La auditoría trimestral del Fondo Monetario Internacional tendrá su tercer round a partir de este lunes, cuando desembarque Roberto Cardarelli, el experto en la Argentina, junto con su staff. Si bien el Gobierno celebra la paz cambiaria y la baja de tasas, la prolongación de la recesión lleva a una baja de los ingresos fiscales que encienden luces amarillas sobre uno de los pilares de administración: el déficit cero.
El aumento de la recaudación del último mes (38%) estuvo por debajo de la inflación. Y si bien crece más que el gasto primario, en medio del año electoral, la duda es si el Ejecutivo podrá mantener esa diferencia a medida que vayan conociéndose las encuestas.
La estacionalidad de la liquidación de exportaciones ayudó también en el primer mes del año, pero es uno de los puntos que pueden sufrir pasado el primer trimestre, si no se cumple la teoría oficial que, para entonces, marca una recuperación de la actividad económica.
Por eso, una de las dudas del mercado es si Dujovne negociará una posición más laxa del FMI en cuanto al resultado primario. A eso se suman las habituales críticas a la mirada fiscal que deja afuera el nivel de deuda. “Tanto el Gobierno como el FMI solo prestan atención al déficit primario, es decir a los ingresos menos gastos antes del pago de intereses, y no al déficit financiero total. Es como quien solo paga el mínimo de la tarjeta y anuncia que el presupuesto se encuentra en equilibrio”, señaló Víctor Beker, de la Universidad de Belgrano.
La tasa volvió a bajar pero el impacto en la actividad no llegaría hasta junio
Otro de los ejes que se deben acordar con el FMI es la nueva actualización de la “zona de no intervención” del Banco Central y si se ampliará –en un contexto de ingreso de capitales– el margen para que el Banco Central pueda comprar más reservas para blindarse ante una eventual corrida. De hecho, en el mercado consideran que el FMI podría acceder a ampliar el tope de compra diaria hasta US$ 100 millones o US$ 150 millones.
Sobre la actualización de la banda cambiaria, los analistas consideran que la amplitud de banda es muy alta, porque habilita a un salto del 30% del tipo de cambio entre los extremos sin que el Central pueda intervenir.
Por las expectativas de inflación, los economistas consideran que la actualización de la banda cambiaria no debería estar por debajo del 2%, ya que, por el impacto de las tarifas, llevaría la suba de precios a 2,5% durante el primer trimestre.
En el último encuentro entre Christine Lagarde y los funcionarios locales, la directora gerenta del FMI señaló que el programa se venía cumpliendo de acuerdo a lo acordado. Esa reunión se dio en Davos, en el marco de la reunión del World Economic Forum, y participaron el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el titular del Banco Central, Guido Sandleris. También se sumó el segundo del FMI, David Lipton.
Riesgo urna. Una de las dudas que los funcionarios del Gobierno tuvieron que responder en su último test internacional, en Davos, estuvo centrada en las elecciones y la posibilidad de que Mauricio Macri acceda a un segundo mandato.
Esta semana, el vocero del FMI, Gerry Rice, señaló que la misión de Cardarelli y el staff está dispuesta a reunirse con todos los actores, incluida la oposición. En su última visita, de hecho, tuvieron una reunión con el dirigente del Frente Renovador, Sergio Massa. Este sábado, uno de los posibles contendientes por el justicialismo, Felipe Solá, aseguró que le “encantaría poder reunirse con el FMI”.
En declaraciones a AM 750, el ex gobernador bonaerense remarcó que el FMI “es el principal condicionante con el que se va a encontrar el nuevo gobierno, porque no se puede renegociar nada, ningún otro tipo de deuda, sin negociar antes con el Fondo”. De todas formas, Solá –que dijo que le gustaría tener en su equipo a Roberto Lavagna, quien se perfila como otro de los presidenciables– consideró que “antes de negociar con el FMI hay que hacer un acuerdo interno”.