ELOBSERVADOR
Maniobras

Por qué el Estado pagará mucho más de lo que se creía por los gasoductos

Una serie de irregularidades de parte de Enarsa hará que los dos principales gasoductos licitados terminarán siendo mucho más caros de lo presupuestado originalmente.

20220911_enargas_ypf_cedoc_g
Sonrisas. Alberto Fernández anuncia la puesta en marcha del proceso de construcción del gasoducto Néstor Kirchner. La apertura de pliegos para el otro ducto, el de Mercedes-Cardales. | cedoc

Los gasoductos Presidente Néstor Kirchner (GPNK) y Mercedes-Cardales terminarán costándole al Estado 30.385,10 millones de pesos (US$ 218,27 millones al tipo de cambio oficial del lunes 5 de septiembre), mucho más caros de lo que tenía presupuestado originalmente, debido a una maniobra irregular que realizó Energía Argentina SA (Enarsa) en la adjudicación de los contratos para su construcción. 

Esto equivale casi a un 10% de lo que el Gobierno piensa ahorrar con la sustitución de las importaciones de GNL. A su vez, incrementó el agujero financiero de la empresa estatal para el proyecto a 125.745,77 millones de pesos (US$ 903,27 millones). Sin eso, su faltante de fondos sería de 95.360,66 millones (US$ 685,01 millones), un 24,16% menos.

La compañía terminó convalidando la oferta de 55.300,05 millones de pesos (US$ 397,24 millones) de la firma BTU por el renglón 3 de la licitación del GPNK, pese a que fue un 32% más alta que los 41.894,94 millones (US$ 300,95 millones) previstos en los pliegos.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

También le adjudicó el renglón 4 a la sociedad Techint-Sacde pese a que propuso construir el Mercedes-Cardales por 45.114,40 millones de pesos (US$ 324,07 millones), un 60,35% por encima de los 28.134,42 millones (US$ 202,10 millones) del presupuesto oficial.

Esta diferencia era aun mayor, pero la UTE hizo un segundo descuento del 4,50% a pedido de Enarsa, tras ofertar la obra en 47.239,50 millones de pesos (US$ 339,34 millones de dólares).

La empresa estatal se vio obligada a tomar esta decisión, en este último caso, luego de que la comisión evaluadora considerara que era inadmisible adjudicarles el contrato con esos montos en forma directa.

Esto se debe a que superaba el 20% sobre el monto fijado en el presupuesto oficial. Enarsa había establecido que este límite máximo no podía ser sobrepasado por la propuesta más barata para quedarse con la licitación.

Comienzo. Aquí comienzan las irregularidades en las que incurrió la compañía energética. Como las diferencias de precios eran demasiado grandes y era imposible recibir un descuento de tamaña magnitud sin llamar la atención, decidió actualizar sus costos estimados para que cerraran los números.

“Lo que están haciendo es ilegal. Por mucho menos que eso, se armó el caso Skanska. Es un escándalo. Tendrían que haberla dado de baja y volver a licitarla”, dice a PERFIL una fuente de la gestión anterior de la Secretaría de Energía de la Nación, que conoce los pormenores de la subasta.

Enarsa justificó estas modificaciones en el dictamen de evaluación de ofertas del renglón 4 aduciendo que “tampoco a la fecha de confeccionados los pliegos se encontraba finalizado el Estudio de Impacto Ambiental” (EIA) que le había encargado a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires (UBA). 

Esta es otra de las irregularidades en las que incurrió, ya que no debería haber convocado a una licitación de esta magnitud sin contar con toda la información que le permitiera calcular correctamente lo que le terminaría costando. “Es como si no hubiera tenido la ingeniería básica lista, nunca debería haber lanzado el proceso en estas condiciones”, señala la misma fuente. La compañía se negó a responder los llamados realizados por PERFIL.

El primer retoque. La UTE Techint-Sacde presentó el 29 de julio una nota con observaciones sobre diferentes cuestiones que no habían sido contempladas en los pliegos del renglón 4, junto a un descuento del 4,50% a la propuesta que había realizado en la licitación, a pedido de Enarsa.

Sus argumentos se fundamentaban en que el terreno donde se llevará adelante el loop Ordoqui está anegado y en que se habían agregado nuevos cruces (rutas, trenes y ríos) en el Mercedes-Cardales al modificarse su traza. 

