En medio de señales para atenuar la inflación, como el congelamiento de precios de una canasta de 64 bienes básicos, o los anuncios de que no habrá más aumentos en algunos servicios públicos, un sector se mantendrá con precios de mercado: el de los combustibles. Así lo definieron desde las máximas autoridades del Gobierno, y en la Secretaría de Energía ya hicieron los cálculos. Desde mayo, el valor de la nafta y el gasoil en los surtidores aumentaría otro 3%, para reflejar el movimiento del dólar y también el aumento del petróleo en el mercado internacional.
“No hay congelamientos. Seguirá siendo un mercado libre, charlado, pero libre”, dice una alta fuente del equipo económico. Recuerdan allí que una petrolera a comienzos de abril intentó subir un 9% los precios, pero que luego debió retroceder a la mitad el incremento. Ahora, por el desliz del tipo de cambio a $ 45 y con el petróleo Brent, de referencia en ascenso, se había estipulado ya un aumento del 3% para las naftas súper y premium. Aun así, quedaría todavía un “rezago” de aumentos del orden del 10% según datos oficiales.
Si bien esa cifra terminará de definirse según cómo se mueva el tipo de cambio durante la próxima semana y podría presionar más al alza, también en el mercado especulan con que el petróleo termine restando presión: ya que tras tocar los US$ 75 por barril, ayer bajó 2% a US$ 72,6%, por lo que si se mantuviera en esos valores, podría descomprimir impulsos alcistas.
Marco. La determinación de los precios de los combustibles refleja uno de los mayores puntos de tensión en la estrategia del Gobierno. Mientras intenta bajar la inflación, trata al mismo tiempo dar señales de precios de mercado a los inversores energéticos, y por eso les garantiza que reflejen las variaciones del dólar, que aumentó 100% en 2018.
“Es difícil de entender el esquema económico que armaron, al menos visto desde el inversor petrolero”, dice un importante ejecutivo que ayer estuvo en la Quinta de Olivos en la mesa de seguimiento de Vaca Muerta, que contó con la participación del propio presidente Mauricio Macri junto a, entre otros, Marcos Bulgheroni, de Pan American Energy, Carlos Ormaechea, de Tecpetrol o Hugo Eurnekian, de CGC.
Allí, según narraron algunos de los cincuenta invitados, el jefe de Estado insistió en los acuerdos alcanzados de cara al yacimiento no convencional como un ejemplo de construcción de confianza. Y lo dijo porque luego se refirió a la actual “crisis de confianza en los mercados financieros” que atribuyó a “dos encuestas negativas que generaron un rush imparable”, según contaron algunos hombres allí presentes.
“Hay que acostumbrarse a la volatilidad porque esto va a hacer así al menos hasta las elecciones”, enfatizó el Presidente, que además escuchó pedidos del sindicalista metalúrgico Antonio Caló en defensa de los insumos nacionales para la industria petrolera en Neuquén.
Mientras tanto, la expropiación de YPF sigue generando dolores de cabeza. Ayer, la Cámara de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York rechazó un recurso presentado por YPF y el Estado argentino y dejó en libertad a la jueza neoyorquina Loretta Preska para que comience el juicio que lleva adelante el estudio Burford por la nacionalización de la petrolera en 2012.
YPF presentará el lunes otro recurso reclamándole a la jueza que no comience el juicio hasta tanto la Corte Suprema de Estados Unidos resuelva si el proceso puede seguir desarrollándose en los tribunales de ese país o debe trasladarse a la jurisdicción argentina. La causa se había iniciado por una demanda de Burford Capital, que se quedó con las compañías del Grupo Petersen.
H.B.