ECONOMIA

¿Un “aterrizaje suave” para la “resiliente” economía mundial?

Optimista pero también precavida, la directora gerenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, se permitió pronosticar un “aterrizaje suave” para una economía global que viene mostrando, aseguró, una “notable resiliencia”. Luego, hablando el primer jueves de octubre desde Abidjan, en Costa de Marfil, la jefa del organismo multilateral matizó advirtiendo que “no se debe bajar la guardia” porque la recuperación se está desarrollando de manera “lenta y desigual” después de la pandemia de covid y del primer impacto de la invasión rusa a Ucrania. Claro que la economista búlgara habló antes del salvaje ataque terrorista de Hamas contra el sur de Israel, que encendió la mecha de una guerra con alcance y consecuencias imprevisibles.

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Aterrizaje | Pixabay

En un artículo para el portal The Conversation, el profesor Michele Grippo, del King’s College de Londres, explicó que la ofensiva del grupo fundamentalista islámico, basada en actos barbáricos como herramienta de guerra, habría cumplido con los más ambiciosos objetivos de Hamas: sembrar terror, promover una escalada de la violencia y alterar el orden internacional. ¿Estarán tomando ya nota de esto los expertos del FMI? Varios comentaristas están advirtiendo que es tiempo de volver a sacar cuentas. 

“Y ahora el petróleo: la guerra entre Hamas e Israel nos pasará factura a todos”, apuntó, por ejemplo, la profesora de Economía Internacional Eszter Wirth. Escribiendo para el mismo portal, Wirth recordó que, ya al lunes siguiente del ataque de Hamas, perpretrado el sábado 7 de octubre, los precios del crudo no tardado mucho en escalar, con el valor del Brent saltando un 4,2 por ciento hasta los 88,15 dólares por barril y el West Texas Intermediate (WTI) un 4,3 por ciento hasta los 86,38 dólares por barril.

Un alza del 10% en los precios del petróleo podría dañar la actividad económica mundial en un 0,15% el año próximo y aumentar la inflación global en 0,4 puntos

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“Resulta sorprendente, puesto que ninguno de los dos territorios directamente involucrados es productor significativo de hidrocarburos y el impacto de los bombardeos sobre la oferta mundial de crudo ha sido casi nulo hasta ahora”, señaló la especialista en temas económicos internacionales.

De hecho, destacó, el mayor yacimiento marítimo israelí de gas natural, Leviatán, no detuvo sus actividades de explotación, “aunque la producción quedó paralizada” en el yacimiento de Tamar.

Las variaciones al alza, añadió, “se deben más bien a que los inversores se han visto guiados por el miedo. Temen que el conflicto militar repercuta en la geopolítica de otros estados” del Medio Oriente, “por lo que están tasando el riesgo geopolítico”.

“Varios países productores de petróleo han prestado apoyo a Hamas”, recordó Wirth. Y ese no es un dato menor, porque explica, en parte, que todavía está por verse la extensión que alcanzará la guerra. 

Mientras se espera una invasión terrestre de Gaza por parte de las fuerzas de Jerusalén (un funcionario egipcio le confesó al diario Times of Israel que el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu está planeando una campaña de “varios meses”), los actores del drama bélico siguen creciendo. 

En la noche del lunes 10 de octubre, los jefes de los gobiernos de Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia y Gran Bretaña emitieron un comunicado conjunto en el que reiteraron su apoyo a Israel y advirtieron, de paso, que el grupo fundamentalista islámico Hamas “no representa las aspiraciones” de los palestinos.

El documento, que se preparó después de una serie de conversaciones telefónicas entre los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y de Francia, Emmanuel Macron, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, su colega británico, Rishi Sunak, y el canciller alemán, Olaf Scholz, sonó, precisamente, a un decidido respaldo para esa previsible “campaña larga” de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el enclave palestino. 

Por si quedaba alguna duda, el presidente Biden pronunció al día siguiente un discurso con un histórico respaldo a las autoridades de Jerusalén, volviendo a firmar la “carta blanca” para el operativo de las FDI. Y si todavía hacían falta más señales, el Pentágono despachó hacia el Mediterráno oriental, pocas horas después del ataque de Hamas, al portaaviones Gerald R. Ford y las otras naves de su grupo de combate: el crucero de misiles guiados clase Ticonderoga Normandy, y los destructores clase Arleigh-Burke Thomas Hudner, Ramage, Carney y Roosevelt.

