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41 años del golpe y 40 de su desaparicion

Walsh: los rastros de su muerte y sus últimas obras

A 40 años de su asesinato, el 25 de marzo de 1977, Rodolfo Walsh permanece desaparecido, al igual que una parte de su obra. PERFIL reconstruye su rastro. La familia sostiene que hay restos del escritor en un campo de deportes lindero a la ESMA.

Rodolfo-Walsh
Documentos. El DNI del escritor y la casa donde vivió, en San Vicente: huellas de un autor aún imprescindible. | Cedoc Perfil

“Desnudo de la cintura para arriba reconozco a Rodolfo; me parece ver un par de impactos de bala en la zona del pecho, y es llevado precipitadamente con voces de mando, gritos y un estado de gran excitación hacia la enfermería”, relata el ex detenido Martín Gras. Su testimonio en el juicio oral por los crímenes de la ESMA es una de las pruebas que da inicio a un rastro que hasta el día de hoy tiene final abierto.

A cuarenta años del asesinato del periodista y escritor Rodolfo Walsh, aún permanece desaparecido, al igual que parte de sus documentos y su obra.

Es de público conocimiento que Walsh, el 25 de marzo de 1977, sufrió varios impactos de bala en el tórax, en la esquina de San Juan y Entre Ríos, en el barrio de San Cristóbal, por parte de un grupo de tareas que rondaba las treinta personas, que le provocaron la muerte inmediata. La historia ya deja de ser tan conocida cuando lo cargan en un auto y lo trasladan a la ESMA.

Silvia Labayru, otra sobreviviente, completa el relato ya en el sótano del Casino de Oficiales de la ex ESMA: “En un momento estábamos un grupo de personas en estos cuartitos del sótano (la parte de abajo edificio donde se llevaban adelante las torturas), yo abrí la puerta para pedir que me llevaran a un baño y en ese momento entraba una camilla con un cuerpo y me dieron un empujón y cerraron la puerta. No es que yo supiera que esa persona que estaba en la camilla era Rodolfo Walsh, pero sí que ellos ese día hablaron de que habían capturado muerto a Rodolfo Walsh. Con lo cual infiero que ese cuerpo que yo vi en una camilla pertenecía a él”.

El fantasma. Según Gras, había un intento de capturar vivo a Walsh ya que los militares lo consideraban “una presa de inteligencia importante”. El cuenta que para algunos oficiales de inteligencia de la ESMA “era como una leyenda”. Lo llamaban “el fantasma Walsh”. Decían que “caminaba disfrazado de cura por las calles de la ciudad para evitar los controles”. La última vez que lo vio, ese viernes 25 de marzo de 1977, supone que lo que presenció fue “un intento de llevarlo a la enfermería para producir algún efecto de reanimación”.

Entonces la pregunta que hace que la historia se vuelva presente es ¿qué pasó con los restos de Walsh? ¿Dónde están? Su hija Patricia Walsh, querellante en las causas ESMA 2 y 3 –en las cuales se juzgó a personas por el asesinato de Walsh, el robo de sus bienes y lo que hicieron con su cuerpo–, habló con PERFIL sobre las investigaciones acerca del paradero de su padre: “Los testimonios dicen que los cuerpos se quemaban y eran enterrados en un campo de deportes que queda detrás de la ESMA. Estos testimonios surgieron en los juicios anteriores y vuelven a salir a la luz en este juicio 3”.

Se trata del predio Cabo Primero Ernesto del Monte, que las Fuerzas Armadas poseen en el barrio de Núñez. Allí hace años que se realiza un torneo deportivo del que participan los miembros de las FF.AA. A partir de la sentencia del tercer Juicio de la ESMA, el Tribunal Oral y Federal Nº 5, a cargo del juez Torres, pidió “preservar la prueba” del campo de deportes “Cabo I Ernesto del Monte” sobre la avenida Lugones, detrás del Casino de Oficiales, por ser un espacio que varios testigos señalaron como un lugar donde podría haber restos de desaparecidos, entre ellos los de Rodolfo Walsh, según denuncia su hija.

