Tradicional festejo diplomático con dos mil invitados. Para algunos invitados, el ingreso al Palacio San Miguel fue como la caminata que la farándula vernácula recorre cuando ingresa a los premios Martín Fierro. En el 240º aniversario del 4 de Julio que organizó la embajada de Estados Unidos hubo una escenografía festiva, alfombra roja y fotógrafos. Uno de los que caminaron esa alfombra con gesto y sonrisa potenciada por los flashes y algunas palmadas y abrazos fue el juez Claudio Bonadio, quien fue cooptado en extendida charla por el fiscal Carlos Stornelli y Pepe Scioli. De cerca seguían a ese grupete el ex juez Alberto Piotti y Miguel Angel Toma, quienes por su parte también mantenían una animada conversación. María Servini de Cubría se ubicó más discreta en otro punto del salón y sonrió diplomáticamente cuando algunos le dijeron que lío había armado el fin de semana cuando dijo en un reportaje en Radio Del Plata al periodista Mariano Martin que “El sistema de sorteos (de las causas judiciales) informáticos es manejable”. Esa noche ni siquiera ella sabía que tres días después quedaría a cargo de las denuncias de Cristina Kirchner contra Bonadio por supuesta violación de secretos, y contra Margarita Stolbizer por falsas acusaciones. El clima festivo se sintió en todos los salones del Palacio San Miguel, el discurso de Noah Mamet –sólo en inglés y algo extenso para tanto bullicio– dejó en claro cuán feliz está su gobierno por el cambio en La Rosada. Igualmente, al bajar del escenario Mamet dijo a los medios: “Por supuesto que no vamos a estar de acuerdo en todo, pero hay un diálogo muy positivo”. La alusión acerca de “cómo serían la relaciones carnales” en caso de prolongar los demócratas su estancia en la Casa Blanca sólo quedó como una alusión irónica e inevitable. Al menos es difícil imaginar a Susana Malcorra expresar una frase similar delante de Hillary Clinton, aunque la realidad pueda hacer atravesar a la Argentina situaciones parecidas a las de la era Menem-Di Tella. Al margen de los invitados que fueron muchísimos, había curiosidad por ubicar a la rubia californiana (ver foto en tapa) con quien se vio a Mamet compartir una comida en el Hotel Alvear y también cenando con Kevin Sullivan y su mujer en Ralph’s, uno de sus restaurantes favoritos.
Neutralizar a Carrió. Así como se acusa a ciertas botineras que viven del confort que sus maridos les proporcionan en Europa de que tuitean fotos glam para que la gente no las olvide. Hay políticos que generan ciertas acciones para no quedar fuera del foco mediático. Algunos ubican a Elisa Carrió como una de las que mejor aplica este “arte”. Y si bien le da prensa y espacio en los medios, no logra el objetivo que se propone. Atacó a Sergio Massa y, al menos al comienzo de su gestión presidencial Macri le dio amplio espacio en su mesa; después fue por Daniel Angelici sin poder hacer mella en el poder que que éste tiene en la rosca judicial; también en lugar de unificar fuerzas con Margarita Stolbizer para ir sobre un blanco común Cristina Kirchner, se autofagocitan; y ahora fue contra María Eugenia Vidal para obligarla a echar a Pablo Bressi, jefe de la Policía Bonaerense. Con demasiados frentes que resolver, Vidal atendió el consejo de su equipo y para neutralizar a Carrió le contestó que hablarían en privado. Sin cámaras, la chaqueña se vuelve dócil y, por caso, incluso comprensiva.
Curiosa patente. Al menos en público –es decir ante periodistas y en on– nunca se escuchó a Nicolás Caputo hacer comentarios sobre la persona de Cristina Kirchner o sobre su gestión. Pero lejos está de creer que la tiene en alta estima. Sin embargo, por esas casualidades de la vida, algún argentino avispado que lo cruza por Miami a bordo de su Mercedes Benz, se sorprende al ver que la patente del bólido comienzo con las letras CFK.