“También hemos tomado medidas para aumentar los escuadrones de aviones de combate F-15, F-16 y A-10 de la Fuerza Aérea en la región”, precisó un comunicado del Mando Central de Estados Unidos, conocido como CENTCOM (por la sigla en inglés de United States Central Command).

Citado por el portal IsraelEconómico, la declaración de Biden, Meloni, Macron, Scholz y Sunak dejó caer una advertencia clave: “nuestros países apoyarán a Israel en sus esfuerzos por defenderse a sí mismo y a su pueblo” y “destacamos además que este no es el momento para que ninguna parte hostil a Israel aproveche estos ataques para buscar ventajas”.

Frágiles perspectivas que pueden “echarse a perder”

La señal es clara para las autoridades de Irán y también para su proxy en el Líbano, la poderosa milicia fundamentalista de Hezbollah, que -después de la incursión de Hamas- también comenzó a disparar cohetes contra su vecino al sur. En la noche del martes último, las FDI denunciaron que también estaban cayendo misiles lanzados desde Siria, donde también existe una fuerte presencia de enviados de Teherán.

Estados Unidos, estimó Wirth, “podría imponer nuevas sanciones económicas contra Irán si el régimen de los ayatollahs sigue ofreciendo apoyo a Hamas. En concreto, podría endurecer las sanciones sobre el crudo iraní tras un período en el que la administración Biden relajó su aplicación para calmar los mercados petroleros y contribuir al incremento de la oferta global de petróleo tras la invasión de Ucrania”.

Pese a ser el cuarto mayor productor de petróleo dentro de la OPEP, niveló la profesora, “la influencia iraní en el mercado internacional de petróleo todavía resulta limitada debido, precisamente, a las sanciones impuestas en 2018 por la administración Trump sobre sus exportaciones”.

“También existe la posibilidad de que el conflicto israelí-palestino se extienda al estrecho de Ormuz”, la franja marítima al sur de Irán y al norte de Omán, por el que pasa diariamente el 37 por ciento del transporte marítimo mundial de petróleo, añadió. Una intervención iraní en los ataques, siguió el artículo, “podría provocar disrupciones en el tráfico marítimo en esta región, lo que multiplicaría los precios hidrocarburíferos considerablemente. Y, en el peor de los casos, incluso Arabia Saudita podría involucrarse –apoyando a Hamas– a pesar de los esfuerzos” del príncipe heredero, Mohammed bin Salman, por normalizar las relaciones con Israel.

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Surtidores. La demanda y los recortes estratégicos de la OPEP+ seguirán mandando, a menos que el conflicto en Medio Oriente se extienda también a Irán y Arabia Saudita. Foto: Skitterphoto

Aunque el panorama es muy preocupante para la economía global, Wirth prefirió bajar un poco los decibeles y escribió que “lo cierto es que el conflicto entre Israel y Hamas todavía se encuentra localizado y queda mucho hasta que consiga transformarse en una batalla regional. De hecho, los mercados se calmaron ligeramente y el precio del Brent cayó” el martes último, hasta 87,15 dólares por barril y el del WTI hasta 85,33.

“Por tanto, la resiliencia de la demanda mundial de petróleo y los recortes estratégicos de la OPEP+ parece que determinarán la evolución de los precios del crudo en lo que resta de año. Siempre y cuando el conflicto palestino-israelí no se extienda a Irán y Arabia Saudita”, completó.

Por su parte, la analista Reshma Kapadia, editora en Barron’s, se sumó a estas advertencias señalando que las previsiones presentadas por el FMI en Marruecos deberán pasar la prueba de esta nueva crisis. “Las frágiles perspectivas de crecimiento podrían fácilmente echarse a perder”, resumió Kapadia. 

El FMI reconoció en su reunión en Marrakesh que “un riesgo es la mayor volatilidad de los precios de las materias primas en medio de shocks climáticos y geopolíticos, poniendo en peligro parte de la disminución de la inflación que alimenta su escenario de aterrizaje suave”, destacó el artículo de Barron’s. “Ese riesgo ganó aún más atención después del ataque sorpresa de Hamas a Israel”, insistió. 

