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encuesta de opinión pública

Imagen positiva: María Eugenia y Francisco por delante de todos

En el último estudio de la Universidad de San Andrés, la gobernadora Vidal sigue primera en la consideración general. El Papa crece entre los descontentos.

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Sonrientes. La gobernadora y el líder del catolicismo. La primera sufre menos el desgaste. El segundo sube en la consideración. | CEDOC

En la ola de marzo de la encuesta de satisfacción política y opinión pública (#Espop) de la Universidad de San Andrés, registramos otro mes más de descenso en los indicadores de aprobación del Gobierno y satisfacción política. Así como en el mes de octubre el Gobierno experimentaba un pico del 66% de aprobación y 53% de satisfacción con la marcha de las cosas, el desgaste político comenzó a sentirse nuevamente como suele suceder en los años no electorales. Desde entonces, la aprobación comenzó a caer: en la actualidad nuestro “termómetro” indica 51% de aprobación y 36% de satisfacción con la marcha general de las cosas, probablemente una de las más bajas valoraciones de la opinión pública hacia el gobierno de Mauricio Macri.

Multicausal. No hay un solo factor que sea el causante o explique la pendiente descendiente en la valoración de la opinión pública. Este fenómeno es multicausal: decisiones políticas críticas y antipáticas para la población, inflación con el consiguiente impacto en el poder adquisitivo, aumento de tarifas y la exposición negativa de algunos integrantes del gabinete. Todo eso afecta de manera diferente a distintos segmentos de la población.

Por ejemplo, mientras la proporción de satisfechos en los niveles ABC1 es del 42%, la aprobación en esos sectores trepa al 56%; de manera inversa, en los sectores de nivel socioeconómico más bajos (D-E) la satisfacción es del 29% y la aprobación del 39%. Territorialmente también hay diferencias significativas, mientras en CABA la aprobación tiene un pico del 60%, en el GBA la aprobación es del 40%. Las zonas Centro y Cuyo registran valores por encima de la media de aprobación nacional (56%), a diferencia del NOA y el interior de la Provincia de Buenos Aires y la Patagonia que están por debajo de la media.

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Ministros buenos, ministros malos. Para evaluar el posicionamiento de los ministros tomamos dos indicadores. Por un lado el nivel de conocimiento neto (aquellos respecto de los cuales tienen cerca del 60% de los entrevistados tiene una opinión positiva o negativa, excluyendo a los que no saben o no tienen una opinión definida). Por el otro el nivel de imagen positiva neta (esto es, la proporción de opiniones positivas sobre el conocimiento neto). La imagen neta no mide el valor bruto de opiniones positivas, sino el valor relativo de estas en relación con el total de opiniones. De este modo, la suma de opiniones positivas netas y negativas neta en todos los casos arroja un resultado de cien.

Con estas coordenadas como brújula, encabeza la lista con una imagen neta positiva el ministro del Interior Rogelio Frigerio (58%), seguido del jefe de Gabinete Marcos Peña (55%) y el ministro de Transporte Guillermo Dietrich (54%), también está en este grupo Patricia Bullrich (53%). Estos cuatro ministros tienen la peculiaridad de tener un alto nivel de exposición y a la vez haber forjado, hasta ahora y no sin polémica, una imagen positiva mayor que la negativa (que desde luego, la tienen). Hay algo en común entre ellos: son percibidos como funcionarios abocados a la gestión. También han cultivado una imagen positiva entre los entrevistados, pero a diferencia de los anteriores, son muy poco conocidos aún o conocidos en segmentos muy específicos y acotados. Claramente son los ministros que ayudan a forjar la imagen positiva del Gobierno en general, al menos hasta el momento.

Pero no todos los ministros gozan del calor de las preferencias de la opinión pública. La lista de ministros más conocidos y con imagen neta negativa la encabeza el ministro de Trabajo Jorge Triaca con un 70% de imagen neta negativa (el reverso de 29% de imagen positiva), le sigue el ministro de Medio Ambiente Sergio Bergman y el ministro de Finanzas Luis “Toto” Caputo (-64% de imagen negativa), el de Energía Juan José Aranguren (-62%) y el de Defensa Oscar Aguad (-61%). Estos cinco ministros, en la actualidad, se encuentran dentro de los factores que traccionan negativamente la imagen del Gobierno.

Si bien aún no termina de ingresar a este selecto grupo de ministros con muy mala imagen, el de Economía Nicolás Dujovne cayó 11 puntos respecto del mes anterior (cuando se encontraba en el grupo de los mejor posicionados) pasando de 55% de imagen positiva neta a un 44% (o el equivalente de -56% de imagen negativa). En menor medida, pero también retrocediendo, el ministro de Justicia, Germán Garavano pasó de 57% a 48%, pero con un nivel de conocimiento inferior al 50%. El resto de los ministros, son prácticamente desconocidos.

