Se acaba de estrenar en Netflix la miniserie española Un cuento perfecto. Por supuesto que es una historia de amor de dos personas que están en relaciones de pareja no del todo satisfactorias, aunque en apariencia estén muy enamorados. Ella es la heredera de con imperio hotelero y él un chico que vive en el sofá de un matrimonio amigo mientras tiene tres trabajos para sobrevivir. Son dos personajes muy lindos, amenos, y están muy bien llevados por sus intérpretes, Ana Castillo y Alvaro Mel.
Son dos loosers, cada uno en su mundo, que van a generar identificación em el espectador en ocho episodios que se pasan rápido, así de ameno es el relato, basado en la novela de Elísabet Benavent (la misma autora de Valeria y Fuimos canciones).
La historia en sí te va dirigiendo, a partir de un vistazo a las vidas de estos dos personajes, a cruzarlos y fomentar una amistad sincera, en la que cada uno empieza a admirar las cualidades del otro. Cualidades que en sus entornos muchas veces quedan tapadas por los deseos personales de cada acompañante diario, con excepción de las hermanas de ella y del matrimonio con el que vive en el caso de él. Todos personajes muy hermosos. Y está la madre de la protagonista, un ser terrible, magistralmente encarnada por Ana Belén. Una delicia cada vez que aparecen todos ellos.
Hay salidas, caminatas, charlas profundas, ayudas mutuas para recuperar los noviazgos que cada uno perdió, y todo es tan ameno que dan ganas de seguir mirándola hasta el final. Además el relato tiene la particularidad de presentarte dos opciones de la misma situación: la que está en la cabeza de ellos y la que realmente pasa, hasta llegar a al final que, no por ser esperado, es menos hermoso. Especial para almas sensibles, que la van a adorar.