A propósito de la última medición del IPC del Indec y con la llegada de fin de año, cuando la inflación estará por arriba del 90% y quizás llegue al 100%, PERFIL recogió testimonios de argentinos que en el día a día le pelean a la suba de precios y cuentan cómo hacen para llegar a fin de mes.
“Enfrentar la inflación ya es cosa de todos los días, porque cada semana aparece un aumento nuevo. En el supermercado puedo comparar precios. El queso más barato sale $ 900 el kilo, mermelada ya no compro”, expresó Nicolás Gleyzer, empleado de una empresa de pintura.
“La ropa es otro problema, una remera no baja de $ 3.500 la más barata. Trato de comprar lo que esté en precio, remeras de primera marca salen $ 7 mil, una locura. Zapatillas es otro tema complicado, si comprás de una marca no reconocida se rompen y si comprás de marca te duran más, pero salen mucho más caro, cerca de $ 20 mil”, continuó Gleyzer, que vive en el barrio de Almagro.
En este punto, cabe recordar que el rubro de Prendas de vestir y Calzado tuvo un aumento más que considerable durante 2022. Si bien en el dato de noviembre se ubicó por debajo del 4,9% del IPC promedio, en el acumulado del año tuvo una variación del 112,2%, por encima del 85,3% del índice general.
Por su parte, Sebastián Rozmaryn, oriundo del barrio de Agronomía y empleado de una empresa de servicios de sepelios, expresó que en su casa lo que hacen es “hacer compras en algún mayorista” para que los productos les duren un mes o al menos veinte días.
“La idea es hacer pocas compras al mes y no sufrir todo el tiempo el aumento de precios. Tratamos de comprar por pack para que duren un tiempo mayor, nos abastecemos comprando varios artículos iguales así nos dura por más tiempo. En cuanto a la carne, compramos cortes baratos”, comentó Rozmaryn.
Y agregó: “La verdad, la inflación es algo que complica a quienes menos tienen, nosotros vivimos siempre ajustados”.
Alimentos y Bebidas fue el ítem que más pondera dentro del número de inflación que difunde el Indec. Desde enero de este año este sector tuvo un incremento del 86,3%, un punto porcentual por arriba del promedio general.
Pero no solo los trabajadores sufren el problema de la inflación, del otro lado del mostrador, el sector privado, también tiene complicaciones.
Alexander Osorio tiene un local de sushi en la villa 31 de Retiro, y aseguró que “mantener un margen de clientes para poder vender es cada dia más difícil”.
“Yo tengo un local de Sushi. Con toda esta inflación es muy difícil emprender un negocio. Sube el dólar y suben los precios. Tenés que tener uno o dos trabajos para hacer rentable este rubro”, sostuvo el comerciante.
“Todo cuesta mucho. Pero la verdad, con la inflación se hace cada vez más complicado todo y hace insostenible cualquier emprendimiento que quieras tener hoy en el país”, siguió Osorio.
A su vez, debido a la inflación, alquilar se hace cada vez más difícil y, en ocasiones, ocurre lo que le pasó a Jimena de Iparraguirre, que tiene 36 años y se tuvo que ir a vivir junto a su pareja a la casa de su madre por el aumento de precios.
“Con mi pareja teníamos que renovar el contrato de alquiler y se nos iba a prácticamente el doble de lo que estábamos pagando con toda la actualización del depósito. Y más allá de que tratamos de negociar para poder acercarnos a pagar un valor más razonable, no hubo chance, y encontrar un lugar de manera rápida y a un precio accesible fue muy difícil”, dijo la profesora de música.
Cuando Jimena y su pareja comenzaron a alquilar hace casi diez años, el valor del alquiler representaba para cada uno alrededor de un cuarto de sus sueldos. Hoy en día, le representa más de la mitad de sus salarios a cada uno.
“En agosto de este año decidimos mudarnos con mi mamá porque ella vive en una casa grande, donde sobran habitaciones, y fue la única salida que pudimos encontrar. No tener que pagar alquiler es un alivio tremendo, pero obviamente no es la mejor opción, nos gustaría tener nuestro propio espacio. Por suerte mi madre comprendió la situación”, concluyó Jimena.