“Los vuelos de la muerte solían ser los miércoles. Pero mi padre llega a la ESMA un viernes. Los cuerpos se sacaban por la parte trasera del predio, cruzaban las calles que separaban lo que hoy es el sitio de memoria del campo de deportes y se llevaban al lugar donde había una gran parrilla que había sido fabricada en la herrería de la ESMA. Se llevaba también combustible y cubiertas en desuso que se pedían en el sector automotores, que estaba a cargo de un civil, que era Torres de Tolosa, que es juzgado en este juicio. Los genocidas lo llamaban el asadito”.

PERFIL se comunicó con el Equipo Argentino de Antropología Forense y uno de sus miembros explicó que ya se realizaron algunas “prospecciones al campo y que es un terreno difícil ya que fue rellenado varias veces, que hasta tiene restos de cuando se asfaltaron las avenidas, y que hasta el momento no se pudo determinar si allí hay restos. Pero se deben continuar los trabajos”.

Más cuerpos. Una fuente judicial le explicó a PERFIL que la causa “campo de deportes” está abierta, que se sigue avanzando y que hay más familias involucradas. “Ese podría ser además el lugar donde se enterró el cuerpo de Raimundo Villaflor, protagonista del libro de Walsh ¿Quién mató a Rosendo?”, según el reclamo de Walsh.

“Hace poco detuvimos una obra. Ya habían ido con todas las excavadoras para poner un cartel publicitario. Pero los detuvimos ya que ese espacio no debe seguir siendo alterado. Estamos cansados ya de insistir para que se avance”.

Los papeles. En el veredicto dictado en 2011 en el segundo juicio ESMA por el Tribunal Oral Nº 5 se imputó al grupo de tareas comandado por el Tigre Acosta por el delito de “robo con armas, en lugar poblado y en banda”, en perjuicio de los bienes de Walsh. Cuando en marzo de 1977 el periodista fue capturado, llevaba la pistola, un reloj Omega y un maletín con la cédula de identidad a nombre de Norberto Pedro Freyre –que había usado en la investigación de los fusilamientos de José León Suárez–, el boleto de compraventa de su casa en San Vicente y las copias de la Carta abierta.

Con esos datos, luego los militares ingresaron en su vivienda de San Vicente y se adueñaron de todas sus pertenencias, que fueron depositadas en el llamado “Pañón” de la ESMA, donde se acumulaban los bienes de las víctimas. Entre esos papeles, se encontraba Juan se iba por el río.

“De este último cuento inédito no hay copia. La búsqueda continúa. Ese cuento no está irremediablemente perdido. Salvo la familia y los que somos querellantes en el juicio ESMA nadie lo está buscando”, reclama la hija de Walsh.

La última información que ella tiene es que “ese cuento sale de la ESMA. Es llevado, junto a mucha información, a Zapiola y Jaramillo, donde funcionaba una supuesta oficina. En realidad, era una propiedad que pertenecía al genocida Jorge Rádice. Existe un testimonio de una detenida-desaparecida que dice que allí vio ese cuento. Hace poco hubo una inspección ocular ordenada por el tribunal que entiende en la causa, pero no se encontró. La información que yo tengo es que ese cuento vuelve a salir de ahí y ahí se pierde el rastro”.

Por su parte, Alejandra Naftal, directora ejecutiva del Museo Sitio de Memoria ESMA, le confirma a PERFIL que ellos creen que el cuento se puede encontrar. “En las causas de los derechos humanos no hay nada definitivamente perdido. Siguen apareciendo documentos y NN. Me parece bien que se siga buscando”. Parte de estos relatos y papeles del cuento ahora son de acceso público, gracias a la muestra temporaria Walsh en la ESMA (ver la nota de la página siguiente).    

Durante el juicio de la ESMA, la hija de Walsh les pidió en la cara a los represores que le devolvieran estos papeles de su padre. “Lo que hay que hacer con ese texto es buscarlo con la confianza de que lo voy a encontrar, porque no me imagino a Walsh buscando el cadáver de Evita diciendo no la encontraremos”.