Por ahora, el principal economista del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, “advirtió que el conflicto podría provocar shocks en el suministro de energía, elevar los precios del petróleo y reducir el crecimiento”, indicó la comentarista de la revista estadounidense publicada por Dow Jones & Company.

En una rueda de prensa, Gourinchas dijo que un aumento del 10 por ciento en los precios del petróleo podría perjudicar la actividad económica mundial en un 0,15 por ciento el año próximo y aumentar la inflación mundial en aproximadamente 0,4 puntos porcentuales. Dicho esto, enfatizó, citado por la publicación norteamericana, que es “realmente demasiado pronto para llegar a una conclusión precipitada”.

Y, además, está China

Justamente, en un artículo que publicó en el blog del FMI, Gourinchas se ocupó de otro “problema” para la economía mundial, “el descenso de la confianza de los consumidores y de la inversión” en China. La crisis del sector inmobiliario en el gigante asiático, indicó, “podría intensificarse”, lo cual supondría un desafío “complejo” para las políticas económicas de Pekín. “Restaurar la confianza exige la reestructuración sin demora de las empresas de desarrollo inmobiliario en dificultades, al tiempo que debe mantenerse la estabilidad financiera y abordar las tensiones en las finanzas públicas locales”, escribió Gourinchas. 

“Si los precios inmobiliarios disminuyen con demasiada rapidez en China, aumentarán las dificultades presupuestarias de los bancos y los hogares, lo que podría dar lugar a una grave amplificación financiera. Sostener los precios inmobiliarios de forma artificial puede proteger los balances durante un tiempo, pero también desplazará otras oportunidades de inversión, reducirá la actividad en nueva construcción y tendrá un efecto adverso sobre los ingresos públicos locales debido a la reducción de las ventas de terrenos”, analiza el artículo en el blog del Fondo. 

Para el funcionario del Fondo, “en cualquier caso, la economía de China debe alejarse del modelo de crecimiento basado en el crédito al sector inmobiliario”.

 

FMI | Mediano plazo con “sombras”

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PERSPECTIVAS. El economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Pierre-Olivier Gourinchas. Foto: Cory Hancock (FMI)

En su artículo en el blog del FMI, después de describir a una economía mundial que “avanza a paso lento, sin correr”, Gourinchas reconoció que “deberíamos volver a centrar nuestra atención en las perspectivas a mediano plazo, que están ensombreciéndose”. Las perspectivas de crecimiento mundial, dijo, “son débiles, en especial para las economías de mercados emergentes y en desarrollo”. 

Obviamente, advirtió, “las implicaciones son profundas: una convergencia mucho más lenta hacia los niveles de vida de las economías avanzadas, la reducción del espacio fiscal, el aumento de las vulnerabilidades de la deuda y la exposición a los shocks y la disminución de oportunidades para superar las secuelas de la pandemia y la guerra”.

“Con un crecimiento menor, tasas de interés más altas y un espacio fiscal reducido, las reformas estructurales son fundamentales. Puede lograrse un crecimiento a largo plazo más elevado mediante una secuenciación prudente de las reformas, empezando por las centradas en la gobernanza, las normativas empresariales y el sector externo. Estas reformas de primera generación contribuyen a desbloquear el crecimiento y permiten que las reformas subsiguientes —ya sea de los mercados de crédito o para la transición verde— sean mucho más eficaces”, reseñó el economista francés.  

Para Gourinchas, la cooperación multilateral “puede ayudar a velar por que los países logren mejores resultados de crecimiento. Los países deberían evitar adoptar políticas que contravengan las normas de la Organización Mundial del Comercio y distorsionen el comercio internacional. También deberían proteger el flujo de minerales críticos necesarios para la transición climática y de materias primas agrícolas. Estos ‘corredores verdes’ contribuirían a reducir la volatilidad y acelerar la transición verde”.

Por último, propuso, “todos los países deben evitar la fragmentación geoeconómica que impide los avances hacia una prosperidad compartida. En su lugar, deben trabajar para restablecer la confianza en los marcos multilaterales basados en reglas que mejoran la transparencia y la certidumbre de las políticas. Una prioridad esencial es mantener una red sólida de protección financiera mundial, cuya estructura tenga como eje un FMI dotado adecuadamente de recursos”.