ECONOMIA
eduardo levy yeyati

“El rebote económico no nos llevará más allá de 2017, hay que cambiar”

Lanzó “Porvenir”, un libro sobre el fin de ciclo, o el cambio del ciclo económico, y una necesaria agenda del desarrollo pendiente. Dice que la política debe actuar rápidamente.

“Porvenir”. Vive entre Harvard y Buenos Aires. Mientras, en su libro propone una agenda, para la que cree que hay oportunidad.
| Nestor Grassi
Economista, escritor, ensayista, titular de Cippec, profesor en Harvard, columnista de PERFIL, Eduardo Levy Yeyati plantea que el cambio de gobierno permitirá, por un tiempo limitado, oportunidades para el despliegue económico desde bases desconocidas
—En tu libro “Porvenir” planteás que es un aporte a un nuevo ciclo. ¿Qué se viene?
—No sabemos qué viene. Sí que vamos a tener una nueva oportunidad, sin viento de cola ni rebote, porque no tuvimos una crisis importante; no vamos a poder surfear la recuperación y entregarnos a la complacencia. Vamos a tener que buscar políticas activas de desarrollo. Y vamos a tener que innovar pensando que el resto de Latinoamérica también tiene problemas de crecimiento y también está buscando una salida.
—De 2001 salimos con los altos precios de las commodities y capacidad ociosa de la industria. ¿Y ahora?
—Además no hubo un boom de grandes inversiones que te permita postergar los cambios. La infraestructura hay que financiarla con una mezcla de fondeo de privados, multilaterales a más largo plazo, con otros gobiernos, con el sector público como guía.
—¿Cómo se crece en el largo plazo?
—El mundo se está moviendo hacia una creación de valor más basada en conocimiento. No sólo con máquinas y robots, sino con agregación de valor por capital humano, por el trabajador, por diseñadores, que le agregan horas de altísima calidad al producto. No hemos tenido una política de desarrollo orientada hacia ese flanco, y tenemos algunas rémoras del pensamiento industrializador más arcaico, más antiguo, que piensan la industrialización al estilo coreano.
—Siempre se habló del futuro de la mano del agribusiness.
—Si te dicen “nuestro futuro viene por” y enumeran un factor, te están contando sólo una parte de la historia. No sé por dónde viene el futuro, seguramente por muchos lados, entonces hay que explorar muchas cosas distintas, como los desplazamientos laterales de Finlandia, que arrancó cortando árboles, desarrollando máquinas para cortar árboles, de ahí a instrumentos de precisión forestal y terminó diseñando Nokia. Tenemos que probar todos. Vertical, lateral, y el sector que, tarde o temprano ya lo tiene que hacer, sobre todo en las grandes ciudades, el que se llamaba hace cien años, o noventa años, el sector cuaternario, las empresas de servicios de altísimo valor. Desde mi punto de vista, los servicios te ayudan a aumentar la productividad de las industrias. Diseño, marca, packaging, publicidad, ésos son todos servicios.
—¿Cómo se financia ese cambio?
—Hoy el sistema financiero argentino es enano. El mercado de capitales está muy concentrado en la intermediación de liquidez. El Estado puede crear agencias para sectores específicos, que den asistencia técnica, ayuden a conseguir el dinero y, eventualmente, den garantías.
—¿Qué sucede con el riesgo empresario, que no parece tan abundante para ese plan?
—Sí, es cierto. La respuesta no es una sola. Necesitás infraestructura, capital humano, financiamiento, pero también liderazgo político y privado. Hoy el sector público vacía al sector privado, el sector privado acentúa su oportunismo y su fragmentación, y eso le da razones al sector público para castigar aún más al privado y así estamos en un quid pro quo. Pero creo que de manera muy incipiente hay un cambio de mentalidad, un cambio generacional –que el próximo gobierno debería potenciar– de nuevos dirigentes que buscan acercarse no estrictamente de manera oportunista al sector público.
—¿Se pueden encarar esos cambios con el actual contexto económico?
—La resolución de los tres problemas coyunturales (financiamiento externo –el cepo–, atraso cambiario e inflación) es necesaria para cualquier agenda de desarrollo pero no suficiente. En el presidencialismo, decide el presidente, y ellos tienden a decidir secuencialmente, un problema después del otro. Y  a veces, se comete el error de esperar a resolver la coyuntura para pensar a largo plazo. Pero es mientras resolvés la coyuntura que tenés que pensar las políticas de largo plazo, porque no va a haber una recuperación muy larga.
—¿Cuánto complica a las “salidas creativas” un panorama externo complicado, el viento de frente?
—No estamos en una crisis, pero, cuanto peor estás, más difícil es extender los horizontes del dirigente, del político. A los candidatos hoy les resulta más extraño, incluso más rudo, extender el horizonte cuando sienten que sus votantes están mirando el día a día.
—Se mencionó que serías ministro de Scioli. ¿Trabajás con alguno de los candidatos?
—No; me estoy yendo a Harvard y doy clases. Y soy presidente de Coppec, el principal think tank de la Argentina, desde el cual estoy obligado a mantener una constructiva distancia con todos los partidos políticos. Si viene un asesor de un político y me pregunta qué opino de algo, planteo lo que pienso porque es lo que me gusta. Y si un candidato me dice, “me encanta esa idea, ayudame a hacerla”, posiblemente lo consideraré.
—¿Qué proyecto político tiene hoy en mente esta agenda de desarrollo?
—Es una pregunta complicada porque implica suscribir un candidato, y de eso tengo que pasar. Si me preguntás por voluntad de cambio, por lo menos a nivel retórico, creo que Cambiemos trata de buscarle la vuelta por el lado de políticas activas de desarrollo. Pero espero que todos los candidatos con chances necesiten hacer políticas públicas de desarrollo lo suficientemente rápido para que, cuando llegue, el estancamiento no nos agarre de vuelta sin nada. Y digo necesidad política porque todos van a tener que revalidar títulos en 2017. El rebote por ahí te lleva más o menos hasta 2017, pero no te va a llevar a 2019.