ECONOMIA
SE CALCULA ENTRE UN 35% Y UN 45%

La inflación "reprimida", principal desafío del próximo gobierno

Economistas consultados por PERFIL estimaron que la "bomba económica" de la que hablan candidatos y algunos especialistas no es más que la enorme distorsión de precios, y que esta situación debe corregirse. Sin embargo, e indefectiblemente, tomar cartas en el asunto provocará más inflación. La salida puede ser más o menos abrupta dependiendo de si existe un plan de estabilización, pero podría tener un fuerte impacto en indicadores sociales.

COMBUSTIBLES
COMBUSTIBLES. Para los economistas, la nafta es el caso testigo de la distorsión de precios. | Pablo Cuarterolo

La inflación “reprimida”, que algunos economistas estiman se ubicaría entre el 35% y el 45%, va a ser uno de los principales desafíos del próximo presidente. Economistas consultados por PERFIL coincidieron en que la “bomba económica” de la que tanto se habla surge de la distorsión de precios, y que corregirla será una tarea ineludible gane quien gane las elecciones.

El Gobierno acordó una nueva etapa de Precios Justos con empresas y supermercados hasta fines de este mes, pero los productos no incluidos en las regulaciones o tarifas fijadas siguen creciendo al nivel de la inflación real.

“Cuando se habla de una bomba a punto de explotar, básicamente a lo que se hace referencia es a los precios reprimidos o por debajo de la alfombra”, explicó a PERFIL el economista Amilcar Collante. “Si analizamos la inflación acumulada durante el Gobierno de Fernández es superior al 700%, y si tomamos el dólar libre creció más de 1000%, pero por otro lado hay precios que van muy por debajo de esa misma dinámica, como las tarifas de telefonía, que subieron menos del 400%, o el combustible”, señaló.

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Para Collante, si estos rubros atrasados se compensaran, la inflación reprimida sería de entre el 35% y el 45%.

“Hay inflación reprimida porque hay muchos precios que no han subido conforme a las condiciones del mercado hubieran producido”, explicó a este medio el economista Marcelo Elizondo. “Tenemos tarifas atrasadas de servicios públicos y precios regulados de servicios privados, como los de las obras sociales”, agregó.

Pero la inflación contenida de alguna manera llega a los consumidores. Los bioquímicos anunciaron esta semana que comenzarían a cobrar copagos de $3.000 a los afiliados de prepagas, porque “las empresas no los reconocen como debieran”. Según afirmó en un comunicado María Cecilia López, titular de la Confederación Unificada Bioquímica de la República Argentina (CUBRA), “el problema viene de arrastre durante todo el año, ya que nunca se trasladaron los incrementos acordes al proceso inflacionario”. La brecha, agregó, “se hace insostenible”

No solamente los precios de algunos bienes y servicios están por debajo de la inflación general, agregó Elizondo. “El tipo de cambio oficial también está atrasado, lo que supone costos artificialmente más bajos de lo que deberían ser para muchos insumos”, explicó. Por lo tanto, si bien corregir ese desajuste puede producir aún más incrementos, es necesario a largo plazo.

“No usaría la palabra ‘explosión’. Lo que diría es que en algún momento las inflaciones tienen que converger”, explicó el economista. “Lo que hay en Argentina es un atraso de los precios relativos, no están relacionados unos con otros, entonces nos pasa que hay cosas que están extremadamente baratas en relación a otras”. El ejemplo más claro, detalló Elizondo, es el de la comparación que se puede hacer entre un litro de leche y un litro de nafta. Mientras el precio del primer producto arranca en los $380, un litro de nafta súper cuesta alrededor de $270.

“El caso más emblemático que tenemos es el del combustible, porque vas a cargar un litro de nafta y en la misma tienda de la estación de servicio no hay ningún producto que valga menos. Por eso hablamos de distorsión de precios relativos”, explicó a PERFIL el economista Diego Martínez Burzaco.

El problema es que, si bien uno de los principales temas a resolver para el próximo Gobierno es esta distorsión, “una vez que se sincere la inflación reprimida se agregaría más inflación a la ya existente”, explicó.

La clave estará en “desarmar los precios relativos sin que acelere dramáticamente la inflación”, agregó Burzaco. “Para eso se necesita un plan integral que ataque lo fiscal, lo monetario, que vaya desarmándose esta distorsión de precios relativos de manera gradual, no puede ser un shock”. Para eso, el programa debe ser “creíble y cumplible, y tener el respaldo suficiente”, concluyó.

“Cuando los precios estén alineados habrá una aceleración inflacionaria”, agregó en el mismo sentido Elizondo. “Este salto hacia arriba puede ser un salto ocasional, en el marco de un plan muy serio, en donde luego se produzca una tendencia hacia la estabilización, que tampoco va a ser inmediata”, o, de lo contrario, el salto “puede ser el inicio de un régimen de inflación más alta si no hay un programa de estabilización, si se mantienen los desequilibrios y sobre todo el déficit fiscal financiado con emisión monetaria”, explicó el economista.

El problema de esta segunda alternativa es el impacto que podría tener en indicadores sociales como la pobreza, en la que ya se encuentra más del 40% de los argentinos. 

Sobre la posibilidad de mantener las cosas tal y como están, los especialistas ven pocas chances y, en el mejor de los casos, graves consecuencias. “Mantener precios y tarifas congeladas trae aparejados varios ‘costos’ que debe pagar el Gobierno: recesión, desabastecimientos potenciales, y eventualmente una pérdida en la calidad de la inversión”.

Para Elizondo, esa es la situación actual: la economía decrece en relación al año pasado, y la producción se reduce “al mínimo indispensable”.

Collante explicó que la única forma de destrabar esta situación es “con un plan de estabilización”, y ese programa debe comenzar corrigiendo la distorsión de precios. “Se puede hacer más rápido o más lentamente, pero una corrección es inevitable en el arranque del próximo Gobierno”, sintetizó.