En las últimas horas se intensificaron las conversaciones con los bonistas externos y fuentes del Gobierno aseguran que con una parte de ellos hay un nivel de diálogo muy fluído y es factible que en forma inminente le giren al Gobierno una contrapropuesta para tratar de llegar a un acuerdo con respecto a la reestructuración de la deuda.
Las misma fuentes aseguraron que desde el fin de semana hasta el mediodía de hoy se fueron sucediendo una gran cantidades de contactos que mantuvo el ministro de Economía, Martín Guzmán, con los representantes de los fondos de inversión externos.
"Mejoró el diálogo y muchos fondos consideran que es importante llegar a un acuerdo, que sería beneficioso para ambas partes. Por eso, por el lado del Gobierno y por el lado de los fondos el trabajo es constante para llegar a una solución", dijo otra de las fuentes consultadas.
Si bien sobre la contrapropuesta de un grupo de bonistas se mantiene con absoluto hermetismo, algunos operadores del mercado afirman que hay ciertos avances en cuanto al período de gracia y una mejora en las tasas de los bonos de largo plazo, pero el nivel de quita estaría lejos de poder cerrarse por el momento.
Además, los acreedores, en función de la ecuación económica presentada, recibirían unos 30 a 32 dólares por lámina y ellos reclaman un mínimo de 50 dólares por lámina de 100, lo cual marca por el momento una diferencia muy importante entre ambas partes.
Otro aspecto trascendente a la hora de las conversaciones que mantiene el Gobierno con los acreedores externos es el grado de confianza que genera el país.
Al borde del noveno default soberano, la Argentina genera en los inversores externos una desconfianza que crece día a día.
Por eso es que algunos de los fondos más importantes se habrían puesto más exigentes en cuanto al camino del programa macroeconómico que debería mostrar el país para ser más creíble.
En ese sentido consideran que las metas fiscales establecidas por el gabinete para los próximos tres años son poco exigentes con la capacidad económica de la Argentina, al tiempo que admiten diferencias sustanciales en cuanto a las determinadas decisiones macro que se han adoptado, antes de los efectos de la pandemia del coronavirus.
Y también hay desconfianza del grado de recuperación de la economía local por la situación de la pandemia y por entender, al criterio de esos fondos, de medidas controvertidas adoptadas en materia cambiaria y monetaria en el país.