ESPECTACULOS
Diego Peretti y Hernán Casciari

De Mercedes al mundo de la mano de la familia Bertotti

La famosa creación Más respeto que soy tu madre llega finalmente al cine adaptada por el referente de Orsai. PERFIL habla con el autor y coguionista de esta versión y con Diego Peretti, que protagoniza junto a Florencia Peña. Los planes juntos.

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Diego Peretti y Hernán Casciari. | sergio piemonte / GZA. PRENSA THE REMAKE

Primero fue un blog, luego en el 2009 subió al escenario de la mano de Antonio Gasalla y desde el jueves 8 existe la versión cinematográfica de Más respeto que soy tu madre. La dirección es de Marcos Carnevale con un numeroso elenco encabezado por Florencia Peña, Diego Peretti, Guillermo Arengo, Ángela Torres, Agustín Battioni y Bruno Giganti. Ellos encarnan a la familia Bertotti, acompañados por la música de Gerardo Gardelín. Su creador, el escritor Hernán Casciari anticipa: “No es una obra graciosa al 100 %. Necesariamente tiene que tener un cierto esperpento, bajar a lo emotivo y esto lo entendió a la perfección Marcos Carnevale como director de cine. Una de mis tareas es que en el mundo se vea mi ciudad, Mercedes, tanto en Noruega, Filipinas o Japón. Es lo primero que se muestra en la película, una vista aérea mediante un dron. La familia Bertotti es la mía. En la vida real es lo que le pasó a mi madre con la hiperinflación, durante el gobierno de Alfonsín, que viví en mi adolescencia”. 

En la pantalla, aparece un Diego Peretti avejentado: encarna a Don Américo, el abuelo de esta tan particular parentela. Subraya: “Mi función hoy, casi ideológica, es que la gente se divierta, se entretenga e incluso una palabra que está muy mal vista, que se evada. En este momento es lo que busco, tanto en el cine, como en el teatro, donde sigo con Inmaduros. No estoy viendo películas ni realistas, ni crudas, creo que tiene que ver con la edad y el momento que pasamos con la pandemia. Necesito escuchar carcajadas”. 

—¿Por qué se tardó tantos años en conocer la versión cinematográfica?

HERNAN CASCIARI: Se tardó mucho por la obra de teatro. Generalmente se suele decir que cuando hay un éxito no debe bajarse y ni se tiene que reproducir en otro formato, hasta que se agote el primero. Al principio la iba a producir Gerardo Herrero en España. Se pensaba rodar con Carmen Maura como protagonista. Por suerte ese proyecto no se hizo: era demasiado española. Hace un tiempo atrás, con el mismo productor de la obra de teatro, Nacho Laviaguerre, decidimos hacer la película. 

—¿Cómo fue la composición de Don Américo?

DIEGO PERETTI: Traté de caracterizarlo lo mejor posible. La primera idea fue que hablase en cocoliche, como el que usaban los hermanos Discépolo a principios del siglo XX. A mí me pareció que era mejor hacerlo todo en italiano (N.d. R: su diálogo está subtitulado). Tuve en cuenta mi historia personal. Mi madre llegó de España con veinte años, escapando de la Guerra Civil, por ser republicana y nunca dejó de hablar en un perfecto madrileño. Tiene que ver con esos exilios obligados, como el de Américo. Esta familia Bertotti es casi una pymes y muestra los avatares sociales, económicos y políticos del país. Sentí que era mejor que mantuviera su idioma como su afición por la música, que nunca se quebró. 

—¿El guión fue escrito a cuatro manos junto a Christian Basilis?

C: En el contrato que firmé pedí dos cosas: poder supervisar y decidir quién iba a hacer la adaptación cinematográfica y que se rodara realmente en mi ciudad, Mercedes. Lo propuse a Basilis porque es mi socio en la revista Orsai. Todo el tiempo conversábamos pero nunca escribí. Con Christian (Basilis) nos conocemos desde hace cincuenta años, fuimos compañeros de escuela, primaria, secundaria y universidad. 

Nosotros ubicamos la historia en 1999.

—¿Y el grotesco?

P: Para mí lo más cercano fue lo que hice con Cohen vs Rossi (N.d.R: Dirección Daniel Barone, 1988), creo que ahí lo bordeamos. Pero es la primera vez que encarno un material tan subrayado, caricaturesco y además a un anciano. Nuestra referencia máxima es Esperando la carroza y ésta es una vara muy alta. Carnevale tiene muy en claro la tanada. Me di cuenta que algunos gestos yo los tenía naturalizado, tal vez por mi origen, mi apellido paterno es italiano, de Florencia. 

C: En la novela usé el cocoliche, Gasalla lo eliminó, ya que en el teatro el abuelo hablaba en argentino. Discépolo usaba un cocoliche que estaba en las calles. 

Tanto el libro, el blog como el teatro y la película tienen mucho de Italia y Discépolo. 

