El ministro Sergio Massa hará jugar a favor un dato clave de la economía que muchos analistas y dirigentes políticos le señalaban como su principal debilidad: la inflación. Si bien es cierto que el fallido pronóstico de 3% que había anunciado en octubre del año pasado, sumado a la preocupación por la escalada de remarcaciones que desataron las dos corridas cambiarias de este año, el jefe del Palacio de Hacienda intentará hacer pesar la “solvencia” en el control del IPC, en el medio de la crisis financiera y de escasez de reservas en el Banco Central, que se generó a partir del control político y de las medidas de intervención en el mercado.
Con un calendario detallado, su equipo partirá hacia Washington el 16 de junio próximo para cerrar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y lograr un desembolso extraordinario, que contenga un cupo “alto” para continuar con el poder de fuego intacto a la hora de enfrentar nuevas intentonas devaluatorias. Según confiaron a PERFIL fuentes cercanas al ministro, la fecha no es antojadiza, sino que el informe que llevará la avanzada que enviará a negociar con el FMI los últimos detalles del retocado acuerdo contendrá el resultado del IPC de mayo, que dará a conocer el INDEC el 14 de junio; además, sumará las remarcaciones que surgieron del corte de mediados de mes de la primera quincena de junio.
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“Los números de mayo y el corte de la primera quincena de junio van a demostrarles con números el efecto desbastador de la no intervención”, aseguró uno de los principales diseñadores de la estrategia de negociación con el FMI. Sucede que el equipo económico vio un antes y un después en la inflación cuando el 24 de abril pasado desobedeció la exigencia del Fondo de no intervenir en el mercado secundario. Allí demostró independencia política, porque sólo avisó formalmente de su jugada una vez realizada, tanto al organismo multilateral de crédito, como a sus socios del Frente de Todos, el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina Kirchner. De todos ellos consiguió el visto bueno, aunque en Washington todavía existen temores de un derroche de dólares para evitar la devaluación brusca.
Que la calma no anteceda al huracán
Según pudo saber este medio de fuentes de la Secretaría de Comercio, que conduce Matías Tombolini, “la inflación de la primera semana del junio fue 0%” y ese comportamiento respondió a que “los mayoristas, esta vez, se portaron bien”. Más allá de los acuerdos tejidos para cuidar precios, el escenario de estabilidad financiera, con los dólares paralelos en calma e incluso a la baja, fue “fundamental” para que no existan más corrimientos de los precios de los insumos al resto de la cadena productiva y de comercialización.
Aun con presiones al alza durante la segunda semana, el promedio será positivo. Esa carta es clave para Massa y es por eso que “estiró” las negociaciones de modo de tener datos concretos que le permitan presionar para que el FMI no sólo le adelante los USD 10.600 millones correspondientes a todo el 2023, sino también un adelanto extra de USD 1.800 millones del 2024. Pero lo más trascendente, que complementa a ese logro, será el permiso ampliado para intervenir en caso de otra presión cambiaria. “La intervención está asegurada. Si nos decían que no, no había acuerdo”, admitió una fuente calificada del Gobierno. Lo que resta acordar es cuánto de ese monto total se podrá utilizar como fondo anticorrida. Si todo está en orden, el 20 de junio el ministro estará en Washington para la firma y foto.
Alberto Fernández y Sergio Massa se reunieron a solas fuera de agenda
“Hubo una corrida que generó incremento en los precios. Pero nosotros creemos que los aumentos ya se aplicaron. Sumado al resultado del viaje del ministro de Economía, Sergio Massa, a China y el apoyo económico que se trajo desde ese país asiático, más el respaldo que estamos seguros que dará Estados Unidos, el escenario es de mayor calma”, aseguró el presidente de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, en diálogo con PERFIL. Ese discurso es el que quiere Massa, con reconocimiento de los acuerdos logrado en China y la renegociación del acuerdo con el Fondo.
Campo abierto
La jugada del ministro es amplia. Mientras busca tener un shock positivo con la inflación y el acuerdo con el FMI cerrado, para llegar a la presentación de listas primarias con espalda de gestión, Massa multiplicó la agenda y se muestra como un candidato presidencial sin haber dicho una palabra sobre su destino electoral. En el mediodía de ayer visitó el conurbano bonaerense y se mostró con el presidente de la AFA, Claudio “Chiqui” Tapia. En ese acto en Escobar y habló de inflación, una palabra casi vedada en el oficialismo.
Anoche mantuvo un encuentro, hasta casi la medianoche, con dirigentes de Coninagro, una de las patas de la Mesa de Enlace del campo. Con asado, ensaladas, agua y gaseosas en la mesa, el ministro se llevó reclamos, pero les dejó $ 1.000 en Aportes No Reembolsables “para ayudar en la etapa de siembra a las cooperativas”. El almendrado que sirvieron de postre cayó bien entre los productores, quienes se sorprendieron de la presencia de Massa, que se sumó a último momento al convite, a donde sólo iba a ir el ministro de Agricultura, Juan José Bahillo.
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“A pesar de la sequía que atravesamos este año, no tuvimos ni un tractorazo”, se ufanó un funcionario del entorno del jefe del Palacio de Hacienda. Ese detalle no es menor para Massa, quien buscará “naturalizar” su candidatura a fuerza de demostraciones de control de la crisis, manejo de los tiempos de negociación y cercanía a la realidad, incluso en terrenos pantanosos como es el campo para el peronismo, desde la confrontación desatada en 2008 por las retenciones móviles. Un juego que mostrará, en todo su esplendor, a días del cierre de las listas y que podría ser el elemento que le permita al oficialismo ser competitivo en las urnas.
AM / ED