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Crítica televisión

Cobra Kai: Un show acerca del paso del tiempo, errores y aciertos

La serie de YouTube acierta al reflotar el mundo del Karate Kid.

Cobra Kai 20190510
duelo. El hallazgo de la secuela de Karate Kid son William Zabka (Johnny) y Ralph Maccio (Daniel). | YouTube

Calificación: Excelente.

Cuando se estrenó “la continuación de Karate Kid” pocos esperaban lo que finalmente fue la S01 de Cobra Kai. Todos esperaban, sí, comedia, modos del cine deportivo y una cuota de nostalgia diluida en inverosímil. Pero lo cierto es que sin jamás negar eso que se esperaba de ella, la serie creada por Josh Heald, Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg se convirtió en una serie única. Por un lado, los dojo enemigos, Cobra Kai y Miyagi-Do, volvían al ruedo, y eso daba pie a un nuevo enfrentamiento entre el ahora fracasado Johnny Lawrence (William Zabka) y el exitoso Daniel LaRusso (Ralph Maccio), los protagonistas de aquel mítico duelo del cine que en la ficción de la serie determinó para siempre el destino de ambos personajes. Pero por otro lado se sumaba a los hijos de ambos, y alumnos, es decir, a jóvenes que traían aquella dinámica adolescente de la saga original y también acrobacias básicas del melodrama teen con sus amores y desamores. Claro que todo eso vestido en clave deportiva: todo servido para instantes de pelea, redención y confirmaciones.

Pero ahí es donde Cobra Kai otra vez hace la diferencia: ese paso del tiempo para los personajes del film original ha implicado errores, algunos enormes, otros menos, pero la forma en que sus torpezas vuelven a brotar cuando son maestros (también sus aciertos) es la clave del show. No es un show sobre la venganza, o lo cool, o la nostalgia: es un show acerca del paso del tiempo y el peso de aquello que no nos suelta (o que no soltamos). Y aplicar esa fórmula a personajes que fueron caricaturas, cargarlos de pasado y de redenciones, aunque suena pesado, aquí adquiere una cintura única. Que el personaje que era un bully entienda que hay en el odio que lo movía y que transmite a sus alumnos suena a una lección quizás sosa, pero en la inteligencia de Cobra Kai es como se muestra: como un proceso interno de un personaje, a veces reactivo a daños causados, y no como una lección didáctica. Allí es donde la serie asesta su mejor golpe: usa los lugares comunes del melodrama teen y el film deportivo para contar la historia de sus personajes, para construir desde el estereotipo y que esa construcción no se lea como moraleja didáctica. Es una serie que entiende todo lo que podemos ser: estereotipos, nuestra propia maldición, nuestra propia idea de redención, pero que al mismo tiempo sabe que no hay reflejo como aquello que hacemos, queriendo o no, a los demás. 

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