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Diferencias

Cristina y los Montoneros

“Yo me había definido por Perón” dijo la vicepresidenta el 24 de marzo en Las Flores, al diferenciarse del grupo armado que no depuso las armas tras la llegada al gobierno del General, en 1973.

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El mensaje de la vicepresidenta en la que aludió a su militancia setentista. | Cedoc

Para muchos pasó desapercibida, una enfática aclaración, que la vicepresidenta Cristina Fernández realizó, al finalizar su discurso, el 24 de marzo en Las Flores. Uno de los pocos comentarios fue el de Horacio Verbistky en El Cohete a la Luna: “Dentro de las varias precisiones en que incurrió, hizo explícito que al producirse la ruptura entre Perón y los Montoneros, tanto ella como Kirchner se quedaron con el presidente electo por el voto popular, lo cual refuta la vulgata según la cual el kirchnerismo es la continuación de la guerrilla por otros medios.”

El textual de Cristina fue: “Nosotros y nosotras, tenemos la responsabilidad histórica, de lo que siempre hemos creído y pensado. Reitero, hoy hace 45 años, que vine y conocí Las Flores, como una militante política muy joven, y pienso de este país, y de lo que hay que hacer con el país, exactamente lo mismo. Y que nadie se confunda mañana, porque yo me había definido por Perón, mi compañero Nestor Kirchner también; y Carlos y Gladys, más tarde también habían advertido que era necesario fortalecer a quien se manifestara como líder de los argentinos”. No es la primera vez que Cristina hace esta aclaración, que es prácticamente ignorada en los medios de ambos lados de la grieta.

La militancia en los 70 de Néstor y Cristina.

Néstor Kirchner llegó a la ciudad de La Plata en abril de 1969 a estudiar Derecho. En la capital bonaerense dio sus primeros pasos en la militancia peronista en la Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN). Cristina, oriunda de La Plata, también cursaba la carrera de Derecho. Pero, estaba más cerca de otra agrupación: la Federación de Agrupaciones Eva Perón (FAEP). Tiempo después las dos se unificarían en la JUP (Juventud Universitaria Peronista). Ambos eran militantes estudiantiles y no estaban “encuadrados” en la organización Montoneros. Por su núcleo de amistades se habían acercado a la JP La Plata que lideraba entre otros Carlos Negri (electo diputado provincial en 1973).

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Carlos Negri, quien mantiene un perfil bajo, dio testimonio para el libro “La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón”. Allí relata: “Con los montoneros, desde un principio uno veía que no pensábamos lo mismo (...) Muchos de ellos manifestaban una resistencia notoria al liderazgo de Perón. Suponían que Perón estaba terminado o que lo podrían usar. Esta política de la “Orga” tuvo como efecto ralear a muchos cuadros de vieja militancia, que no estaban para meterse en una organización militar, en la que no se discutía la política. (…) Cuando se produce el asesinato de Rucci, o la ejecución –ponele el nombre que quieras–, quedé sumido en la perplejidad; muchos supusimos que era la CIA, o el ERP usado por la CIA. Allí tomé la decisión de irme, y no solo eso. Me dediqué a instrumentar la separación y a agrupar gente. El crecimiento fue veloz. En dos meses, en marzo del 74, ya debíamos ser 40 o 50. Allí nos vinculamos con Patricio Jeanmaire, de Baradero –un gran cuadro intelectual y político, y un amigo–; con el cura Galli, de San Nicolás; con el “Negro” Eduardo Moreno; con Horacio González. Nuestro grupo creció mucho, sin nombre.  En el grupo estaba Néstor Kirchner, ‘Lupín’, que nunca había ingresado a la “Orga”, y venía con su novia, Cristina (por esa época se casaron)”.

Gladys D’Alessandro y Carlos Labolita disidentes de Montoneros.

