En 2022 la inflación se aceleró notablemente. En octubre acumuló cerca de 80%, un número no visto en tres décadas. La suba de precios es un fenómeno que hoy atraviesa a muchos países, incluso del primer mundo. Sin embargo, el problema es de una magnitud muy superior en Argentina.
Una economía con una suba de precios como la local tiende a ser más nociva para los sectores de menores ingresos, a diferencia de los deciles más altos, que pueden ahorrar una mayor proporción y en consecuencia, cubrirse del avance de los precios.
No obstante, “existen algunos rasgos de la coyuntura que pueden alterar esta dinámica. Por un lado, dado que la composición de la canasta de consumo difiere entre los hogares de mayor y menor ingreso, la inflación puede tornarse más o menos regresiva de lo que ya es”, advierte un informe de la consultora Ecolatina.
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“Los sectores de menores recursos se ven más afectados por la inflación en alimentos, bebidas, vestimenta y servicios públicos que el resto de la sociedad, en tanto destinan una mayor porción de su ingreso a satisfacer estos consumos básicos. En cambio, las familias de los deciles más altos de la distribución del ingreso gastan más en artículos para el hogar, educación, salud y esparcimiento”, advierte Ecolatina.
Pero, ¿quiénes se vieron más perjudicados por la inflación?
De acuerdo al documento efectuado por Ecolatina, en todos los deciles existió una pérdida real del poder adquisitivo, pero la dinámica no fue homogénea, pues hasta septiembre, la caída real de los ingresos laborales rondó 1% en la mitad más rica de la población, pero fue de 3% en promedio en la mitad más vulnerable.
“Estas diferencias se agudizan al comparar los extremos entre los más pobres dentro de los pobres y los más ricos dentro de los ricos”, consigna el documento.
La marcada diferencia entre la evolución de los ingresos laborales, explica el documento, se da porque la estructura del empleo varía notablemente por decil: los sectores de ingresos más altos, protegidos en mayor medida por las paritarias, están en ventaja respecto a aquellos que dependen del trabajo informal y el cuentapropismo, que son 9 de cada 10 empleos para el 10% de menores ingresos, potenciando el efecto redistributivo regresivo del proceso inflacionario actual.
El precio de los alimentos impactó en los más pobres
Según el documento, los precios de los alimentos aumentaron por encima del nivel general entre enero y septiembre, meses en los que trepó hasta el 69,5%. Esta dinámica tuvo su correlato en el valor de las canastas básicas, que en idéntico lapso crecieron 72% (CBA) y 68% (CBT).
En síntesis, los sectores de menores ingresos estuvieron relativamente más golpeados producto de la dinámica que adoptó la aceleración de precios, y también fueron los que peor performance tuvieron respecto a la evolución de sus salarios.
El ingreso total real por hogar creció en los deciles más bajos
De acuerdo al estudio hecho por Ecolatina, en términos de ingresos totales reales el panorama es distinto: los deciles más bajos mostraron mejor performance con relación al resto de los deciles en el primer semestre, una tendencia que estima la consultora se mantenga.
¿Cómo se explica esta aparente paradoja?
Fundamentalmente por dos factores: 1) la evolución de los ingresos no laborales; 2) el efecto “trabajador adicional".
- Ante la marcada aceleración inflacionaria, se implementaron diversos estímulos por parte del Gobierno. Teniendo en cuenta que los ingresos no laborales tienen una mayor relevancia en los ingresos de los sectores de menores recursos (30% del total en estos hogares), estas medidas buscaron paliar el efecto de un mayor deterioro del salario de los deciles más bajos.
Medidas como el bono a jubilados y perceptores de asignaciones, la implementación de un nuevo ingreso familiares de emergencia y el adelanto en la suba del salario mínimo, que impacta sobre los montos otorgados en los distintos planes sociales. A estas medidas se le han ido sumando otras más recientemente.
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El informe advierte que, es probable que la información que recabó el Estado durante la pandemia haya contribuido a una mejor focalización de la asistencia social.
- El efecto del “trabajador adicional”: En contextos en los que el salario pierde poder adquisitivo, suele tener lugar un efecto conocido como “trabajador adicional”: más miembros del hogar que anteriormente no se encontraban dentro del mercado laboral se vuelcan a la búsqueda de trabajo con intenciones de suplir el deterioro de los ingresos. En consecuencia, los ingresos totales por hogar tienden a aumentar.
Este efecto se vio reflejado en las cifras que arroja el mercado laboral. Durante el segundo trimestre, la tasa de desempleo se redujo al 6,9% de la Población Económicamente Activa (PEA), viéndose acompañada por una mejora en la tasa de empleo.
SE / LR