Por eso, era necesario ajustar los montos del presupuesto original. Enarsa aceptó estas observaciones a sabiendas de que parte de estos planteos estaba fuera de lugar, porque la mayoría de ellos ya estaba contemplada en los pliegos.

La principal inconsistencia corresponde a la obra del Mercedes-Cardales. La UTE adujo que la base de cálculo debía ser ampliada porque se le habían adicionado cinco kilómetros al diseño original.

“Las propuestas presentadas se ajustan a la documentación contenida en el proceso licitatorio publicado, que incluye el pliego y sus circulares. El trazado del gasoducto Mercedes-Cardales fue modificado mediante una circular al pliego, extendiendo su longitud inicial”, sostiene una fuente cercana al consorcio. 

La empresa estatal recién presentó el EIA con el trazado original ante el gobierno bonaerense el 6 de julio, dos días antes de que se abriera el primer sobre de la licitación, por lo que difícilmente el consorcio podría haber conocido su contenido.

“Enarsa le pidió al equipo de la Facultad de Ingeniería de la UBA que modificara el estudio con la nueva traza en una reunión que mantuvieron el 13 de julio”, explica la fuente cercana a la Secretaría de Energía. O sea, cinco días después de que se presentaran las propuestas.

La información complementaria del EIA con los cambios en el tendido recién fue elevada al gobierno bonaerense el 28 de julio. Al día siguiente, la UTE le envió a la compañía energética sus observaciones.

Resulta imposible que toda esta información pudiera estar incluida en la oferta del consorcio y, menos aún, que Enarsa pudiera considerar ese argumento como válido para justificar el ajuste de su presupuesto.

No solo lo hizo sino que, además, basó el aumento de los costos en distintos ítems que forman parte de la última versión del EIA. Esto provocó un incremento de 1.086,20 millones de pesos (US$ 7,80 millones) en el valor estimado del proyecto, que nunca debería haber realizado.

A esto le sumaron otros 4.227,47 millones de pesos (US$ 30,37 millones) de la readecuación del presupuesto para la obra del loop Ordoqui, sustentado en otras observaciones del consorcio. Ambos ajustes totalizaron 5.313,67 millones de pesos (US$ 38,17 millones).

En su lugar, debería haber agregado un adicional al contrato adjudicado por la modificación de la traza. “Lo que tendría que haber hecho era rechazar previamente por ser demasiado caro y volver a convocar a una nueva licitación”, sostiene la fuente de la Secretaría de Energía.

El segundo retoque. Como esto no le alcanzaba para que la oferta de la UTE estuviera por debajo del techo del 20% y, además, tampoco incluía a BTU, que había pasado un 32% por encima de lo estimado, Enarsa incurrió en otra irregularidad: la redeterminación de precios.

A través de este mecanismo, ajustó los costos (salarios, combustibles, equipos, inflación) estimados de toda la licitación a valores al 8 de julio, desde los originales, que habían sido calculados al 2 de junio.

“Jamás se readecúa el presupuesto. Lo que podés hacer es que, si no tuviste contemplado algo, después se lo agregás al que gana como un adicional. No lo hacés para decir que las ofertas son válidas”, explica la fuente.

Esto provocó que el presupuesto para los primeros cuatro renglones (correspondientes al GPNK y al Mercedes-Cardales) se incrementara un 12,80%, mientras que el quinto (planta compresora) lo hiciera en un 7,20%. 

Según su argumento, uno de los factores que más influyeron fue el aumento del 21% generado por la paritaria que firmó la Uocra el 8 de junio. Sin embargo, este dato ya se conocía desde el 8 de mayo, cuando el sindicato anunció que había llegado a un acuerdo con la Cámara Argentina de la Construcción. 

“Estos nuevos valores ya habían sido tenidos en cuenta cuando se armó el presupuesto original, incluido en los pliegos, que se había cerrado el 31 de mayo”, explica la misma fuente de la Secretaría de Energía.

La segunda irregularidad es que esta readecuación debió haberse realizado antes de la apertura de las ofertas económicas y no después, como se hizo. El contenido de los sobres se conoció el 21 de julio (renglones uno y cinco ), el 25 (renglón dos), el 26 (renglón tres) y el 28 (renglón cuatro), y el ajuste se anunció el 27, cuando ya sabía que los valores de BTU superaban los parámetros establecidos para adjudicarle el contrato en forma directa.

