Con la decisión adoptada por parte del Gobierno sobre que el próximo viernes 22 no será la fecha final del cierre del canje de deuda, en el gabinete económico admiten que las conversaciones con los acreedores externos llevarán un período de tiempo determinado, que no se podrá cerrar tan sólo en cuatro o cinco días más.
Según confirmaron a PERFIL fuentes del gabinete económico "es difícil dar un día o fecha precisa acerca del final de la etapa de negociación, pero creemos que va a llevar varias semanas más". En ese sentido, algunos asesores estiman que las conversaciones, tras el próximo viernes 22, podrían continuar entre uno y dos meses más para que se pueda arribar a un acuerdo que se considere exitoso para la Argentina.
Un acuerdo exitoso en el caso de los planes de reestructuración de la deuda es aquel que tiene un nivel de adhesión mínimo del 70 por ciento. Hay que recordar que el canje de 2005 registró un grado de apoyo que no llegó a ese porcentaje, ubicándose el mismo en un 64,5 por ciento, lo que motivó luego una reapertura del canje de deuda en 2010, y que dio paso también a la andanada de juicios iniciados por los fondos buitres en Nueva York.
"Precisamente, tomando como experiencia lo que ocurrió en aquellos años y las consecuencias que después se tuvo que enfrentar, es fundamental lograr un acuerdo con amplio respaldo, que implique una solución sustentable para la Argentina en materia de deuda y que los acreedores apuesten a un convenio que se va a cumplir a rajatabla y no habrá ningún tipo de sorpresa", resaltó otra de las fuentes de gobierno consultadas.
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Por el momento se sabe que el nivel de diálogo es mucho más fluído y que ambas partes están generando un intercambio que permita acercar posiciones, para luego, en algunas semanas, cerrar ese acuerdo.
En principio, por algunos comentarios dentro del Palacio de Hacienda, el Ejecutivo estaría dispuesto a ceder en su postura de los tres años de gracia que se incluyó en la propuesta oficial de reestructuración de la deuda. También se estaría flexibilizando la ecuación en cuanto al valor por lámina de 100 dólares en bonos que está dispuesto a pagar el Gobierno y lo que pretenden los acreedores.
Sin embargo, se sabe que aún la distancia en ese sentido es importante. El Gobierno no quería pagar más allá de los 35 dólares por lámina de 100, mientras que los acreedores piden un mínimo de 55 dólares. Ahora, el Ejecutivo estaría revisando esa posición y se acercaría a un valor de 40 dólares por lámina de 100, aunque sigue estando lejos de la exigencia de los bonistas.
"Si bien persisten las diferencias, lo importante es que hay un intercambio de ideas que empieza a mostrar sumo interés de ambas partes", agregaron en el gabinete económico.
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