ESPECTACULOS
Ernestina Pais

“Con Vernaci tenemos abogados de por medio”

Al frente de Desayuno americano, afirma que Vila está contento por el rating, y dice que su restaurante le permite no prostituirse profesionalmente.

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A fines de 2011 abandonó CQC y decidió no renovar con FM Metro. Se dedicó a sus quehaceres de madre de Benicio (9) y a intentar fortalecer la relación con su pareja, Nicolás Pinto; un poco más allá estaba el deseo de buscar un hermanito a su único hijo (“En mi vida privada soy más caótica, sentía que algo estaba raro, que estaba por explotar, y que finalmente explotó. Por suerte, pude atenderlo a tiempo”). En ese año de ausencia de la TV, estuvo pendiente de su restaurante, Million y algunas campañas de publicidad, y condujo eventos como el del Cirque du Soleil. “Por suerte, el restó y algunas cosas que elijo hacer me permiten no prostituir mi carrera”, explica Pais, que rechazó propuestas en los medios, entre ellas hacer un programa en Radio América.
A los 41 años, regresó a la TV como conductora de Desayuno americano (América a las 9.30), con contrato hasta diciembre de 2014. Aunque es un magazine que ya estaba al aire, Pais dice que “es la primera vez que tengo uno propio, pensado para mí, que no acompaño a nadie o no vengo a ocupar el lugar que ya estaba. Pamela (David) hacía rato que no estaba y de ese equipo sólo quedó Toti (Pasman). En mi carrera siempre fui dando un pasito hacia arriba. Con mucho trabajo. No nací siendo el culo del verano ni salí de la casa de Gran Hermano”.
—Promedian 2,7 puntos de rating y pierden con “AM”; ¿estás conforme?
—Vamos bien, bárbaro, la gerencia está conforme y me siento feliz de cómo el canal acompaña a la gente, como en el tema de la inundación. Cada tanto pregunto cómo vamos, pero creo que lo conveniente es desglosar el rating después. Veo muchos conductores que lo hacen en vivo y salen programas esquizofrénicos. Hoy es imposible hacer ocho o diez puntos a la mañana, sólo Mañanas informales hacía ese rating.
—¿Cómo te sentís cuando en “Duro de domar” parodian tus errores?
—Uno se equivoca en vivo, y no me molesta en lo más mínimo. Sí me molesta que Duro de domar manipule las notas frecuentemente con edición para pegarle a alguien. Yo he visto notas enteras y después las veo cortadas en pedazos. Eso habla de la pobreza del material que tienen. Pasa de los dos bandos. Estoy tranquila. Si alguien quiere saber cómo soy, no mira Duro de domar, sino que mira mi programa. Tengo cosas más personales con ese programa.
—¿Se puede ser íntegro y trabajar en televisión?
—Mis amigos son de otro palo, los conozco de hace veinte años, y recientemente me hice amiga de María O’Donnell, una mujer coherente, inteligente y de alto nivel de periodismo. La integridad está más en los productores, no en los capos, en los laburantes, que no les llega ningún canje ni los invitan a comer. Esos tienen mucha más integridad que muchos que están en cámara.
—Hace un tiempo volvieron los cruces con la Negra Vernaci. ¿Una historia de nunca acabar?
—Es una persona desequilibrada que habla de mí. En su discurso denota que tiene una identificación muy fuerte conmigo.
—¿Cuándo empieza la pelea?
—Empieza en su fuero íntimo. Fui muy clara. Ella dijo: “Se decía mi amiga y no conoce a mi hijo”, a lo que contesté: “No sólo lo conozco sino que lo fui a ver a la clínica al día siguiente que lo pariste”. Segundo, dijo: “Toma sustancias”. No tomo porque una persona que lo hace no se levanta todos los días a las seis de la mañana, se maquilla, se peina y hace tres horas de un programa en vivo en televisión. Cualquier persona que conoce el mundo de las sustancias no puede tener un compromiso, y hace diecisiete años que soy intachable en mi trabajo. Es envidia, no la puede disimular, resulta muy patético. ¡Hace nueve años que no la veo! ¿Tanto le molesta? El año pasado yo no estaba en ningún lado y le dio un móvil a Intrusos y habló quince minutos de mí en vez de hablar de su libro. Los hechos hablan por sí solos. No tengo mucho más que decir, ahora sólo abogados de por medio.
—Entonces, hay un litigio legal…
—Me molestó muchísimo cuando mi hijo vino a preguntarme: a) ¿de qué sustancias hablaba? y b) ¿quién era esa persona que decía que eras tan mala? Tiene nueve años, utiliza una computadora y muchas veces googleó a la madre, y ver que aparece una señora diciendo cosas horribles, que se pone en lugar de policía, y hablar de esa manera de otra persona...