Oficialismo y oposición. La gobernadora María Eugenia Vidal viene experimentando una merma en su imagen: del 74% de opiniones positivas brutas al 60% en la actualidad. El Presidente y la diputada Elisa Carrió hoy se encuentran en similar situación con un 55% de opiniones positivas. En general, podemos decir que si bien con una merma de respaldo continúa en los últimos meses, los principales dirigentes del oficialismo se encuentran aún con suficiente apoyo y bien posicionados. Los principales dirigentes de la oposición, experimentan la situación exactamente inversa. En los últimos seis meses comenzaron a aumentar su imagen positiva. Cristina Fernández repuntó del 18% en octubre al 26% en marzo, Sergio Massa recuperó luego de un año y medio en continua caída pasando del 25% al 32%, al igual que Florencio Randazzo. El mejor posicionado dentro de los dirigentes panperonistas es el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, con 38% de imagen positiva. Quien también volvió a repuntar en su imagen es la dirigente del GEN, Margarita Stolbizer, que en la actualidad alcanza un 53% de opiniones positivas.

Al respecto quien goza de un fuerte respaldo en las simpatías de los entrevistados es el papa Francisco, que vuelve a instalarse como el número uno: con un 60% de opiniones positivas y un 32% de opiniones negativas, lo que lo convierte en un líder clave (aunque físicamente ausente) de los argentinos. Será por eso quizás que se haya convertido, al menos en el imaginario de parte del periodismo y de algunos pasillos políticos, en el líder de la oposición. Sus más cercanos rechazan esa calificación, pero lo cierto es que en la actualidad es el líder mejor valorado.

Una mayoría a favor de la despenalización del aborto

En el discurso de la sesión de inicio de las actividades legislativa el Presidente sorprendió con el énfasis puesto en una agenda vinculada a cuestiones que atienden la equidad de género. Los medios entendieron eso como un giro feminista en la agenda del Gobierno. Un tema central en esa agenda es la despenalización del aborto o la suspensión voluntaria del embarazo. Al respecto, preguntamos a los entrevistados cuán de acuerdo o desacuerdo estaban con esta iniciativa: el 51% se manifestó de acuerdo, mientras que un 43% lo hizo en de-sacuerdo. Las mujeres están en un 54% a favor, mientras que los hombres en un 49%. Considerando el margen de error, no parece haber diferencias estadísticamente significativas entre ambos segmentos y en ambos casos las opiniones favorables son más que las en desacuerdo. Por nivel socioeconómico encontramos diferencias significativas. En los sectores de nivel socioeconómico alto (ABC1) el 67% se manifestó en favor de la despenalización, en los sectores medios las opiniones favorables alcanzan el 54%, mientras que en los sectores más bajos tan solo lo hizo el 39%. En éstos últimos las opiniones en desacuerdo son mayoritarias (51%). El dato es paradójico, porque parte del argumento en favor de la despenalización se ha sostenido en la desigualdad de recursos para la práctica del mismo y, en consecuencia, para proteger a los sectores más vulnerables.

Otra diferencia notable en las opiniones es de corte territorial/regional. Mientras en CABA el 73% está de acuerdo con la despenalización del aborto, en Cuyo tan solo el 32% está de acuerdo y el 58% en desacuerdo. Una estructura similar en las opiniones encontramos en el NOA, con un 35% de acuerdo y un 55% en desacuerdo. En el GBA, en la PBA y en la Patagonia, las opiniones en favor son mayoritarias. Las diferencias regionales parecen repetir la distribución de preferencias previas a la sanción de la Ley de matrimonio igualitario.

Transversal. Otro corte que separa aguas en relación a la despenalización del aborto es el político. Dentro del grupo de los que definimos como “oficialistas duros” el 42% está de acuerdo, mientras que el 53% está en desacuerdo. El grado de acuerdo sube entre los “oficialistas moderados” a 47%, y sigue subiendo entre los “opositores moderados” a 53%. Entre los que definimos como “opositores duros” el 66% está de acuerdo con la despenalización del aborto. Como se puede apreciar, también las posiciones políticas de los entrevistados dividen las aguas sobre este asunto.

En resumen, la opinión pública se muestra mayoritariamente en favor de la despenalización del aborto, aunque esto no constituye un consenso social unívoco en todos los segmentos. Si los diputados reflejan estas opiniones, sin duda un proyecto en favor de esta medida debería recibir mitad de sanción en la Cámara baja. Del mismo modo que, juzgando por la distribución territorial de las preferencias, probablemente en el Senado encuentre menos adhesión.

*Politólogo y consultor. Conicet-UdeSA. @dgreynoso