Tiempos convulsos vive la industria visual norteamericana, enfrascada en lo que a todas luces puede ser una escalada.
Repasemos los hechos: 1) hace pocas semanas, el gobernador de Georgia, Brian Kemp, firmó un proyecto de ley por el cual se declara ilegal el aborto si puede detectarse el latido del corazón del feto; 2) durante las siguientes semanas, figuras de Hollywood comenzaron a expresarse en contra del proyecto y de trabajar en ese estado norteamericano; 3) al mismo tiempo, otras figuras, como por ejemplo el creador de Lost, J. J. Abrams, avisaban que seguirían trabajando allí pero que donarían sus salarios a organizaciones como la ACLU (Unión Estadounidense por las Libertades Civiles) para que puedan llevar adelante la lucha en los tribunales contra el proyecto de ley si se promulga; 4) antes de ayer, el jefe de contenidos de Netflix, Ted Sarandos, fue el primer vocero de una compañía de la industria en anunciar formalmente que si se promulga la ley, retirarán las inversiones en el estado de Georgia, que brinda beneficios fiscales a la industria.
Ahora la novedad es que Disney se incorporó a la ola de rechazo al proyecto de ley. Ayer, el CEO de la compañía, Bob Iger, le indicó a Reuters en una entrevista brindada en el parque temático de Anaheim, California, que ve muy difícil para la empresa (líder en la industria audiovisual) permanecer en el estado de Georgia si se promueve la legislación propuesta por el gobernador. “Realmente dudo que podamos permanecer ahí”, dijo, “pienso que muchas de las personas que trabajan para nosotros no van a querer trabajar ahí, y vamos a tener que tomar en cuenta sus voluntades; por ahora estamos estudiando cuidadosamente cómo se desarrolla el proceso legislativo”.
Es una de las primeras ocasiones en que la empresa dominante en el streaming (Netflix) obra de la misma forma que la empresa dominante en salas de cine (Disney). Francas competidoras, se sabe que el objetivo de las huestes del ratón Mickey es ocupar el trono del streaming con Disney+, que se lanzará este año a precios menores a los de Netflix. Finalmente, el controvertido tema del aborto parece haberlas puesto en la misma vereda.