La ONU define la sustentabilidad como la capacidad de satisfacer las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras. Para las empresas, ese desarrollo supone la administración responsable y eficiente de los recursos de cara al futuro, e implica un trabajo articulado con el sector público y organizaciones del tercer sector para generar un impacto positivo en la sociedad.
El pasado 23 de abril se celebró el Día Nacional de la Responsabilidad Social, fecha que quedó instituida en octubre de 2016 con la sanción de la ley 27.301 y tuvo como objetivo conmemorar la adhesión del país a los principios universales del Pacto Global de Responsabilidad Social de la ONU.
Con el avance del coronavirus, muchos cambios que quizá estaban madurando en la sociedad se vieron acelerados por la pandemia, que obligó a todos a reconfigurar su forma de trabajar, de relacionarse, pero también generó una oportunidad para innovar en procesos de aprendizaje. El aislamiento social puso de relieve, más que nunca, las posibilidades que ofrecen las herramientas virtuales, tanto para el teletrabajo como para la educación a distancia y dejó en claro la necesidad de avanzar en este terreno ante la transformación social de un mundo post-pandemia. En pocos meses, el modelo tradicional educativo se vio revolucionado pasando de la presencialidad del aula a una enseñanza 100% online. Dentro del ámbito empresario, un ejemplo de esto es Pan American Energy (PAE): la petrolera focalizó su estrategia en la transformación digital del sistema educativo de las comunidades de las que forma parte.
PAE desarrolla sus programas de sustentabilidad tomando como pilar fundamental de trabajo la articulación público-privada, haciendo foco en 4 ejes: Educación, Salud, Desarrollo Local y Ambiente. La estrategia es transversal a toda la compañía y forma parte de su ADN. Así, se busca desarrollar sus acciones de sustentabilidad a largo plazo que, además, puedan ser replicados y fomenten la participación de diversos actores sociales.
De esta manera mediante un trabajo sostenido permitió que, en el último año, se implementaran más de 140 programas y actividades y se alcanzaron a más de 550.000 personas de todo el país. Fuentes de la petrolera comentan que se logró reconvertir más del 90% de los programas en formato y contenido para poder dar respuesta a las nuevas necesidades que despertó la pandemia.
Con récord de inscriptos y una alta receptividad, los programas educativos de la compañía llegaron a más de 15.000 alumnos potenciando las nuevas herramientas digitales y de inserción laboral, capacitando a su vez a más de 23.200 docentes para aportarles elementos pedagógicos indispensables ante la realidad impuesta por la virtualidad. Por otra parte, más de 60.000 personas participaron de diferentes experiencias y espacios lúdicos, científicos y recreativos de forma online.
“Durante el 2020 la pandemia generó un contexto adverso en el ámbito educativo. Por esta razón, nos adaptamos para seguir apoyando a cada uno de los estudiantes de las diferentes comunidades que quieren alcanzar sus metas y convertirse en profesionales. De esta manera, con nuestro Programa de Becas Universitarias, logramos que los jóvenes tengan un mejor acceso a la educación”, sostuvo Agustina Zenarruza, Gerente de Sustentabilidad de Pan American Energy.
A través del Programa de Becas Universitarias PAE se continuó acompañando de forma virtual a los más de 120 becarios activos en Chubut, Santa Cruz, Neuquén para que puedan continuar con sus estudios. La virtualidad animó a seguir fortaleciendo el acompañamiento y cercanía con el becario, y en ese sentido se desarrollaron propuestas online para la Comunidad de Becarios PAE con espacios de relacionamiento y vinculación entre pares, acceso a congresos y talleres, la posibilidad de realizar prácticas profesionalizantes, pasantías y vincularse con el mundo corporativo. La reconversión del programa logró dar respuesta a los desafíos plantados por la pandemia, y permitió que desde la virtualidad se pueda estar más cerca que nunca de los estudiantes, acompañándolos, conteniéndolos y manteniendo una escucha activa.
La reconversión del programa logró dar respuesta a los desafíos plantados por la pandemia, y permitió que desde la virtualidad se pueda estar más cerca que nunca de los estudiantes, acompañándolos, conteniéndolos y manteniendo una escucha activa.
