ECONOMIA
Mirada de tributarista

¿Es oportuno lanzar un blanqueo de capitales para crear un fondo con el cual pagarle al FMI?

Un especialista analiza cuándo se suelen hacer los blanqueos y por qué este no podría ser el mejor momento teniendo en cuenta la coyuntura que atraviesa la Argentina y el mundo.

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Dólares | cedoc

La cámara de senadores dio media sanción al proyecto de ley introducido por el oficialismo donde se propone la creación de un fondo espacial de divisas para pagar parte de la deuda con el FMI. Dicho fondo se formará a partir un nuevo sinceramiento fiscal voluntario o forzado (cómo más adelante iremos comentando ) por aquellos bienes en el exterior que no fueron declarados oportunamente. Es decir, de un blanqueo donde la alícuota establecida podrá ir desde un 20% a un 35% al momento del sinceramiento fiscal del contribuyente.

Aquí como primera observación, teniendo en cuenta el contexto actual de la Argentina y el mundo, ¿es oportuno lanzar un blanqueo de capitales?

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Habitualmente el momento adecuado para un blanqueo es cuando la economía está en los albores del crecimiento o hay una fuerte expectativas de que ello suceda. Porque la gente estará deseosa de entrar al blanqueo si confía en que podrá concretar una inversión y que la perspectiva de crecimiento de su patrimonio será mayor exteriorizando sus capitales.

También, se sabe que la exteriorización de estos capitales le da certeza en cuanto a su titularidad. Sin embargo, hoy en día estamos atravesando una crisis local e internacional que no alienta a la inversión. Sumado a ello, una carga impositiva local que es superior a lo que se tributa en otras jurisdicciones.

La importancia de la credibilidad y las reglas de juego

Además, hay que comprender que en la memoria colectiva se recuerda que en nuestro país las reglas del juego cambian constantemente. Entonces, vale la pena preguntarse ¿qué decisión tomará la gente cuando en 2016 la Argentina proponía un sinceramiento fiscal con determinada carga tributaria que luego fue modificada en perjuicio de los contribuyentes? ¿Cuántos estarán dispuestos a blanquear bienes si no son confiables las reglas del juego?

Sumado a ello, el blanqueo propuesto tiene otra particularidad, agrega la figura del “colaborador”, que es la figura de aquel que le brinda información al Fisco para que el patrimonio sea detectado.

¿Puede haber cuestionamientos legales por la figura del "colaborador"?

Este sujeto será recompensado con hasta el 30% de lo que obtenga el Estado por la información aportada. Esta figura novedosa generará cuestionamientos legales, más allá de que profesiones como abogados y contadores mantienen un secreto profesional por el cual los clientes confían en ellos.

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Aquí surgen ciertas inquietudes: por qué recurrir a tal figura si Argentina tiene acuerdos de intercambio de información con otros países y de aquellos que no tiene debería, preguntarse por qué.

Para despejar esas inquietudes, debe destacarse que, como el Estado ya cuenta con herramientas de fiscalización en el exterior que permiten conocer quienes poseen bienes no declarados, no sería necesario derogar las leyes que sustentan los secretos bancarios y/o profesionales y hacer más hincapié en cómo obtener la información del exterior.

¿De cuánto sería la alícuota para la externalización de los bienes del blanqueo?

Para ir concluyendo y como se dijo al inicio de este artículo, la alícuota establecida para la externalización de los bienes varía desde un 20%, a un 35% de acuerdo con el momento de adhesión al blanqueo, ya sea de manera voluntaria o no.

En un primer momento esta alícuota parece excesiva si se compara con la de blanqueos anteriores que eran -a modo indicativo- del 10% de los bienes exteriorizados. Sin embargo, sigue siendo menor que el tributo que se hubiese pagado originalmente (por ejemplo un 35%), incluso si se contabilizan las rentas percibidas y sobre las cuales tampoco se tributó, más sus intereses y multas. En fin, parece caro, pero no lo es.

Por último, más allá de otras cuestiones legales que serán punto de objeción en ámbitos judiciales, hay que recordar que en 2016 el Estado puso en marcha un blanqueo de activos en el exterior y junto a ello un determinado marco tributario más económico.

Un tiempo después, se cambió el régimen impositivo y los beneficios se perdieron. Cada vez que suena la palabra blanqueo se discute sobre los capitales de argentinos en el exterior no declarados y de cómo beneficiarían al Estado. Sin embargo, nadie se pregunta ¿qué nos pasa como país que la gente no quiere declarar su dinero?

La respuesta abriría un nuevo debate que solucionaría varios problemas.

* Tributarista