Con estas maniobras, Enarsa logró que los montos que presentaron las empresas para los renglones tres y cuatro quedaran por debajo del techo del 20%, para poder adjudicarlos con celeridad, sin importar las diferencias millonarias que esto le implicaba al Estado.

 

Silencio de radio

Hasta el momento, ningún partido de la oposición presentó pedidos de informes ni ante Enarsa ni ante la Cámara de Diputados. Juntos por el Cambio prefirió no interferir en el proceso para evitar que el Gobierno lo culpara “de ser los responsables de que el gasoducto no esté listo para el próximo invierno”, sostiene una fuente dentro de la alianza.

Esta estrategia es la misma que tomaron cuando el por entonces ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, denunció irregularidades en la adquisición de los caños para la obra. Primero, los diputados del PRO lo convocaron al Congreso pero, luego, llegó una directiva desde la conducción ordenándoles que se olvidaran del tema, explica.

“Ahora no podemos hacer nada, porque vamos a quedar como los culpables de haber parado el gasoducto en medio de un año electoral. Lo que va a terminar pasando es que, en un par de años, cuando estemos en el gobierno, investigaremos lo que ocurrió y, si hubo algún tipo delito, lo juzgaremos y alguien terminará preso”, concluye la misma fuente.

Desde el sector liberal, en tanto, prefirieron esperar a que se publicara este artículo para analizar qué medidas tomar al respecto, sostiene una fuente cercana a unos de sus principales dirigentes.

 

Diferencias de costos

Al analizar las diferentes ofertas, la comisión evaluadora de Enarsa nunca consideró la diferencia de valores entre los distintos renglones, tanto en los que ofertó un mismo consorcio como entre los presentados por una y otra empresa, antes de aconsejar la adjudicación de los contratos. Esta brecha se notó especialmente en el tres y el cuatro, donde terminó pagando sumas por pulgada metro (ppm) para la obra civil superiores a las del uno y dos. 

La UTE Techint-Sacde pasó US$ 57,52 y US$ 52,73, respectivamente, para estos dos últimos para hacer 220 kilómetros con caños de 36 pulgadas del GPNK. Pero propuso construir los 109,44 kilómetros del Mercedes-Cardales y el loop Ordoqui por US$ 102,24, o sea, un 93,90% más caro que el anterior. 

Esta obra lleva tubos más pequeños (de 30 pulgadas), lo que permite cargar una mayor cantidad en cada camión y se encuentra en una zona donde la logística es mucho más simple (en plena provincia de Buenos Aires) en comparación con el GPNK, que se desarrollará en su mayoría en Neuquén y La Pampa.

Los precios del consorcio están por encima de los que Transportadora de Gas del Sur pagará por la extensión que acaba de lanzar para realizar 32 kilómetros de su gasoducto de Vaca Muerta, con el mismo tipo de caños, y que estará a cargo de Sacde: US$ 38,28 ppm, un 62,56% menos que en el contrato que ganó junto a Techint en la licitación.

“Las ofertas reflejan el contexto macroeconómico y las condiciones de cada licitación al momento de su elaboración, las particularidades del pliego, el alcance de las responsabilidades de ingeniería, suministros, construcción, la forma de pago, el riesgo crediticio y las restricciones a la importación de suministros y equipos –detalla la fuente cercana a la UTE–. También las condiciones de mercado para la disponibilidad de personal calificado y equipos específicos, las restricciones de cumplimiento de plazos de ejecución y las particularidades de trabajar en zonas desérticas o de alta densidad poblacional, en las que se precisa sortear un mayor número de interferencias, cruces, propietarios, etc.”

Un desfasaje similar se produce al comparar lo que pasó BTU para los 133 kilómetros finales del GPNK, correspondientes al renglón 3, con los de los primeros dos, que quedaron en manos de Techint-Sacde.

La empresa cobrará US$ 85,94 ppm por un tramo que es casi la mitad que los otros dos, en la que utilizará el mismo tipo de caño y en una zona sin grandes dificultades del terreno.

Así, Enarsa abonará los trabajos un 62,98% más caros que lo que le pagará a la UTE por una obra similar, en un contrato que, además, fue adjudicado sin competencia y para el que no le pidió ningún descuento.