El tiempo se escurre y los funcionarios argentinos se resignan a que no habrá novedades del desembolso por 5.400 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional se había comprometido a hacer pero frenó tras las PASO.
Así, luego de que el jueves las autoridades del organismo adelantaran que esperarán conocer el nuevo rumbo del país, el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y el jefe del BCRA, Guido Sandleris, mantuvieron reuniones en Washington que no logran superar el sello protocolar.
En ese marco, ayer la nueva directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, le ratificó a Lacunza su “firme compromiso” con la Argentina y su pleno apoyo para estabilizar la economía, en un meeting plagado de generalidades.
Georgieva recibió a Lacunza y Sandleris pasado el mediodía en la capital norteamericana, en un encuentro del que participaron su número dos, David Lipton, el director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo, Alejandro Werner, y el representante argentino en el FMI, Gabriel Lopetegui.
El encuentro duró 35 minutos. Luego de la reunión Geogieva la describió en redes sociales como “productiva”.
“Reiteré nuestro firme compromiso en ayudar a la Argentina y nuestro apoyo a las políticas que permitan avanzar hacia una mayor estabilidad y un crecimiento inclusivo y duradero”, indicó la titular del Fondo. Fuentes de Hacienda señalaron que “todos los puentes están abiertos, el diálogo es permanente, el programa sigue en curso y se está cumpliendo”.
Aunque del encuentro de hoy no salieron grandes anuncios, estas expresiones de apoyo dejaron entre los funcionarios argentinos un saldo que valoraron como positivo.
“Buscamos que los números estén claros para que después no haya dilaciones”, dijo Lacunza. “Tenemos la expectativa de que el desembolso sea en este año, porque Argentina cumplió con todos sus compromisos”, agregó.
En Idea. Mientras estaba en Estados Unidos, Lacunza salió por videoconferencia en el Coloquio de IDEA en Mar del Plata, donde hizo una autocrítica: consideró que no bajar la inflación fue uno de los “principales pasivos” de la gestión de Cambiemos.
“Si no hay equilibrios macro en todos los frentes repercute en el tipo de cambio que se traslada a la inflación”, expresó.
“La irresponsabilidad de haberla dejado subir, en su momento, en el período de auge de fines de la década pasada, demuestra que es muy difícil bajarla. Pero para hacer una autocrítica, los objetivos de reducción inflacionaria de este período fueron demasiado ambiciosos y las políticas macroeconómicas, la fiscal y la monetaria, no fueron lo suficientemente consistentes y armónicas como para bajar los niveles de inflación”, expuso en detalle.
“Ese es, evidentemente, uno de los principales pasivos de esta gestión”, expresó el funcionario, de buena acogida en el círculo rojo.