 en contra, que crea un nuevo marco regulatorio de la empresa estatal que reemplazó a la francesa Aguas Argentinas.
El proyecto de ley fue cuestionado por la oposición, que criticó la unificación de competencias en el Ministerio de Planificación Federal -a cargo de Julio De Vido-, quien será el titular de la gestión, además de ser la cabeza del Ente Regulador y de la Agencia de Planificación.
Al mismo tiempo, se hicieron críticas sobre la participación de los usuarios, la transparencia y la aparente desprotección de derechos humanos y sociales que prevé el marco regulatorio, en relación a uno los bienes más preciados de la actualidad: el agua.
AYSA es una sociedad anónima que domina el sindicalista José Luis Lingieri, ultramenemista y defensor de la privatización en los '90. Cuando Aguas Argentinas fue estatizada por el presunto incumplimiento de contrato de la francesa Suez, Carlos Ben, un hombre de Lingieri que había manejado la empresa privada, pasó a dirigir la firma nacionalizada bajo al órbita de De Vido.