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Se discute en mbitos acadmicos

Marihuana medicinal: un remedio para el dolor

El doctor Marcelo Morante, profesor universitario, descubrió que el cannabis era el mejor sistema para mitigar el sufrimiento de una hermana enferma. A partir de esa experiencia, plantea cuáles son los casos en los que debería utilizarse. Galería de fotos

Alternativa. Para los especialistas, debería recetarse en casos oncológicos y en las esclerosis múltiples.
| Cedoc Perfil

“Mi hermana estuvo en terapia intensiva con convulsiones refractarias, que no respondían a la medicación habitual. En un momento de angustia y de ansiedad, yo le agarré la mano y le dije: ‘Quedate tranquila que ya encontré la solución’. Fue un mensaje de amor, quería darle una respuesta de paz”.

El que relata esta historia en primera persona es Marcelo Morante, médico y profesor adjunto de la cátedra de Medicina Interna de la Universidad Nacional de La Plata. Tras el problema de salud de su hermana y un antecedente familiar directo –su madre sufrió un tumor cerebral y también padeció convulsiones– se puso a investigar nuevas formas de aliviar los dolores de los pacientes. Su estudio del tema lo llevó a promover el uso medicinal de la marihuana, algo que las leyes argentinas no permiten por tratarse de una droga penalizada.

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En diálogo con PERFIL, Morante habló de los efectos del cannabis como alternativa terapéutica y pidió “no criminalizar un acto médico”.

La búsqueda de Morante lo llevó hacia el Norte del continente. Más precisamente, hasta Canadá. Allí se encontró con Mark Ware, un especialista en medicina del dolor del Hospital General de Montreal. “Necesito que vos me enseñes todo lo que sabés de cannabis medicinal para ver si lo puedo aplicar en mi hermana”, le dijo a su colega canadiense apenas lo vio. Ware aceptó gustoso: allá la legislación sobre drogas es más liberal que en Argentina y el consumo medicinal está permitido, por lo que pudo mostrarle casos de pacientes oncológicos, en tratamientos de quimioterapia, que reducen sus dolencias mediante tratamientos médicos con marihuana.

Tras esa experiencia, Morante volvió convencido de que Argentina se debe un debate profundo sobre el rol de las drogas en la medicina.

¿En qué casos aconseja el uso del cannabis? ¿Qué efectos produce? ¿Tiene que ser la primera alternativa para los médicos? Morante señala que la marihuana podría recetarse para los dolores tumorales, oncológicos, neuropáticos o para las esclerosis múltiples, pero aclara que “nunca es la primera opción”, ya que “la morfina es mucho más potente y eficaz”.

Pese a eso, asegura que la marihuana “es mucho menos tóxica” y tiene menos efectos adversos: la morfina produce depresión respiratoria y genera una gran dependencia, algo que no ocurre con el cannabis medicinal, cuyas contraindicaciones apenas suelen ser sequedad en la boca y somnolencia. Por eso lo que plantea es un tratamiento complementario: “Si yo combino la marihuana con la morfina, posiblemente pueda bajar la dosis de morfina y tener menos efectos adversos. La marihuana no viene a reemplazar nada sino que viene a complementar”.

La idea de Morante es instalar el tema a nivel académico y social para realizar ensayos clínicos y habilitar esta alternativa terapéutica. Pero distingue dos obstáculos que le surgen en el camino: los prejuicios y el desconocimiento.

El médico plantea que el paso previo para lograr que se habilite el uso de la marihuana es lograr que haya más información. En ese campo, apuntó especialmente contra el periodista Eduardo Feinmann, a quien acusó de “irrespetuoso” y de “confundir” a los televidentes en sus cruces con personas a favor de despenalizar la marihuana: “Un tipo que tiene un cáncer de páncreas y que siente dolor, lo ve a Feinmann y piensa que está liquidado. Yo le diría a Feinmann: ‘¿Sabés cuánta gente se murió en mis brazos sufriendo? Yo vi la otra parte de la película, el sufrimiento’”.

¿Cómo son recibidos los planteos de Morante sobre el cannabis medicinal? ¿Cuál es la reacción de sus colegas? ¿Cómo lo toman los pacientes? Para el especialista, los prejuicios son tanto sociales como médicos, por lo que resaltó que son los propios pacientes los principales promotores e interesados en esta alternativa médica.

Esto lo comprobó al contactarse con pueblos de 10 mil habitantes como Castelli y Gonzales Chaves, en los que pidió hablar por las radios locales. La reacción de la gente lo impactó: pacientes con dolencias y madres de chicos en quimioterapia se mostraron rápidamente interesados en su trabajo. “El prejuicio se rompe desde la información. Cuando vos informás a la gente, hay una apertura. Lo que había que hacer era animarse a informar”, aseguró.

El médico afirmó que existe una “cuestión moral” que frena el debate sobre la marihuana medicinal, ya que se subestima que una planta prohibida pueda tener un efecto terapéutico.

Para Morante, el “estigma de porrero” lleva a los sistemas de salud a desinteresarse por las potencialidades médicas del cannabis. La respuesta del especialista es que la salud no debe regirse por la imposición de una moral sino por criterios científicos, ya que “los pacientes tienen derecho a tener una herramienta que existe en el mundo para paliar el dolor”. Pero además explicó que el método de uso medicinal es diferente al uso recreativo: al menos en Canadá, los pacientes no consumen la marihuana a través de cigarrillos sino vía vaporizador o vía oral.

¿Qué ocurre con el cannabis para fines no medicinales? ¿Debe despenalizarse el consumo social? ¿Qué actor social debe regular este tipo de uso? Morante cree que la penalización del consumo y del autocultivo de la marihuana empuja a los usuarios a recurrir a “ámbitos delictivos”. Por eso pide “no criminalizar” a los consumidores y que, cuando haya problemas de adicciones, sean los médicos y no las cárceles los que se ocupen del tema.

“Como hacemos con un alcohólico o un tabaquista, lo tenemos que contener. No lo metemos preso”, enfatizó. A la vez, expresó que los efectos del alcohol son más nocivos y no por eso deja ser de venta libre: “El alcohol es el peor de todos, por la dependencia psíquica y la violencia. La marihuana, cuando la dejás de consumir, no genera abstinencia física y está claro que no lleva a ningún estímulo de violencia”.

Para Morante es necesario avanzar en ensayos clínicos y educar tanto a los médicos como a la sociedad. Por eso sostiene que el ámbito ideal para instalar este debate es un espacio académico como la Universidad Nacional de La Plata, ya que si bien celebró que ensayos experimentales con ratas mostraron que el cannabis puede eliminar células cancerígenas, aclaró que aún resta saber si se puede obtener el mismo resultado en seres humanos. Para eso, plantea que el cannabis “no debería ser una droga prohibida” y que su uso debería salir del Código Penal. A esta altura, su deseo es concreto: “A la marihuana medicinal no le tenemos que aplicar la moralidad sino el rigor científico. Yo aspiro a eso. Ese es mi sueño”.