La pareja oriunda de Las Flores, si militaba en Montoneros. Carlos Labolita (Chiche) tenía un gran trabajo político en Berisso, y para fines del 74 estaba clandestino. Quien conoció muy bien su historia fue Carlos Flaskamp, un “oficial” montonero que estaba a cargo del grupo de Berisso. En su libro “Organizaciones Político Militares” cuenta: “quede a cargo de una UBR (Unidades Básicas Revolucionarias, de Montoneros) integrada por cuatro compañeros de fuerte nivel político. Ahí estaba Carlos Labolita (Chiche) el dirigente principal de la JP de Berisso, también Osvaldo Lenti (Santiago), que ya una vez había sido separado de la organización por un cuestionamiento que no tenía que ver con la política; y Mari y Alfonso (Nereo). Mi responsable era Gonzalo Chaves (el Negro). A inicios de 1975, los miembros de la “UBR” al no ver ninguna perspectiva de cambio, en la línea militarista adoptada, decidieron separarse de la organización. (…) Algunos días después el Negro me informó que además de rechazar mis condicionamientos, la conducción había resuelto separarme de Montoneros. Meses después Santiago, Alfonso y Mari volvieron a reintegrarse a la organización; Labolita y yo no.  Alfonso y Mari fueron secuestrados y desaparecidos. Distinto fue el destino de Osvaldo Lenti (Santiago), objeto de una ejecución preventiva por la misma organización. Santiago no había traicionado ni había sido apresado. Lo mataron por que preveían su defección en el caso de caer apresado.”

Carlos y Gladys tomaron contacto con el grupo de Carlos Negri. La pareja vivía en una casa de la organización y los urgían abandonarla. Una tarde golpeó su puerta una jovencita que se presentó con nombre y apellido (inusual para quienes vivían clandestinos): “soy Cristina Fernández y vengo a ofrecerles si quieren mudarse con nosotros al chalecito de City Bell”. Las dos parejas vivieron un año juntas, hasta el golpe del 24 de marzo.

Las anteriores aclaraciones de Cristina

En el ciclo documental Presidentes de Latinoamérica, Daniel Filmus le preguntó a Cristina sobre de su militancia en La Plata. Cristina: “Fue una etapa efervescencia y diferencias. Nunca estuve de acuerdo con desconocer a Perón como el liderazgo natural del proceso de cambio en la Argentina. Néstor tampoco estuvo de acuerdo con eso. Fue una diferencia muy fuerte y definitiva, porque era incomprensible que se desconociera el proceso histórico que Perón y el peronismo habían desarrollado. (…) Pero hubo mucha gente que, como yo, tuvo diferencias y se fue. No compartió esa radicalización del proceso que finalmente culminó en el golpe del 24 de marzo. No es que la radicalización haya provocado el golpe. El golpe ya estaba decidido. Lo que en todo caso fue funcional para la explicación y para la captación de muchos sectores medios que querían que se acabara la violencia de cualquier modo.”

Entrevistada por Hernán Brienza, el 14 de septiembre de 2013, vuelve a referirse a esa etapa: “Mi relación con Perón fue de reconocimiento absoluto de liderazgo. Ésta fue la gran diferencia que tuvimos dentro de los propios sectores juveniles. Discutir el liderazgo de Perón era discutir precisamente la dirección y las posibilidades de éxito de un proceso como el que se había iniciado con el retorno de Perón a la Argentina. Ésta fue una gran discusión y también asumir una realidad: las juventudes que militábamos y que entrábamos en barrios, en universidades, en fábricas, lo hacíamos en nombre del peronismo, porque había una memoria histórica del pueblo respecto de Perón y del peronismo.”

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El 28 de abril de 2014, Cristina Fernández, hablándoles a los jóvenes en los patios de la Casa Rosada, reflexionó: “Se cumplen 40 años de un momento trágico de la historia del peronismo, que fue el desencuentro de Perón con los jóvenes. Un desencuentro que yo viví muy de cerca, cuando me peleé con varios compañeros porque era una de las que sostenía que la conducción de Perón no podía discutirse [...] Las luchas históricas no se ganan ni con silbidos ni con abucheos, ni con gritos, ni con insultos, eso es lo que no se comprendió aquel 1º de Mayo. Las luchas históricas se ganan con trabajo, organización y junto al pueblo, siempre. Siempre junto al pueblo.”

Dice Nicolas Casullo sobre los años setenta: “Tiempo pasado, sin embargo, que aún está allí. Se lo acepte o se lo rechace: tanteado en la penumbra de lo que nos pasa.”

Paradojas de la nuestra historia y nuestro presente. Una ex-presidenta acusada de haber sido montonera, insiste en aclarar que no lo fue. En cambio quienes la acusan desde el principal partido de oposición, han puesto de presidenta partidaria a una mujer que si lo fue (ver mi nota en Perfil “Patricia la montonera”).

*Autor de “Salvados por Francisco” y “La Lealtad. Los montoneros que se quedaron con Perón”.