A pesar de que el Gobierno activó la difusión del “fin de la recesión” con suaves repuntes macroeconómicos del PBI, eso aún no se siente en la calle y la percepción del público aún no lo registra, según la última encuesta de confianza del consumidor que hace Thomson Reuters/Ipsos Argentina, anticipada en exclusiva para PERFIL.
Allí se observa que el ánimo de las familias está en su nivel más bajo desde que asumió el presidente Mauricio Macri, con una fuerte expectativa en su favor, que ahora estaría cerca de licuarse.
Para el Indice de Sentimiento Primario del Consumidor, que se publica desde 2010, se encuestó a 500 adultos a nivel nacional del 17 de febrero al 3 de marzo, y registró una caída de 2,7 puntos porcentuales durante marzo, la segunda baja más grande después de la de de 6,9 puntos de diciembre del año pasado a enero. El índice de Ipsos/Reuters está compuesto por cuatro subíndices: Condiciones actuales, Expectativas, Decisión de compra y Seguridad laboral. Los cuatro bajaron, y en el caso de Expectativas (-3,6 puntos porcentuales) hay una clara tendencia considerando que se encuentra en 60,2 puntos y su máximo durante el año pasado había sido de 69,1 en mayo.
El 42,4 de marzo marca el nivel más bajo de confianza del consumidor desde que asumió el Presidente, pero aún tiene un margen de error respecto de los niveles de 2014.
Efecto expectativas. Según Brenda Lynch, directora de proyectos en Ipsos, el índice en general refleja la caída del “gran aval con el que asumió el gobierno durante el año pasado”. Lynch alude al mejoramiento de la confianza del consumo durante 2015 y el salto en el índice en diciembre luego de la victoria de Macri, inflando el índice como consecuencia de las expectativas depositadas por los consumidores.
Parece haber un antes y un después claro a partir de diciembre. En el subíndice de Decisión de compra, por ejemplo, durante marzo se registró una caída de 2,3 puntos, la segunda más grande desde el descenso de 9,6 puntos de diciembre a enero. La explicación de Lynch para este descenso sostenido es que “para aquellos que han perdido el trabajo, y ven la inflación de 2016 en niveles tan altos como en años anteriores, es normal que pierdan las expectativas”.
En el frente laboral, Lynch detalla que “si bien durante los últimos meses el indicador se mantuvo estable dentro del margen de error de la encuesta, desde 2014 se nota una tendencia a la baja”.
En la región. El índice también se produce en Brasil y en México, con resultados mixtos. Lynch explica que “Brasil es un caso particular, vemos básicamente que desde 2012, la tendencia es siempre a la baja, acentuado muchísimo en 2015 y con un 2016 teniendo sus altibajos. México se ha mantenido bastante estable en el último tiempo en las mediciones del índice. Tiene momentos de altibajos pero son mediciones puntuales de mes a mes, no una tendencia que marque una situación radicalmente mejor o peor desde 2012”.