Más que bajo perfil tuvo la visita privada de Isabel Díaz Ayuso a Punta del Este. Una visita que tuvo como anfitrión a Diego Finkelstein, el empresario argentino que logró, entre otras cosas, los diez recitales de Coldplay en River Plate, además de un Lollapalooza 2022 inolvidable.
Isabel Díaz Ayuso es la presidente de la comunidad de Madrid y al parecer, eligió escapar del frío europeo para recibir el 2023 de este lado del océano Atlántico. Su despedida en redes fue un posteo de Navidad junto a su perro Bolbo, después nada, por lo menos hasta el cierre de esta edición.
Isabel Díaz Ayuso es la figura mejor ranqueada del Partido Popular, y que ha tenido opiniones sobre la gestión del presente gobierno argentino que siguen la línea discursiva de personajes como Mario Vargas Llosa. Por esa mirada de la política que ella representa, la escritora Almúdena Grandes describió en un artículo publicado en el diario El País a las políticas españoles como Díaz Ayuso de la siguiente manera: “Las nuevas líderes de la derecha son juveniles, atractivas, brillantes y, sobre todo, malas. Caerán bien, caerán mal, pero suponen uno de los aspectos más interesantes de la política española actual”. Como sea, Díaz Ayuso tiene respaldo electoral en una España cada vez más corrida a la derecha extrema pero en Punta del Este, ella no fue ni la alcaldesa ni la política de PP; se movió como una civil más.
La noche de Año Nuevo la pasó en la comida que organizó en su casa de José Ignacio, su anfitrión Diego Finkelstein y su novia, la ex modelo Soledad Ainesa. El empresario argentino fue quien la invitó a Uruguay y ella y su pareja, Alberto González pasaron unos días como turistas en Punta del Este. Terminada la cena, el brindis y la contemplación de fuegos artificiales que hubieron en casas vecinas, Isabel Díaz Ayuso, su novio y varios de los que estaban en la cena se fueron a una de las fiestas que hay en Punta del Este pasada la medianoche, es decir, en el primer día de 2023.
El grupete recaló en la que se hizo en Pavillion Vik, en José Ignacio y con el mar de fondo. De las fiestas que hubieron esa noche, ésta fue pensada para un público de los treinta y pico para arriba. No era de las más caras, el ticket era de 25 dólares; sí en la reventa que hubo horas antes de terminar el 31 se conseguían por hasta cien dólares. Si bien la música era electrónica y había djs, no era de las que invitan a tener siempre el agua mineral a mano. De hecho, al comienzo parecía la música parecía una sucesión de remixes conocidos pero aggiornados. En ese clima festivo, Isabel Díaz Ayuso –de cómodo vestido negro e interesante escote–bailó al ritmo de los remixes electrónicos, siempre junto a su grupo y posó para unas pocos pedidos de selfies de quienes, a pesar del ruido y las luces, la reconocieron.
