En diálogo con Jorge Fontevecchia por Radio Perfil, Gabriel Rubinstein, ex presidente del Banco Central de la República Argentina (BCRA), subrayó la importancia de que los gobiernos se pongan de acuerdo para controlar la inflación. Además destacó la importancia de controlar los gastos fiscales para poder tener una economía más equilibrada qué evite el déficit fiscal.
JF: En el fondo de la cuestión si no nos podemos poner de acuerdo, ¿el problema no sería solo de un gobierno sino de toda la dirigencia política, en el fondo de toda la sociedad?
GR: Sí, ese es un tema recurrente, incluso cada vez que a la Argentina le va bien, pasa eso. Recuerdo una conversación con (Domingo) Cavallo en 1994, donde yo le pregunté por qué Argentina estaba rifando superávit fiscal. Él me decía que cuando las cuentas daban superávit fiscal, él empezaba a bajar impuestos rápidamente.
Dijo que prefiere eso antes que el Congreso le empiece a subir los gastos rápidamente. Porque no vamos a poder mantener el superávit fiscal porque en cuanto la cosa viene bien, en seguida aparecen veintiocho mil demandas de gasto. Hay una demanda tremenda por aumentar el gasto público que terminó con Cristina (Fernández de Kirchner), que no solo se rifó el superávit sino que se fue a un déficit de 5 puntos, 4 puntos primarios del PBI.
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JF: El problema de la inflación sea para los momentos de bonanza, como para los momentos de crisis, como el actual, ¿sigue siendo un problema de una sociedad que no se ponen de acuerdo con los impuestos que hay que subir o los gastos que hay que bajar?
GB: No le echaría la culpa a la sociedad porque la sociedad es algo pasiva viendo lo que hacen los gobernantes de turno. La sociedad apoya o no apoya lo que da buen resultado pero no le podemos achacar a cualquier persona que está trabajando todo el día que entienda todos los procesos macroeconómicos.
Sería sincero decir que mientras no nos pongamos de acuerdo, vamos a tener inflación. En el extremo, vamos a tratar de bajar un poco porque las cuentas, según dicen nuestros técnicos, dan la inflación de un 40%, 50% y no el 60%, entonces, tenemos en el margen bajarla del 60% al 50% y ese es todo nuestro esfuerzo. Este sería un mensaje sincero, la población lo podrá recibir así, o no, y votar a quién sea.
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JF: En la época de Mauricio Macri, recuerdo que para (Nicolás) Dujovne era mejor cumplir las metas de déficit fiscal con una inflación del 33%, que con la del 20% que estaba en el presupuesto. ¿Sería también sincero decir que una inflación del 40% es equivalente a un impuesto que recauda, probablemente 2% una inflación de 30%, y 4% de una inflación de más de 50%?
GR: Podría bajar el 4% del PBI este año. El problema es que a Macri le estalló una dinámica compleja desde abril de 2018, que llevó a muchas devaluaciones, entonces tuvimos una inflación mayor que los desequilibrios monetarios básicos.
Vos podés tener una situación fiscal acomodada, la inflación podría llegar a ser del 5% anual. Pero si vas a devaluar un 50%, aumentar tarifas al 80%, obviamente hay una dinámica de precios muy complicada en la que terminás convalidando monetariamente. Y sino te enfrentas a una situación recesiva o una caída de la demanda del dinero muy fuerte, que es lo que le pasó a Macri.
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JF: Vamos a suponer que en diciembre del año próximo es electo un presidente de Juntos por el Cambio. ¿El tendría que decir qué para que se acabe la inflación hay que bajar el déficit fiscal otro 4% más. Esto significa no aumentar en la misma proporción que la inflación todos aquellos gastos sociales del estado en el que se va dos terceras partes del gasto público?
GR: Hay una incapacidad de entender el impuesto inflacionario. A la hora de hacer las políticas económicas, es como si hubiera una colonización cultural económica, que dice que el impuesto inflacionario, no es tan impuesto. Pero lo es, porque es la revalorización del poder del dinero. Suponé que eliminás el déficit fiscal sin aumentar tarifas, ni devaluar por encima de la inflación, o sea que perfectamente podemos tener la inflación internacional.
Entonces, ¿cómo lo haces? Suponé que vas a tomar un impuesto per cápita a cada habitante con capacidad de voto. Le cobrás 40 mil pesos por año a cada uno. Y con eso eliminamos el impuesto inflacionario. Bueno, en ese caso, es cambiar un impuesto por otro. Cuando vos decís, no hay más obra pública, esa es otra decisión. Pero liberas un montón de recursos que es justamente no tener que pagar más impuesto inflacionario.
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JF: Lo que vos decis es que el equivalente de lo que recauda el estado con la inflación, es el equivalente a que cada argentino tenga que poner 3 mil pesos por mes para que no haya inflación, o aquellos que cobran subsidios recibir tres mil pesos menos por mes.
GR: Sí, en promedio puede dar 4 mil pesos por mes. Con eso creas las condiciones para que no haya inflación. Si encima no tenes que hacer devaluaciones especiales o tarifazos, a los tres meses podes estar con una inflación del 5% anual. Lo más importante es que este mecanismo no es recesivo.
Yo veo que los políticos piensan que bajar el gasto público es per se, recesivo. Y eso es una gran confusión que deviene de otro tema, que es que cada vez que hay que hacer ajustes fiscales, es porque tuviste menos financiamiento externo, como fue en 2018. Ya nadie te presta. Pero la recesión la tenés porque no tenes el financiamiento externo. Como tenés deficit fiscal se da que el que tiene que hacer el ajuste es el estado.
Pero como generalmente han venido de la mano, todo el mundo toma como sinónimo ajuste fiscal con recesión y no es así. A veces uno podría discutir quién paga el impuesto inflacionario. Por ejemplo, todos los que tienen mucho efectivo, como los supermercados.
JF: En vez de decir que las personas tienen mucho patrimonio, el impuesto inflacionario les afecta menos porque tienen el patrimonio fuera y afecta más a los que tienen un sueldo.
GR: Afecta más a las personas más débiles que tienen que manejarse con efectivo más tiempo y que tienen, por ejemplo, que tienen plata en la mesita de luz que no la pueden meter al sistema financiero, o que sea poca plata, y después vienen los circuitos aleatorios. No importa bien quién paga, porque es difícil a veces de mensurar. Lo pagan los pobres, los ricos, es algo aleatorio.