La paz llegará, al fin, a la vida de Victoria Brandi (Carina Zampini) y Marcos Guerrero (Sebastián Estevanez) porque en el último capítulo de Dulce amor vuelven a unirse, ya que él deja atrás su historia con Luciana (la actriz Vanesa González). Similar derrotero tendrán Julián Giménez (Juan Darthés) con Gisella (Florencia Ortiz), pese a que la añoranza de Natacha Bandi (Calu Rivero) será su talón de Aquiles.
De igual modo, Elena Ferri de Bandi (María del Carmen Valenzuela) y José “Pepe” (Arturo Bonín) tendrán su reencuentro romántico definitivo, como el de Isabel Fontana de Guerrero (Georgina Barbarossa) con el comisario Somoza (Claudio Santorelli).
En síntesis, los buenos alcanzarán su felicidad. ¿Y los “malos” como Gabriela Ahumada (Laura Novoa), Angeles “Angie” Green (Sol Estevanez), Lorenzo Amador (Pedro Segundo Cernadas) o Santiago Barrios (Christian Sancho)? Pudo saberse que de una forma u otra sufrirán las consecuencias de sus actos.
Según Ibope, Dulce amor debutó con un promedio de 13,3 puntos de rating el 23 de enero de 2012 (hizo picos de 17) y durante ese año todas sus emisiones se mantuvieron dentro de los cinco programas más vistos del día, para alcanzar una audiencia media de 19,3 puntos (con picos de más 22).
Desde Telefe esperan que la última emisión de la tira, que no tendrá una segunda parte, alcance los 30 puntos.
La audiencia de la novela fue el puntapié inicial de una charla distendida que Carina Zampini y Sebastián Estevanez mantuvieron con PERFIL, en el marco de una tarde primaveral, en los estudios de filmación ubicados en la localidad de Martínez.
—Tuvieron 301 emisiones. 59 en el primer puesto del rating televisivo, 119 en segundo lugar y 97, en tercero. “Dulce amor” estuvo entre los tres programas más vistos, a lo largo de 16 meses de emisiones... ¿Puede decirse que es “la novela del pueblo”?
ESTEVANEZ: Sí (rotundo) Totalmente…
ZAMPINI: Por lo que nosotros recibimos de la gente, en la calle, sí.
—Y en cuánto a esto, ¿cómo percibieron ustedes el feedback con el público?
Z: Que fue en aumento. Desde un primer momento pudimos ver que la gente se encariñó con los personajes que se presentaron. Y después, vemos cómo se van enamorando de la historia, identificándose con algunos de ellos. Y, hoy en día sabiendo que la novela está terminando, la gente siente que le van a sacar una parte de su día. “¿Y después qué hacemos cuándo se termine?”, se preguntan. Queda como un hueco, una pena…
E: Dentro de sus casas…
Z: Y esto tiene que ver con el in crescendo que generó el programa a lo largo de casi 16 meses de trabajo.
—¿Cuánto facilita la labor de ustedes que el productor general (Enrique “Quique” Estevanez) sea, además, uno de los guionistas?
Z: Es un placer tenerlo cerca. Se supo rodear de gente capacitada y le da al trabajador la posibilidad plena de hacerlo en libertad, aportando cosas todo el tiempo. Está atento a todo y sabe cuándo acercarse a señalar lo que sea necesario.
E: Cuando ve que el barco navega, se queda tranquilo. Es un productor presente…
—¿Se hicieron fans de su propia novela?
E: Sí… como comentarla entre nosotros. Estábamos muy enganchados. Por ejemplo, yo no leía toda la historia, salvo lo que necesitara para saber qué actitud debía asumir mi personaje, y me sorprendía viendo lo que ocurría en la tele. Ni idea tenía que lo mataban a Montalbán y cuando lo veo me quedé helado (risas). ¡En serio… no sabía que lo mataban! Y eso está buenísimo.
— ¿Recuerdan desde qué momento sus personajes toman el cariz definitivo que llevaron a lo largo de toda la historia?