Es lo que yo hubiera querido hacer. Marcos (Carnevale) fue lector del blog, mucho antes del éxito teatral. Conoce todo lo que hay que saber. Su comprensión fue absoluta. No pude tener mejor director que él. 

—¿Siempre se pensó en una actriz para interpretar a Mirta Bertotti?

C: Si, a mí me parece que el travestismo tiene mucho sentido en el teatro, pero poco en el cine. Creo que los acercamientos de cámara lo hacen más complicado. En todos los casos, e incluso en las otras versiones escénicas que se hicieron fuera de la Argentina, como la de Brasil, Portugal o Francia el personaje de Mirta siempre fue interpretado por actrices. 

—Hace unos años dijiste: “No hay crisis editorial ni económica, sino moral”. ¿Lo seguís pensando?

C: Cada vez más lo creo. Cuando lo dije era una teoría, pero ahora quedó demostrado. 

—¿Las crisis económicas ayudan o hunden a un artista?

P: Como vivimos en un país donde la plata en general falta, nos la ingeniamos porque tenemos un gen cultural, audiovisual, teatral, cinematográfico muy grande que se tiene que expresar y encuentra las maneras más guerrilleras para hacerlo. Pero si hubiera dinero con toda nuestra creatividad nos iría mejor. 

C: Viví en España desde el 2000, con un país floreciente en la economía, pero muy dormido culturalmente, viendo quien tenía el mejor auto o celular. Cuando empezó la crisis en Europa entre 2008 y 2009, casi inmediatamente empezó a surgir el arte. El consumismo y estar creído que la vida no tiene cimbronazos no le hacen bien al arte. No tengo una mirada crítica sobre la Argentina. Entiendo que es sumamente ineficaz, pero para los cerebros caóticos como el mío, es ideal. 

—Es una película coral…

P: Tiene que ver con el género que abordamos. El grotesco por lo general es coral, tal vez por venir del antiguo conventillo. A mí me encantó estar en un elenco, con buena gente y talentosa. Fueron seis semanas muy intensas.

—¿Por qué te fuiste a Cataluña y después volviste?

C: Por la misma razón: una mujer. No me fui a España a vivir. Me dieron el premio Juan Rulfo en Francia y aproveché para pasear. Conocí a una chica catalana en París, me enamoré, por eso me quedé y luego tuvimos una hija. Quince años después me enamoré de una argentina y volví. Ya hace siete años que estamos juntos y tengo otra hija aquí. 

—¿Qué se siente cuando tu hija (Mora) sigue tus pasos en la actuación?

P: Hace bastante que está estudiando, desde sus nueve años, hoy tiene veinte. Ahora está haciendo una obra de teatro junto al hijo de Federico D´Elía, se llama El juego: inicios, los lunes en El Método Kairós. Creo que lo mejor es la vocación, ella está muy focalizada. Por mi parte nunca perdí mi curiosidad, la misma que cuando era amateur. Sigo teniendo la misma pasión y eso no está agotado.

 

Entre las huellas de la pandemia 

Con su productora Orsai Cine, Hernán Casciari ya realizó la película La uruguaya, sobre la novela de Pedro Mairal, en Montevideo, con dirección de Ana García Blaya, que se estrenará en el 2023. Anticipa: “Dentro de muy poco empezará también en Mercedes el rodaje de la miniserie Canelones con Verónica Llinás y Darío Barassi. Comparto el guión con Basilis, pero en este caso él también la dirige. Tenemos previsto que una vez que terminemos de filmarla la venderemos a una de las plataformas. No queremos que metan mano. Nosotros hacemos lo que queremos y después que la compre el que quiera. Armamos una cooperativa y la gente pone lo que puede o quiere y luego recibirá ganancias”. 

La pandemia se cuela en los recuerdos y Casciari subraya: “Pasé 404 días sin poder ver a mi hija mayor (Nina, hoy de 18 años), quien vive en Cataluña, con su madre. Eso me hizo mal. Me dejó marcado el corazón. Nunca antes me había pasado de tener un hijo lejos. Mi otra hija, Pipa tiene 5 años y es argentina. Mi actual mujer (Julieta) que es socióloga me está depurando y se me están abriendo bastante compartimentos que estaban cerrados”.  

Recién en el 2024 se podrá conocer a Diego Peretti como director de cine en la película La muerte de un comediante, producida por Orsai Cine. Aclara: “La idea es mía, el guión será de Hernán Casciari y Christian Basilis y tendré la codirección de Javier Beltramino. La haré después de la película de Los simuladores. Una parte transcurrirá en Bélgica, porque tiene que ver con la historia”. En días iniciará la película de Hernán Guerschuny, adaptación de Cyrano de Bergerac junto a Julieta Cardenali y Rafael Ferro y luego irá a España donde lo esperan para filmar una nueva ficción.