En Uruguay, Pepín Rodríguez Simón no necesita convertirse en la versión sudamericana del “talentoso Mr.Ripley”. Es decir, no necesita transformar su aspecto o su vestuario para pasar desapercibido. El ¿ex? operador de la mesa judicial del macrismo lo consigue naturalmente con la tranquilidad de que la presente gestión de gobierno uruguayo no tiene en agenda alguna activar el proceso de extradición de este prófugo de la justicia argentina. Eso sí, la Justicia de ese país rechazó el pedido de asilo político que intentó conseguir.
Pepín Rodríguez Simón se prófugo de la Argentina con una excusa mentirosa el 8 de diciembre de 2020. Es decir, el reciente jueves 26 de enero se cumplieron 779 días que está en fuga. Ese día, en Punta del Este el clima estaba casi como en Buenos Aires pero el mar esteño hace que el sopor del verano húmedo sea sólo patrimonio porteño. Si en Montevideo, puede pasar desapercibido, en un Punta del Este que no tiene ya efervescencia que la primera quincena de enero, Pepín Rodríguez Simón sigue siendo un personaje anodino.. A punto tal que a media mañana eligió un espacio en Mar de Verdes para tomar un café con otra persona aunque la locuacidad mayor la tuvo el operador de la mesa judicial macrista. Al estar ubicado sobre la ruta 10 y en un esquina que obliga a la bajada al mar para playa Bikini, quien ocupe una mesa “en primera línea en ese bar de “comida fresca, local, sana y de estación” –si es conocido o reconocible– recibe algún bocinazo o grito de saludo de quienes van a la playa o siguen rumbo a José Ignacio.
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Pero vestido con un simple short y remera negra, de aspecto más bien pálido y con ojeras, no hacía de Pepín Rodríguez Simón un comensal a observar. Ni siquiera para los argentinos que son habitués. Esa es una de las ventajas de Punta del Este a fin de enero para un prófugo que tiene amigos argentinos con casas espaciosas -y algunas de estreno– con cuartos para huéspedes y piscina propia, y además hay extensiones de playas donde la sensación de fuga es apenas un detalle.