La empresa familiar en nuestro país es uno de los motores de la economía. Sin embargo, esta no se encuentra debidamente protegida por la legislación a diferencia de otros países. Se dice muy frecuentemente que la empresa familiar perdura muy frecuentemente hasta la tercera generación y a partir de allí tiende a su desintegración, razón por la cual se deben buscar herramientas que tiendan a su preservación.
Los errores más frecuentes que se presentan en las empresas familiares es la falta de delegación y de reconocimientos, lo que genera disconformidad, resentimientos y cuándo no rencores. La falta de comunicación además trae como consecuencia que no todos sus integrantes estén en conocimiento de lo que ocurre en la empresa, para lo cual se deben buscar mecanismos para que sus integrantes puedan conocer, ya sea en forma directa o indirecta, la marcha de la empresa.
Para evitar estas cuestiones y preservar la empresa es muy conveniente la conformación de un protocolo de familia que tienda a prever los cambios que inexorablemente se producen en el seno familiar.
El protocolo familiar es el instrumento o documento suscripto por los integrantes del grupo familiar propietario de la empresa con el objeto de resolver los problemas que pueden afectar la continuidad, previendo los conflictos y así colocar las relaciones familiares en un contexto negocial.
Es en otras palabras el documento marco que delimita las relaciones familiares, es una guía y al mismo tiempo un compromiso que asumen quienes lo suscriben de cara al futuro. Y decimos que es una guía porque en él se definen principios, compromisos, derechos y deberes de cada integrante del grupo, para de esta forma contribuir a la transición generacional y evitar conflictos futuros.
Obviamente el protocolo no puede ignorar la historia familiar, su tradición, los orígenes diferentes y variados, por lo cual el protocolo no es un marco rígido y estático, sino que debe tener una gran amplitud y que debe comprender las particularidades de cada empresa, motivo por el cual cada empresa familiar debe darse su propio protocolo.
En definitiva es el resultado de acordar múltiples cuestiones: jurídicas, económicas, sucesorias y psicológicas.
Qué debe contener un protocolo. Está claro, como hemos señalado, que la empresa familiar como tal en nuestro país no esta legislada ni regulada, pero no porque no esté regulado o sea factible la incorporación de un protocolo en las empresas de familia. El protocolo funciona en la realidad como un instrumento marco al cual los miembros del grupo familiar deben sujetar sus conductas.
Como simplemente enunciativo podemos decir que el protocolo debe establecer la forma de gobierno y decisión, la creación de un consejo de familia y un consejo de administración y debe estar incluido en el estatuto social.
Deben precisarse cuales van a ser la políticas en materia de empleos para los miembros de la familia, sus asignaciones, el retiro de los miembros fundadores, la jubilación de los miembros de la familia, los cambios en materia de conducción y la posibilidad de abrir la empresa a grupos afines; como se transmitirán las acciones o participaciones del capital social, ya sea por actos entre vivos o por transmisión mortis causa a fin de mantener la empresa dentro del ámbito familiar y evitar la presencia de socios no deseados. También debe prever cómo se puede modificar el protocolo para que éste no pierda vigencia, como serán las políticas de distribución de dividendos, formación de las nuevas camadas y la preservación de las tradiciones familiares.
Como resumen podríamos decir que el protocolo familiar es una herramienta de suma utilidad, que facilita el crecimiento de la empresa familiar, evita conflictos y permite la evolución y desarrollo sostenido de la empresa.
*Socio fundador de borda & erramuspe abogados, familia & patrimonio.