E: Los cinco primeros libros estaban muy bien escritos porque fueron reelaborados durante unos cinco o seis meses, entonces, cuando llegás al set de grabación, la adaptación que tenés que hacer es muy corta. Desde la primera escena sentimos algo mágico.
Z: Todavía tengo la sensación de que fue un programa que sucedió. Con independencia de que cada uno de nosotros puso todo para que las cosas pasen. De hecho, la “comedia romántica”, que no estaba pautada desde el comienzo, se dio de manera natural. Con María Valenzuela (mi personaje es su hija ficcional) nos descubrimos, sin querer, siendo madre-hija hasta en la postura, con lo cual el rol familiar se dio con naturalidad. Fue un programa angelado en muchos aspectos.
— ¿Y por qué creen que ocurrían ese tipo de cosas?
Z: Quizá porque más allá de la complejidad que una trama tan larga puede tener, se elaboró desde lo simple…
E: Aunque no dejó de tocar temas muy fuertes, con los que la gente se identificó, como el de las paternidades desconocidas, que fueron apareciendo o disolviéndose, o la problemática de la donación de órganos.
—¿Les pesó de alguna forma la responsabilidad del rating?
Z: Al gestarse todo de una manera tan armónica, no.
E: Siempre veníamos a trabajar con las mismas ganas. Sabiendo, claro, cuánto habíamos hecho la noche anterior, pero, para nosotros era indistinto. A pesar de los cambios de horario, por ejemplo, la gente fue fiel, nunca nos abandonó. Y por eso le vamos a estar eternamente agradecidos al público. Nosotros le pusimos toda la garra.
—Más allá del cariño entre todos, hubo una desvinculación que dio que hablar… la de Calu Rivero… ¿Cómo la tomó cada uno de ustedes?
E: A mí me dio tristeza porque era parte de la familia.
Z: Y además como compañera de trabajo era divina… genial…
E: Cierto. La pasábamos muy bien con ella. Aceptamos su decisión y la re-bancamos.
De hecho, terminamos de grabar y todavía la extrañamos… y la queremos.
—Se los ve tranquilos con el resultado final…
E: Claramente. Porque pusimos todo lo que debíamos poner para hacer bien las cosas. En los 17 años que llevo trabajando en el medio, Dulce amor fue lo más importante.
Elenco multiestelar
Los aspectos que le dieron mayor dinamismo a la novela fueron, sin lugar a dudas, los cameos y las participaciones especiales, que sumados a un elenco multiestelar fueron el sello distintivo de Dulce Amor.
Y así fue que formaron parte de esta exitosa ficción los cantantes Sergio Dalma y Thian, los actores Agustín Canapino y Gabriel Corrado, los deportistas Jorge “Acero” Cali, Sebastián Crismanich, Christian Ledesma, el modisto Jorge Ibáñez y el conductor estrella de Telefe, Marley.
Tuvieron participaciones destacadas, Cacho Castaña, Silvia Pérez, Jorge Martínez, Christian Sancho, Mimí Ardú y Guillermo Pfening, entre otros, mientras que algunos lo hicieron de forma puntual, como Miriam Lanzoni, Lola Bezerra, Eunice Castro, Fabio Cuggini, Germán Paoloski, Mariana Espósito, Juan Pedro Lanzani o Araceli González, por citar a los más importantes.
El amor, vencer las diferencias sociales y las dificultades –ejes de una novela clásica– pero modernizada, en cuanto a lo visual, fueron algunos de los cimientos para alcanzar una enorme repercusión, que se reflejó en las redes sociales. Más de dos millones de contactos y seguidores, sumando todas las cuentas existentes de Dulce amor en Facebook y Twitter (aunque “oficiales” sólo hay dos) dieron cuenta de ello. Por eso es que el final, será con alfombra roja y acompañado por el público, “en vivo”, el próximo lunes, en el Teatro Gran Rex, donde podrán volver a ver a Calu Rivero. En las primeras horas de la mañana del jueves, ya se habían agotado todas las localidades de gentileza que había dispuesto la productora. Junto con el cierre de la tira diaria, será el lanzamiento oficial de La fotonovela de Dulce amor, editada por Reservoir Books, con la que prevén agotar bastante más que la primera edición de 8 mil ejemplares.