Todo es por “zoom”. Aséptico, sin tener que reservar hoteles, trasladarse por el microcentro, o eludir el asedio de los periodistas. En ese marco, la subdirectora del Hemisferio Occidental, Julie Kozack, y el jefe del “caso argentino”, Luis Cubeddu, se pondrán al frente de la supervisión de las cuentas públicas con vistas a aprobar el desempeño del gobierno argentino en lo que va del segundo trimestre.
El presidente Alberto Fernández se mostró confiado en que el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisará las metas que acordó con el gobierno argentino, de reducir de 3% a 2,5% del PBI el déficit fiscal, de limitar la ayuda del Banco Central al Tesoro en solo un punto del PBI, y de acumular reservas.
“El FMI ya ha dicho que hay que revisar los acuerdos porque la economía se ha alterado significativamente. Hay que ver cómo es la repercusión de la guerra en Argentina, como en el caso de la inflación”, dijo Fernández en París, la semana pasada.
Los funcionarios del organismo pondrán la lupa en los datos del frente fiscal que les presentó el ministro Martín Guzmán. En el primer trimestre informó un sobrecumplimiento de las metas de unos 22.500 millones de dólares. Tuvo un quebranto de $ 192.735 millones contra un objetivo de $ 222.264 millones que establece el Acuerdo.
Pero analistas advirtieron que Guzmán contabilizó155 mil millones de pesos como Rentas de la Propiedad, en concepto de operaciones en colocaciones de bonos locales. Es factible que desde el FMI se le pida que para el segundo trimestre no se tome en cuenta esa operación contable.
El mayor problema que presenta el programa es la casi nula capacidad del Banco Central de sumar reservas. En este mes en la entidad que dirige Miguel Pesce debería comprar US$ 2.500 millones y hasta ahora llevaba US$ 600 millones a pesar de estar en plena cosecha, y exportación, de maíz y soja.
Kozack y Cubeddu insistirán en la necesidad de que el BCRA acelere el ritmo de devaluación, para alentar la liquidación de divisas de los exportadores, y también reducir el afán importador.
Es que solo en el primer trimestre del año las exportaciones crecieron 25,6%, a poco más de US$ 19.300 millones, pero las importaciones rondaron los 18. mil millones, con un aumento interanual de 39,5%.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, se encuentra en una disyuntiva, porque si quiere mantener el nivel de actividad, debe entregar más dólares para la compra de insumos, si no, debe aumentar el precio de la divisa y desalentar el crecimiento, que el FMI estimó en 4%y las consultoras privadas en 3,5%, como un efecto “arrastre” después del 10,3% de crecimiento del año pasado.
La alegría es solo brasilera. Hasta comienzos de este año, el brasileño Ilan Goldfajn era casi un desconocido para el común del mundo económico de Argentina, a pesar de haber sido el presidente del Banco Central de Brasil durante la presidencia de Michel Temer.
Pero saltó a las primeras planas de los diarios argentinos recién en enero, cuando asumió como nuevo director para el Hemisferio Occidental en el FMI, el cargo que había dejado vacante Alejandro Werner. Desde esa posición, Goldfajn, tendrá a su cargo la supervisión del acuerdo con Argentina que lidera Kozack.
A fines de abril dejó en claro dos aspectos. No habrá “recalibración” de las metas que debe cumplir Argentina, y le sugirió al Banco Central que acelere la devaluación del peso.
“Los supuestos (macroeconómicos) podrían cambiar debido al nuevo marco de la economía global, (o) nuevos shocks”. Sin embargo, “los objetivos (pactados con Argentina) son fiscales, de reservas y estructurales y esos no cambiarán, porque tenemos objetivos formales y lo que debemos hacer es ayudar a las autoridades a priorizar las medidas para cumplirlos”, dijo Goldfajn en una conferencia de prensa.
El directorio del FMI aprobó en marzo un nuevo programa con el gobierno de Alberto Fernández por el cual refinanció US$ 41 mil millones de deuda, al tiempo que le otorgó un préstamo por otros US$ 4 mil millones para engrosar las reservas.
El propio directorio del FMI reconoció que ese acuerdo conlleva “riesgos excepcionalmente altos” debido en parte a los efectos secundarios de la invasión de Rusia a Ucrania.